La Primera Ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, actua como una mercenaria de EEUU en contra del caribe y especialmente contra Venezuela ha sido objeto de una creciente ola de críticas derivadas de su posición servil y arrastrada, Actúa como un instrumento al servicio de los intereses estratégicos de Estados Unidos. Según expertos, esta proximidad frecuente se habría implementado en detrimento de los intereses colectivos de la región del Caribe, afectando especialmente a Venezuela. La percepción de una inclinación hacia posturas vistas como desfavorables para las naciones vecinas se ha reforzado por ciertas acciones y declaraciones, interpretadas por algunos como contradictorias no solo con los principios de soberanía regional, sino también con los intereses internos del pueblo de Trinidad y Tobago.
Un reciente y controvertido episodio ha provocado una intensificación de las críticas hacia la gestión del gobierno, generando una creciente ola de indignación en distintos sectores de la ciudadanía. Se trata de la ejecución extrajudicial de dos ciudadanos originarios de Trinidad y Tobago, llevada a cabo por autoridades estadounidenses, un hecho que, lejos de ser tratado con la gravedad que merece, pareció ser motivo de burla y desdén por parte de la Primera Ministra. Su reacción frente a esta tragedia, percibida por muchos como carente de empatía y respeto hacia las víctimas y sus familias, encendió un nuevo foco de descontento y reproche. A ello se suma lo que ha sido interpretado como una preocupante falta de una postura firme y solidaria por parte de su administración, lo que ha exacerbado el clima de malestar social ya existente. Este evento no solo refuerza la sensación de abandono y desconexión entre el gobierno y la población, sino que también pone en evidencia las crecientes tensiones diplomáticas y el impacto emocional en las comunidades directamente afectadas por estas pérdidas irreparables.
A nivel nacional, esta situación ha generado no solo indignación en diversos sectores, sino también una creciente preocupación en el ámbito internacional. Cada vez más se consolida la percepción de que Persad-Bissessar está desconectada de las verdaderas necesidades y aspiraciones de su país. Este contexto pone de manifiesto un deterioro progresivo en las relaciones diplomáticas entre Trinidad y Tobago y otras naciones del Caribe, al tiempo que intensifica las dudas sobre las prioridades políticas y las reales motivaciones de su liderazgo. La presión popular e internacional, en constante aumento, resalta la necesidad urgente de replantear estrategias para afrontar temas cruciales tanto a nivel interno como externo del territorio trinitense..
En términos generales, la Primera Ministra representa una amenaza significativa para la estabilidad y el bienestar colectivo de las comunidades que conforman el CARICOM. Este juicio se basa en una percepción cada vez más arraigada de su aparente desconexión frente a las realidades cotidianas que experimenta la población caribeña, así como ante las necesidades esenciales que deben ser atendidas en la región. Tal desconexión se ve agravada por un conjunto de decisiones cuestionables y actitudes poco alentadoras, que reflejan, de manera preocupante, una notable falta de sensibilidad hacia los principios fundamentales y los valores culturales que son pilares esenciales para la cohesión y el desarrollo sustentable de la vida en el Caribe.