Crónicas cotidianas

Hasta que ya no pueda

Sentado en aquella mesa de plástico, puesta en la acera, justo al lado de la mesa donde la mujer amasa la masa, mientras vigila las empanadas que ya están en el caldero con aceite caliente, esperaba por mis empanadas, a las siete de la mañana, por allá en el mercado de La Candelaria. Ella simplemente miraba su caldero en una hornilla con la bombonita de gas abajo. Más allá una mesa con la caja de vidrio en donde exhibe su producción: empanadas o arepas. En la mesa donde esta la batea con la masa, también están los envases plásticos con tapa, cada uno con el relleno que le pondrá: carne molida, carne mechada, cazón, salchicha, pollo, pabellón, caraotas con queso, guiso, y, a veces, atún, por cierto, la que más me gusta. También, al lado están sendos potes grandes de plástico, de esos de cinco litros, uno con jugo de guayaba y el otro de naranja con zanahoria. Y al lado hay un banquito que tiene dos termos de café.

Cerca de la cabina de exhibición, guarda celosamente, envuelto en un mantelito rojo, el aparato en donde se meten las tarjetas de débito para pagar con punto. Hay solo dos mesitas de plástico con cuatro asientos cada una, donde algunos, como yo, pacientemente se sientan a esperar que las empanadas salgan del caldero. Otros, pasan, saludan, piden y aseguran que regresan por ellas cuando estén listas. Escuché pedir hasta diez empanadas para llevar. Al lado del caldero, una hornillita eléctrica sostiene el budare donde se cocinan las arepas.

"Puedes pedir lo que tu quieras. Y le puedo poner lo que quieras a tu arepa. Claro, si es adicional, te cuesta un poquito más, pero tampoco es mucho. También las empanadas te la hago como tu quieras. Ejemplo, si tú quieres que te haga una empanada con pollo, carne molida, mechada y atún, te la hago. Lo importante es que disfrutes el ratico que te sientas a comer".

.- Y a qué hora llegas a este lugar

.- A las 5:30. El vecino que estaba en su casa sin hacer nada, porque nadie le da trabajo, por viejo y por enfermo, me ayuda con la instalación de las cosas, carga las bombonas, los botellones de agua, despacha y pasa la tarjeta para cobrar. Y ahora tengo esta muchacha que contraté para que me ayude con el despacho y estar pendiente de los clientes. Aunque toda esta gente que viene, son los mismos de por aquí y son personas conocidas, trabajadores. No están dependientes de irse sin pagar.

.- Me di cuenta que te piden muchas para llevar

.- Si, casi no duran nada en la vitrina, así que tengo que hacer muchas. Hay un árabe que venden alimentos para animales que desayuna a las 8:30 en punto, y él me manda un mensaje de qué relleno las quiere. Yo tengo que calcularle que estén listas a esa hora, pero muy calientes porque las come así, cuatro empanadas todos los días. Tiene que ser así porque si el empleado se tarda diez minutos en venir y regresar, se arma un peo, se pone de mal humor y eso le dura hasta mediodía. Vino el encargado y me pidió el favor de que le tuviera las empanadas a tiempo para ellos no tener que calárselo por grosero, jajaja.

.- Y cuántas empanadas haces

.- Un día malo vendo 200. Pero mayormente son como 350. Hay veces que hemos vendido 500. Y se venden a 8 bolívares cada una y 10 las arepas.

.- Más el café y los jugos. O sea que la venta es buena.

.- Yo soy una mujer agradecida. No me hago rica, pero no me va mal. Ya las empanadas me dieron un carrito que compré. Yo misma le meto la mano, porque aprendí mecánica de mi esposo que murió. Él sabía mucho. Uso mi carrito para traer los corotos y para hacer diligencias, pasear a mis dos nietos que viven con su mamá allá en mi casa. Ella a veces viene y me ayuda, pero esos carajitos son candela, así que prefiero que no venga.

.- Te gusta tu trabajo

.- Pues trabajo mucho. De 6 a 2 de la tarde. Llego a la casa cansada, me echo un baño y me acuesto a dormir. Pero me gusta, aunque sea de lunes a lunes. La gente me quiere mucho, me respeta y me defiende. La otra vez un tipo se propasó y aparecieron como 50 hombres, muchacho, casi lo mataron. Aquí estoy bien, y voy a estar hasta que ya no pueda.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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