Durmiendo con el enemigo

Hemos venido alertando sobre las terribles e irreversibles consecuencias que tendrá el plan del "Arco Minero del Orinoco" (AMO), en el corto y largo plazo, sobre los frágiles ecosistemas de la Orinoquia y la Amazonia venezolana, que serán desbastados por la megaminería extensiva, porque liquidará progresivamente nuestro más preciado tesoro, las fuentes de agua dulce, la biodiversidad y las culturas ancestrales de nuestros pueblos originarios.

La política de captación de inversiones mineras en América Latina, bajo el patrón del "Consenso de Washington" y los auspicios del FMI y el BM, se basa en las exoneraciones tributarias, la flexibilización laboral y las concesiones de grandes espacios territoriales, para darle viabilidad y alta rentabilidad económica a los proyectos de minería extensiva. Esta facilita la extracción de minerales que se encuentran difusos en el terreno, como el oro y el cobre, mediante la remoción y procesamiento físico-químico de grandes extensiones territoriales, en los que se usa cianuro y ácido sulfúrico, causantes de múltiples accidentes y desastres ambientales. Por cada gramo de oro extraído hay que sacar al menos una tonelada y media de material, tala rasa, que luego es molido y procesado utilizando millones de litros de agua, a costa de alterar las cuencas hídricas superficiales y subterráneas, provocando una transformación radical del hábitat hasta que va adquiriendo el aspecto de un paisaje lunar.

Según decreto presidencial No 2.248, la minería en el AMO -en 111.843 Km2 y 12.2 % del territorio nacional- gozará del régimen de "Zona Económica Especial", ajustándose al patrón exigido por las transnacionales, incluyendo exenciones tributarias, facilidades aduanales in situ y la flexibilización de la normativa laboral. Así se podrían establecer enclaves mineros con "soberanía propia" en un territorio en el que, por diversas razones, el Estado no ha podido controlar la presencia de la minería ilegal, la invasión de garimpeiros, la criminalidad. Mientras el país está asediado por el imperio estadounidense y sus aliados en la región, con el AMO se abrirían "boquetes" en la retaguardia que les permitirían armar un "Caballo de Troya", para minar la soberanía y defensa de la Nación. Sería como dormir con el enemigo.



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Gustavo Márquez Marín

Carabobeño, nacido en Valencia, ingeniero egresado de la Universidad de Carabobo donde también ejerció la docencia, durante la gestión del Presidente Hugo Chávez se desempeñó como Ministro de Industria y Comercio (1999), Ministro de Estado para la Integración y Comercio Exterior (2005-2007), Embajador en Austria y Representante Permanente ante los Organismos de Naciones Unidas en Viena (2001-2004), Comisario General del Pabellón de Venezuela en la Expo 2000 Hannover (1999-2001) y Miembro de la Comisión de Negociación con Colombia de las Áreas Marinas y Submarinas (1999-2001).

 gamarquez2@yahoo.com

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