La cumbre Trump-Putin desecha a los rusófobos

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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Cualquier persona razonable tendría que dar la bienvenida a la cumbre entre el presidente Donald Trump y el presidente Vladimir Putin a realizarse el día 16 del corriente en la ciudad de Helsinki.

Sin embargo, lo que resulta muy significativo es el clímax de los injuriosos intentos provistos por la prensa occidental para arruinar la venidera conferencia. Los enemigos políticos de Trump en Estados Unidos están furibundos por el hecho que él está dispuesto a enfrentarse de modo cordial y constructivo con el líder ruso.

Los argumentos anti Rusia están siendo utilizados para denigrar a Putin y por extensión a Trump por el hecho de hacer la conferencia. Trump está siendo vapuleado por osar reunirse con un supuesto "autócrata" el cual supuestamente "anexó Crimea" y quien supuestamente ayuda a un "dictador" cómplice en Siria y quien supuestamente ordenó a los agentes del Kremlin "interferir en las elecciones de Estados Unidos."

Acerca de esta última acusación de interferencia electoral, un reciente análisis realizado por Jack Matlock, ex embajador de Estados Unidos ante la Unión Soviética, resulta bienvenido y altamente instructivo. Matlock que es versado en la evaluación de archivos altamente secretos, hace una fulminante evaluación en el sentido que las acusaciones de la denominada inteligencia norteamericana sobre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos el año 2016 fue "políticamente motivada". El respetable diplomático desmiente la "inteligencia" y consiguiente invocación de los medios de prensa como la anteriormente cocinada y vergonzosa estafa de las supuestas armas de destrucción masiva de Irak. Definitivamente, fabricada.

En años recientes, la lista de las supuestas infracciones rusas ha sido estirada como elástico. Pero como el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguey Lavrov convincentemente señaló en una reciente entrevista con medios de prensa británicos, ninguna de estas atenuadas acusaciones jamás ha producido una evidencia substancial.

Uno sospecha que el extraño caso esta semana de un hombre y una mujer ingleses que fueron supuestamente envenenados por un tóxico nervioso es un planificado y oportuno recordatorio del caso de envenenamiento de Skripal que ocurrió en Salisbury hace cuatro meses. Como todas las campañas de prensa occidentales que tratan de calumniar a Rusia los supuestos casos de envenenamiento reposan sobre afirmaciones e insinuaciones peyorativas tejidas por un diligente e indeseable órgano de prensa.

Probablemente, la elección del momento oportuno para esta última "noticia" sobre una supuesta arma química de origen soviético empleada en Gran Bretaña, es una oportuna excusa para seguir socavando la próxima cumbre Trump-Putin.

La próxima semana también veremos en Bruselas una gran cumbre de la OTAN durante la cual los delegados se obsesionarán –como siempre y tediosamente lo hacen—sobre la supuesta agresión rusa. El extraño caso de envenenamiento de esta semana en Inglaterra –que las autoridades ahí han utilizado una vez más para implicar una participación rusa—sin duda alguna se prestará para aumentar la animosidad de la agenda de la OTAN.

Los opositores políticos de Trump en Estados Unidos han sido apoyados por los Atlanticistas en Europa quienes están reclamando que su reunión con Putin "pone muy nerviosos a los europeos", para citar al ex premier sueco, Carl Bildt, que escribe en The Washington Post.

Se trata de una acusación generalizada. Dicho de manera más precisa, la gente a la que Trump está poniendo nerviosa son políticos elitistas europeos como Carl Bildt, quienes han hecho una lucrativa carrera desde que eran animadores de la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas. Resulta razonable presumir que la mayoría de los ciudadanos comunes de la Unión Europea –unos 500 millones de personas—están contentos de ver que los líderes de las dos más grandes potencias nucleares del mundo inicien un diálogo largamente esperado para reducir las terribles tensiones y traten de reparar las gravemente dañadas relaciones entre Oriente y Occidente.

Un punto de discusión que circula en los medios de prensa occidentales es el de comparar de manera desfavorable la reunión de Trump con Putin con la cumbre anterior con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. Los detractores de Trump en Estados Unidos y en Europa sostienen que él hizo demasiadas concesiones a Kim en torno a la desnuclearización de la Península de Corea. Ha habido una permanente campaña en los medios norteamericanos –citando anónimas fuentes de inteligencia norteamericana—alegando que Corea del Norte está engañando a Trump con sus promesas.

Ese evento está siendo aplicado a la reunión de Trump con Putin en Helsinki.

Variadas cabezas rusofóbicas parlantes como el ex embajador norteamericano Michael McFaul están asegurando que Trump va ser utilizado y embaucado por el artero Putin, como también lo fue por Kim Jong-un. Pareciera que estos cínicos estarían más contentos con un conflicto, incluso una guerra, en vez de realizar esfuerzos por la paz.

Semejantes opiniones negativas no son otra cosa que un cínico oportunismo de parte de poderosos intereses creados entre militaristas, expansionistas de la OTAN y sus acólitos europeos para descarrilar la cumbre Trump-Putin o por lo menos limitar gravemente los esfuerzos del presidente norteamericano para tratar normalmente con Rusia.

Ambos líderes tienen mucho que discutir en un esfuerzo para comenzar a resolver problemas altamente peligrosos para la seguridad global. Esto incluye zanjar el conflicto en Ucrania y Siria y así mismo reducir las tensiones por el aumento de las fuerzas militares de la OTAN a lo largo del flanco occidental de Rusia. Dejar que estos problemas se enconen podría encender un conflicto mayor y desastroso entre las dos superpotencias nucleares.

Con certeza, se necesita urgentemente que Trump y Putin se enfrasquen en conversaciones directas para mitigar las peores tensiones desde el fin de la Guerra Fría hace más de un cuarto de siglo a la fecha. Desde que Trump asumió el cargo hace casi dieciocho meses, se ha reunido con el presidente Putin solo en dos efímeras ocasiones en foros multilaterales. Hace tiempo que se espera que los dos líderes se reúnan en una cumbre total para negociar cara a cara de manera profunda. Tanto a favor de Trump porque está haciendo justamente eso a pesar de los detractores y fantaseadores que reclaman la "influencia rusa sobre el presidente norteamericano."

En vez de darle la bienvenida a este encuentro, como paso importante para asegurar la paz mundial, una gama de poderosos intereses, tanto de Estados Unidos como de Europa haciendo todo lo que pueden para sabotear estas cruciales conversaciones de alto nivel.

Los rusófobos con sus perversas predilecciones guerreristas están siendo expulsados para que todo el mundo los vea y condenarlos como vituperables saboteadores de la paz mundial.

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