La crítica anarco-comunista a la revolución bolivariana

No voy a asumir muy confiadamente que el lector tenga nociones sobre el significado básico de la palabra ANARQUÍA como pensamiento socio-filosófico (digo básico porque hoy existen muchos tipos de anarquía, hasta unas que defienden al neoliberalismo), ni que en discusiones políticas no acostumbre a tomar a veces dicha palabra en su acepción corriente de "caos", "desorden", "libertinaje", etcétera, tal como es corriente en los discursos de la derecha. 

No obstante, recordemos que el pensamiento socialista está profundamente marcado por el concepto de ANARQUÍA, y que la diferencia entre Marx y Bakunin fue sólo metódica, en modo alguno finalista: ambos concebían la sociedad futura como comunista y anárquica, sin Estado. Pero no hay dudas que el concepto de ANARQUÍA está profundamente estigmatizado y que ha de resultar para muchos un tanto nebuloso. Afortunadamente existe toda una literatura al respecto.


Entre los primeros anarquistas habría que contar a Lao-Tse y a Heráclito... No obstante, por prerrogativas prácticas, de actualidad, bastaría con decir que hoy en día sería tan insensato no leer a Bakunin (anarquista) como no leer a Marx; no leer a Emma Goldman (anarquista) como no leer a Rosa Luxemburgo; no leer a Enrico Malatesta (anarquista) como no leer a Gramsci. Para quienes saben algo de marxismo, pero ignoran todo sobre el anarquismo, el libro de Malatesta llamado Anarquía es más que un eficaz "nivelador". 


De todos modos, he aquí algunos pensamientos tomados al azar de diversos autores, los cuales dejan claro que la ANARQUÍA no tiene nada que ver con desorden, etc., sino todo lo contrario:

"la anarquía es la máxima expresión del orden político"

"la anarquía no es una teoría de la utopía, sino de la organización"

"la anarquía es la máxima expresión del orden, basado en cosas naturales, sin coacciones ni violencia"

"la libertad no es la hija, sino la madre del orden"

"la autoridad no sólo NO es necesaria para la organización social, sino que, además, vive de ella como parásito"

"la anarquía es: el orden menos el poder"

Los anarquistas sostienen, en general, que entre los atributos del ser humano están las capacidades de éste para organizarse socialmente en forma espontánea y natural. Aducen los anarquistas que nuestra civilización creó, sin embargo, un estado de cosas degenerado, antinatural para la especie. Hoy en día estaríamos "por debajo" de los animales en relación a dicha organización espontánea y natural, y estaríamos obligados a operar una revolución.

No obstante, para ello, esto es, para avanzar, gracias a dicha revolución, hacia una armonización integral de nuestra especie, y entrar en coherencia con nuestra propia naturaleza y alcanzar un estado de identidad comunal (organizado socialmente según aquel equilibrio universal del cual hablaba Bolívar, o aquel principio de justicia que parece regir todo cuanto existe en la naturaleza, y que genera la idea misma de equilibrio), para lograr ello, digo, la palabra "revolución" no basta. Faltaría aún definir cómo sería dicha revolución, cuál sería su método.

Pero antes de hablar del método se impone también, claro está, definir lo que es esencialmente una revolución (ya que toda revolución, cualquiera sea su método, ha de consistir en algo esencial). Y ocurre que este algo esencial de la revolución no es otra cosa que una toma del poder. La revolución pasa invariablemente por una toma del poder, específicamente del poder que detentan los beneficiarios del status quo.

Y es aquí —ahora sí—, en esta toma propiamente dicha del poder donde entra en juego aquello del método a utilizar. Básicamente hay dos formas:

a) se opera dicha toma del poder a través de una toma de las instituciones existentes (las mismas desde las cuales se ejercía el poder opresor); o

b) se opera a través de una sustitución y abolición radical de esas instituciones.

En el caso de la Revolución Bolivariana, se está tratando de operar la toma del poder a través de las instituciones existentes, si bien reformándolas en lo posible, y creando nuevas extensiones de las mismas. Se espera darle, eso sí, al conjunto un empleo distinto del anterior, darle una funcionalidad social y humanista. La Revolución Bolivariana constituye una toma del poder que sostiene implícitamente, como idea metódica fundamental, la necesidad del Estado, y proyecta un país o una sociedad inmediata basada en el Estado Nación. La Revolución Bolivariana se plantea, pues, tomar el poder y transferirlo luego al pueblo a través del Estado, y se propone reciclar las instituciones tradicionales de éste (si bien con modificaciones) mediante una purificación de las mismas. Lo cual quiere decir que Revolución Bolivariana, al menos hasta ahora, "cree" o "supone" que dichas instituciones —tanto como el Estado del cual derivan— son necesarias, indispensables y sobre todo éticamente viables. Esto es, que no son esencialmente despositarias del virus de la corrupción. Que no fomentan por sí mismas el delito y la confiscación del poder popular. Que no son en realidad una delicada construcción de dominación cuya vocación de servicio es sólo aparente.

Pues bien, es aquí donde la anarquía comunista disiente:

La  ANARQUÍA no cree en estructuras recicladas creadas por el orden históricamente opresor. No cree en ninguna de las instituciones emanadas del concepto de Estado, pues considera a éste el principal confiscador del poder popular. No cree en un ente que se toma a sí mismo, desde sus orígenes, como necesario e indispensable frente a una supuesta falta de capacidad inmanente al género humano para la organización espontánea y natural entre los individuos. Estima que el Estado es una invención que sobre todo se necesita a sí mismo, que vive por su propia vida antes que por la de aquellos a quienes en principio se debe. Porque la ANARQUÍA es una especie de Psicología de las estructuras humanas, que estudia sus intenciones y se ve por lo tanto obligada a desconfiar especialmente de aquellas destinadas a acumular —por cualquier motivo— alguna cantidad de poder. Ve como un "cuento chino" a todas aquellas estructuras que provienen del Estado, que obedecen a la idea de una gestión central, y que se presentan como única alternativa. Tal desconfianza en dichas estructuras —que podríamos llamar deontológica— le viene a la ANARQUÍA de su observación sistemática de las razones que han sido evocadas siempre en favor de un Estado necesario, y el contraste de éstas con la catastrófica realidad histórica en que dichos entes centrales han sumido por siempre a los pueblos.

Cabe entonces preguntarse si desde el punto de vista de la ANARQUÍA comunista la crítica a la Revolución Bolivariana tiene o no tiene fundamento. Este es, me parece, el verdadero punto a partir del cual podría comenzarse un debate serio acerca del tipo de revolución que más nos conviene como pueblo, si debate serio ha de haber.

La ANARQUÍA plantea que es un error histórico hacerlo a través del Estado, y la Revolución Bolivariana lo está haciendo a través de él. Se dice, por ejemplo, que Bakunin predijo el fracaso de la Unión Soviética, y que por lo tanto sus ideas triunfaron sobre las de Marx, quien defendió el Estado como indispensable en el tránsito hacia la sociedad socialista. Todas las buenas intenciones marxistas se vieron atrapadas, frustradas y corrompidas en el cuerpo vivo de una burocracia generada por un Estado que Marx consideró indispensable. Pero para los anarquistas, donde hay Estado hay burocracia inevitablemente, y como la naturaleza de ésta es, según ellos, no sólo potencialmente sino congénitamente corrupta, resulta entonces que una hipotética burocracia "sana" sólo podría estar constituida por individuos de una elevadísima moral, es decir, los mismos que corresponderían a una sociedad que no precisa ya de Estado ni de burocracia, sino que viven en redes comunales confederadas...

Entonces, ¿tiene sentido o no la postura anarquista?

Si vemos que la burocracia, como clase política inevitable instalada entre la dirigencia del Estado y el pueblo, se convierte sistemáticamente en un problema más para la sociedad, en una fatal red de micro-poderes autónomos y mafias que fácilmente asfixian y someten a cualquier país, y que suponen, para colmo, la necesidad permanente de una revolución dentro de la revolución, ¿cuál sería, pues, su real justificación revolucionaria?




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Xavier Padilla


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