Hace veintidós años fue el hecho. Se partieron el cielo y la tierra, en rebelión cívico-militar, bajo el liderazgo, del entonces no mediático, aunque muy conocido en los rincones insurreccionales contra la opresión, Teniente Coronel y Comandante, Hugo Chávez.
Esta insurrección o alzamiento fue contra todo lo asqueroso de la llamada IV República, que como cáncer político-social, había corrompido y destrozado a la sociedad, generando una división entre unos ricos opulentos, corruptos y explotadores y otros, pobres y trabajadores explotados y víctimas inermes.
También, era de esperarse el fracaso de la operación del 4-F, por la traición y el engaño, porque había muchas manos en el caldo y muchos intereses de por medio, con sus respectivas mezquindades.
Pasado el tiempo, debemos ser autocríticos y reconocer que hasta el año 1992, la izquierda en general, había cosechado derrotas militares y políticas, entre torturas y muertes, a pesar de los buenos hombres y mujeres que se sacrificaban y ofrendaban sus vidas, razón por la cual, la irrupción del Cdte. Chávez, invocando al Pueblo y creyendo en el Pueblo, despertó ánimos de recelos, desconfianza y, hasta envidia, en muchos de nosotros, que veníamos bregando desde la izquierda, pero errática o infructuosamente.
Fue así, como ese "Por ahora" se convirtió en un "Para siempre", entre Chávez - Pueblo, que desde el gran día glorioso del 4-F, fueron los principales protagonistas de esta Revolución, que derivó, en democrática y participativa, con el protagonismo del Pueblo, para la construcción, como proceso, de una República Bolivariana, Socialista y Chavista, del siglo XXI, que además, hoy tenemos como legado que nos dejó con su obra, el Cdte Chávez.
Por lo anterior expresado, respecto del 4-F, al ver al Cdte. Chávez, dirigirse a la nación, se me ha hecho vívida en él, desde ese día, hasta su último aliento, la alegoría del grupo escultórico del sacerdote troyano, Laoconte y sus hijos, del siglo II a.C., quienes lucharon, hechos uno solo, contra dos serpientes marinas, Porces y Caribea, según la alegoría, que hoy, es metáfora del imperialismo y del capitalismo salvaje, en múltiples formas, para introducir en nuestros pueblos, ese "Caballo de Troya", cargado de invasores, saqueadores y explotadores, con los servicios de esas burguesía parasitaria, auri naranja, socia de Fedecámaras-Venamcham, ya que sus bufones de la llamada IV República, AD, COPEI y sus filiales, dejaron escapar la hegemonía del poder político.
Sirvan estas líneas, para que, desde nuestra mismidad, no dejemos que el sacrificio y la lucha revolucionaria del Cdte. Chávez, en defensa de su Pueblo, de los pobres del mundo y de esta revolución, no se pierdan, como se perdió la lucha de Laoconte, quien perdió a sus hijos, derivando en la devastación de Troya, a manos de invasores, gracias a la mentira y la traición.
Hoy, las hijas e hijos de Chávez y las hijas e hijos del 4-F, están formados y alertas, contra toda tentación y agresores, cual serpientes, internas y extranjeras. Hoy, la lucha sigue, porque Chávez vive en su Pueblo.