Chávez: el oro se prueba con fuego

Sábado 08 de diciembre de 2012. La hora: 9: 10 p.m. Me encontraba compartiendo con una amiga, Tamara Fernández, trayendo a la memoria eventos de hace por lo menos quince años. Ese día había transcurrido con mucha agitación, pues la noche anterior el Presidente Chávez había llegado de Cuba con buen ánimo, tal como se había dejado ver a través de algunas cámaras de ciertos medios de difusión masivos. Las especulaciones en torno al Presidente de Venezuela iban y venían. Pero convencida como estaba que el ser humano no puede navegar en medio de tanta incertidumbre, asumí la jornada de ese sábado como todos los demás.

Llegó la noche y con ella una alocución del Presidente. El cuerpo todo se me erizó. Sospechaba que algo inesperado diría. Escuché con mucha atención lo que expresaba el Presidente, y como quería asegurarme de que mis allegados lo escucharan también, empecé a enviar mensajes y llamé por teléfono… Lo que el Presidente debía manifestar, de seguro, era de tal importancia, que uno no debía desmayar en los esfuerzos para que el entorno manejara la información ipso facto.

Cuarto revés

Cuando el Primer Mandatario se refirió a la necesidad de una nueva intervención quirúrgica, sugerida por el equipo de médicos cubanos, sentí como si una estocada me hubiera atravesado el tórax totalmente. Al llegar a casa seguí escuchando la alocución. Ahora el Presidente pedía una autorización ante la Asamblea Nacional para viajar a Cuba y poder someterse a una nueva intervención quirúrgica, pues se le había encontrado, luego de otros análisis hechos en la hermana isla, nuevas células cancerígenas en el área ya afectada. Por lo tanto, la operación era “absolutamente imprescindible”, tal como lo refirió con el mismo temple del acero que siempre lo ha caracterizado.

La alusión a un nuevo milagro terminó por desencajar a no pocos, pues se trataba de una realidad verdaderamente inmerecida. No obstante, debo decir que entre los distintos escenarios posibles y probables, la posición adoptada por Chávez era la más conveniente para el país y, sin duda, más allá de nuestras fronteras.

Allí demostró su formación militar: esa que se apega al plano normativo o al deber ser. Y en lo que puede interpretarse como un verdadero ejercicio de anticipación y prospectiva, espetó con sin igual entereza que “si se presentara alguna circunstancia sobrevenida que me inhabilite para continuar al frente de la presidencia de Venezuela para terminar los pocos días que quedan o para concluir el período para el que me eligieron, Nicolás Maduro debe concluir como manda la Constitución”.

Pensamiento estratégico

Ahora pienso que la solicitud hecha por Chávez al pueblo, relativa a que fuese Nicolás Maduro el próximo Presidente de la República Bolivariana de Venezuela -en el caso de ser necesaria una convocatoria a elecciones presidenciales- es la más idónea. Confieso que estuve haciendo un ejercicio, una matriz, en la que establecí varios nombres y definí algunas variables tales como: fortalezas, impacto social, relaciones con el partido, relaciones con otros países, etcétera. El resultado coincidió con el anunciado por el Presidente. En lo que no comulgo, en forma alguna, es con el escenario que maneja el Presidente en torno a su enfermedad.

Si estuviera a su lado no dudaría en decirle que el oro se prueba con fuego… Es una prueba de la que muchos venezolanos están convencidos que logrará pasar con éxito. Esto es lo que hemos invocado en nuestras oraciones y lo que hemos pedido sin descanso a Dios.

Además, que el Presidente haya hablado de la vida, de su vida como lo hizo, es sin duda admirable. Y digno de admiración también es la cantidad de sentimientos de amor, de conexión afectiva que ha logrado sembrar en el pueblo que hoy vi llorar luego de lo que dijo en su alocución.

Apoyemos al Presidente haciendo praxis. No desmayemos en ello. Que no nos cobije ninguna sensación de tristeza -aunque parezca inevitable. No nos dejemos llevar por interpretaciones que no tienen cabida en este contexto histórico. La realidad factual nos habla de otros hechos, de otro escenario. Chávez está siendo sometido a intervención quirúrgica… A la oposición, angustiada por ver a Chávez fuera del tablero del ajedrez, que se calme. Porque ahora le puede volver a tocar el turno al pueblo. No es una provocación. Es una realidad.

marbemavarez@yahoo.es

(*) Periodista. Trabajadora Social. Profesora universitaria



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Marbelys Mavárez Laguna (*)


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