Los concejos municipales deben desaparecer

Históricamente, en la República Bolivariana de Venezuela la figura de las o los concejales y sus respectivos Concejos Municipales han sido inútiles, tanto como cenicero de moto. Podríamos percatarnos de esta afirmación, si inmediatamente intentamos recordar los nombres y apellidos de las y los concejales de los municipios en los que vivimos y nos podremos dar cuenta de que no los recordamos, excepto alguno que otro que haya destacado por algún desfalco o escandaloso acto de corrupción. Y, la verdad verdadera es que, aún siendo sujetos anónimos y casi clandestinos, éstos han hecho mucho daño a la vida social de la comunidad, tanto por sus inacciones u omisiones, como por sus acciones y aprobaciones de presupuestos, rendiciones de cuenta, desvíos de partidas, ordenanzas, resoluciones y reglamentos cargados de incoherencias.

Hoy, el balance desde la IV República, hasta la V, ha sido el que la vida municipal es un caos: desvíos de impuestos sin control previo ni posterior: incumplimiento de ordenanzas; tráfico de patentes y licencias; tráfico de permisos de construcción, urbanismo o comercio; plazas, parques y áreas comunes abandonados; abusos y anarquía del transporte urbano y extraurbano; suciedad, calles deterioradas; bachaqueros por doquiera, especulación y usura en todos los comercios y servicios, tanto los formales como los informales, En resumen, es el caos manifiesto con unos pequeños seres que no sirven a la vida social de la comunidad.

Contrario a los Consejos Municipales y sus concejales, han surgido a trocha y mocha, los Consejos Comunales y las Comunas, como expresión concreta y material del Poder Popular. Y junto con la Comuna, han surgido un conjunto de leyes, como las cinco del Poder popular, aprobadas y vigentes, pero que nadie le para esféricas, desde el año dos mil diez (2010), gracias a la tenaz persistencia del Comandante Hugo Chávez.

Pero, la Comuna tiene muchos peros, porque simple y llanamente, esta figura del Poder popular representa un estorbo en la vigencia y vida del viejo esquema y estructura capitalista, con la superestructura del Estado al servicio del Estado burgués, pues resulta que la Comuna hasta hoy es la que se preocupa, ocupa y encarga de las necesidades del ciudadano común, del vecino y de su entorno, aunque sin ningún poder real, por dos razones: porque nadie de la superestructura del Estado se lo ha hado, ni se lo ha querido dar; y nadie de los que la conforman, atenidos a las cinco leyes del Poder Popular, parece haberlas leído, porque, de lo contrario, sabría que la ley asiste al Poder Popular y éste no necesita que lo empoderen terceros para ejercer el Poder.

Ahora bien, como durante diecinueve (19) años de gobierno revolucionario hemos forzado por construir el Socialismo Bolivariano y Chavista del Siglo XXI, el tiempo es propicio para que, tanto la Soberanísima Asamblea Nacional Constituyente (ANC), como el Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, entreguen efectívamente todo el Poder a los Soviets, es decir, a las Comunas y se constituyan éstas, en cada municipio, con cada representación por circunscripción, en el Concejo de las Comunas en sustitución del Consejo Municipal, que rija la vida legislativa, el ordenamiento jurídico del municipio, la contraloría del alcalde y la planificación municipal, amén del control de los recursos y presupuestos municipales. No hay excusas para seguir relegando y castrando a la Comuna, mientras que la oportunidad luce favorable para empoderarla como corresponde y en beneficio de la vida social. ¡Comuna o nada!

 



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Luis Alexander Pino Araque


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