María Cortina me quiere gobernar

Sectores del gobierno se han enganchado en aclarar un hecho que no necesita ninguna aclaratoria. Se dejaron manipular por las redes sociales y se enfrascaron en que si estaba sancionada o no.

Muchas veces se ha hablado de la mente corta de los venezolanos. Olvidaron todos, hasta funcionarios del gobierno, de que María Corina, estaba acusada nada más y nada menos que por "traición a la patria". Por cierto, delito por el que en Estados Unidos le aplican pena de muerte a la gente: "contra la independencia y la seguridad de la nación", cuando en el 2015, la dirigente, siendo diputada de la Asamblea Nacional, aceptó ser "representante alterna" de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Por esa razón le aplicaron 15 años de inhabilitación para ejercer cargos en la administración pública, de los cuales tan solo ha cumplido 8 años, por lo que le quedan aún siete años en deuda. Quiere decir que su castigo durará hasta el 2030.

Por qué perder el tiempo entonces en una suerte de dimes y diretes en torno a si la sacaron del juego o no. En realidad fue ella quien se sacó del juego, porque a quién se le ocurre semejante desfachatez de aceptar la postulación de un cargo del Estado de otra nación, para actuar contra su propio país. Repito, busquen las leyes del Big Brother. En Estados Unidos, la ejecutarían. Pero en Venezuela no hay pena de muerte, aunque por su verbo y el odio con el que habla la dirigente de marras, es seguro que ella misma la instruiría para matar legalmente a todos los chavistas que existen, si fuera Jefe del Estado.

Pero por si fuera poco, la Fiscalía General de la República, la acaba de imputar y le prohibió salir del país –debe ser lo que más le dolió- porque desde febrero ha cometido el delito de instigación al odio, acusación por la que todavía no le han hecho cargos.

María Corina es la única miembro directa de la rancia burguesía venezolana, dentro de la oposición. Es decir, rica de cuna. Nació sin tener que pensar siquiera en, qué hamburguesa se comería y dónde, simplemente porque no solo tenía el dinero, sino los recursos; o un soufflé en París, o una carne dulce en Malasia, o cualquier exquisitez que se le ocurriera. No solo tenía el dinero, sino el avión privado para hacerlo y las tarjetas de crédito para avalarlas.

Y es importante entender esto, porque es la única forma de comprender que hasta su fecha de matrimonio, jamás recorrió una carretera venezolana, ni se comió un pedazo de cochino en la carretera, o una morcilla en un patio de bola, con una cerveza en la mano, y orinar "allá atrasito por donde están las planchas de zinc". Algo parecido a Henrique Capriles, que también es rico, aunque no de cuna, que jamás había recorrido el país porque simplemente vivía entre Francia y Estados Unidos, en sus tiempos libres, antes de ser un abogado que tenía que hacer algo y Henrique Salas Römer lo postula como candidato a diputado por Proyecto Venezuela, y se convierte en Presidente de la Cámara de Diputados. Allí nace la vida pública de Henrique. Nunca comió Sapoara, o soapara, como le dice él.

María Corina está formada para que le rindan pleitesía. A ella la esperan, ella no espera. A ella le rinden culto, a ella la admiran, a ella no le importa nadie, como todo potentado de cualquier parte del mundo, no cree ni en estos seres humanos, ni en ningún ser humano. Y es la razón de su comportamiento ante un gobierno que no solo ha afectado a las miles de empresas de las familias, sino sus brutales ganancias. No mucho en realidad, pero tampoco les gusta.

Pero lo que jamás va a perdonar María Corina, es el revolcón que le dio Hugo Chávez en la Asamblea Nacional. "Usted primero tiene que ranquearse con los suyos", le dijo con el mayor respeto, cuando ella le pidió un debate. Eso jamás será perdonado porque los burgueses no perdonan. Y es algo que deberían entenderlo todos, más las celestinas que se arrastran a ella y están a su alrededor para rendirle pleitesía y aplaudirle todas las necedades que diga, no importa lo necias que sean.

Aunque en resumidas cuentas, el enfrentamiento de María Corina no es contra el gobierno, sino contra sus propios compañeros de bando, o de banda, que es lo mismo. Fue el G4, el que razonó como razona todo el que tiene el poder, "nosotros somos los que decidimos y ni de vaina vamos a dejar que esta burguesa de mierda, venga a restregarnos su poder y su dinero. Tiene que llenarse las patas de mierda como nosotros. Tiene que reunirse con la gente, tiene que hablar y escuchar. Porque los que estamos en la calle no nos vamos a calar que venga ella por arriba e imponga su poder para ser candidata. No me jodas, Olmos, ya estoy cansado de esa vaina. La oposición está vuelta mierda por gente como ella, a quien todo el mundo le hiede. Bueno tú debes recordar el beso de aquella mujer del pueblo y que después ella se limpió. ¿Tú crees que la gente le perdona eso?", me comentó un dirigente de la oposición, quien destaca que quien manda es el G4.

Es esa la piedra de tranca de María Corina. Y debería cambiar su prepotente personalidad, comprar muchos kilos de humildad, que afortunadamente la venden y barata, para que sea la candidata de la oposición después del 2028. Es decir, después de que Maduro vuelva a ganar las elecciones.

En lo personal, creo que no debería ser candidato nunca. Porque sin ser nadie en la política, se atreve a aceptar un cargo para joderles la vida a los ciudadanos del país que la vio nacer, de presidente de la república, sin ninguna duda que entregaría la Guyana; donde por cierto, a estas alturas ya debería haber miles de venezolanos viviendo y colonizando ese territorio.

El dilema de la oposición es que no tiene candidato para enfrentarse a Nicolás, toda vez que también Henrique está sancionado por llamar a la gente a descargar su arrechera, lo que costó 47 muertos, incluyendo tres niños a los que un anormal los aplastó con un camión, en tierras zulianas.

Y es la razón por la que Capriles lanzó a Manuel Rosales, la única voz q ue pudiera acumular unos votos. Pero el filósofo del Zulia tiene un handicap, y es que no toda la oposición lo quiere.

Nunca tuvo más sentido la canción aquella de Ñico Saquito y Miguel Matamoros de 1958: "María Cristina me quiere gobernar/ y yo le sigo, le sigo la corriente". Es lo que ha debido hacerse con María Corina, seguirle la corriente, porque a final de cuentas, uno debe dejar que los locos hablen solos. No ven que viven en su mundo.

Caminito de hormigas…

20 dólares mensuales pagan los 500 usuarios que acuden a los gimnasios de los edificios tricolor o Bases de Misiones. Son 10 mil dólares que no entran al erario público, pero van a parar a algún lado. ¿Me van a decir que en las altas esferas, nadie sabe de esa operación? Ya sé que no soy muy inteligente, pero no tan pendejo como para no saber.

Rafael Rodríguez Olmos

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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

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