Gusta decir al afamado conductor del programa “ Dossier”, Walter Martínez, que en la política contemporánea, por el peso que hoy en día tienen los aparatos mediáticos, hay que manejarse en el análisis, indefectiblemente, en dos escenarios: el real y el virtual, siendo este último el que recrean, precisamente, los medios de comunicación.
El candidato perdedor de las elecciones presidenciales del pasado abril, en nuestro país, el gobernador mirandino, Capriles Radonski, tiende a debatirse en esos dos planos, convirtiendo lo virtual en real; siendo así como los medios que le son afectos, le recrean la matriz de que él ganó las elecciones pasadas, e igualmente, el manejo mediático sirve para proyectar la imagen de que en Miranda el ejecutivo regional cumple con sus obligaciones gubernamentales; es en ese campo irreal en el que el susodicho gobernador proclama una gestión que no termina de concretarse en la realidad; es decir, lo virtual reemplazando lo real.
En las Notas Paralelas de la semana pasada hacíamos mención de la última encuesta de la empresa GIS XXI, en base a una muestra aplicada, en el mes de julio, en varios municipios mirandinos (Brión, Sucre, Guaicaipuro, Plaza, Zamora, Lander e Independencia), cuyos resultados arrojan una tendencia que ya se veía venir: el 47% de la población rechaza la (no) gestión del gobernador Capriles Radonski, y el 44% considera como muy buena la gestión del gobierno nacional, encabezado por el presidente Nicolás Maduro. Estos son datos concretos que surgen de la realidad real.
Evidenciándose, de esta manera, que el “gobierno de calle” y la efectiva labor que ha venido desplegando CORPOMIRANDA, en su corta pero intensa actividad, ya se hacen sentir positivamente en la percepción de la comunidad mirandina.
Mientras que, en contrapartida, se observa una clara tendencia de descontento hacia el gobierno regional que, cada vez, muestra indicios de su negligencia e incompetencia para atender las responsabilidades que le fija la CRBV; tendencia que en las semanas subsiguientes a la encuesta mencionada se ha venido acentuando, poniéndose de manifiesto en las diversas protestas que afloran a lo largo y ancho de la entidad mirandina, exigiéndole al ejecutivo regional una atención que brilla pero… por su ausencia. El pueblo le reclama a Capriles atención y soluciones a sus problemas, pero este, obnubilado por su ilusa obsesión presidencial, en su escenario virtual, se desentiende de sus funciones específicas, dándole preferencia a viajes al centro imperial para reforzar los planes golpistas.
Para quien analice la gestión Capriles en Miranda, con datos en la mano, rápidamente ubica el carácter ficticio que embarga tal ejercicio gubernamental. Por ejemplo, si revisamos el área educativa, en la que se observa , en esta semana de inicio de actividades escolares, una diversidad de protestas en diferentes municipios del estado, en las que docentes, representantes y estudiantes se movilizaron para cuestionar las pésimas condiciones de las instalaciones donde se imparten enseñanzas, se concluye que, ciertamente, Capriles (des)gobierna en base a la mentira, la tergiversación de los hechos, a fin de cuentas, procurando hacer ver, que los problemas en esta área son atribuibles al gobierno nacional.
Veamos que nos indica la realidad, apoyándonos en datos precisos que nos aporta un boletín del Bloque de Legisladores Socialistas del Consejo Legislativo del Estado Bolivariano de Miranda (CLEBM):
“En el mes de junio de 2012 la dirección de Educación… firmó con los gremios un convenio de pagos para la cancelación de un conjunto de deudas contraídas con ese sector tales como: Homologación de sueldos en base al acuerdo sostenido entre los gremios docentes y el Gobierno nacional, Diferencias de Aguinaldos, Bonos Vacacionales, Jubilaciones entre otros. Cabe resaltar, que en el marco de la campaña electoral el gobernador ofreció en forma unilateral un 15% adicional de aumento por encima de lo acordado a nivel nacional, sin contar con los recursos presupuestarios para hacerlo y esto se constituyó en otra deuda más de las ya contraídas…”.
La intención conflictual se observa cuando personeros del ejecutivo regional, comenzando por el gobernador, señalan que… “el incumplimiento de esos compromisos es responsabilidad del Gobierno Nacional por el cerco financiero que le mantiene al Gobierno Regional”, siendo esto la causa, según esa versión, por la que no se honran las deudas con los educadores. Cuando lo real es que no han diligenciado, oportunamente, las gestiones para cancelar las deudas, tan es así que no las incorporaron en el Presupuesto para el año 2013; pero sí “…han venido creando la matriz de opinión que afirma que el Gobierno Bolivariano, castiga al pueblo de Miranda por haber elegido al Gobernador que tiene”; aviesa conducta que hay que desenmascarar ante el pueblo noble de Miranda. Negligencia, incapacidad e intencionalidad golpista, es lo que resalta en esta práctica caprilera.
El CLEBM ha actuado con la mayor diligencia aprobando todos los requerimientos crediticios que el ejecutivo regional ha solicitado, teniendo siempre presente que lo fundamental es atender las necesidades de la población; pero ante la perversidad e ineptitud del gobierno regional sólo queda ponerse al frente del clamor popular reclamando eficacia y transparencia en la gestión pública.
Capriles pretende generar, en su desventurada estrategia de soliviantar el orden constitucional, un clima de conflictividad social auspiciando, en Miranda, un conflicto magisterial que podría servir de espita a un movimiento de descontento y protesta de los educadores a nivel nacional cuando se aprestan a iniciar las discusiones de un nuevo convenimiento contractual con el Gobierno Nacional. Se le olvida al gobernador mirandino que, en esta oportunidad, guerra avisada no mata soldado y menos cuando el escenario de la batalla tiene el tufillo virtual que le es tan apetecible.
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