La Hojilla, Aporrea, crítica y autocrítica

El querer consolidar un proceso de cambio, en especial uno revolucionario, implicar reconocer que las dinámicas de la realidad venezolana cambian día a día. La importancia de la crítica y la autocrítica se vuelven, no solo necesaria, sino imprescindible. La intensidad de la crítica (desde la contrarrevolución) en Venezuela es alta, está alimentada por razones reales y muchas veces por razones falsas o mal intencionadas. Por otra parte la autocrítica (desde la revolución) hasta el año 2012 fue relativamente baja, entre otras causas, por el liderazgo que emanaba el presidente Chávez. No era fácil hacerle una crítica ya que, como en cualquier debate, se exponía a recibir una respuesta del comandante de la revolución, lo que no era poca cosa, sin embargo se hacía. Esto tampoco significa que no se hiciera a escala mayor, un ejemplo, que se repetiría varias veces, fueron las llamadas tres erres; revisión, rectificación y reimpulso.

La autocrítica sin la presencia física de Hugo Chávez ha tomado un nuevo auge, se ha abierto el espacio mucho más que antes y el primero en impulsarla es el propio presidente Nicolás Maduro. Maduro ha asumido un papel similar al que protagonizó Chávez en 1999, queriendo conocerlo todo, lo bueno, lo malo, los amigos, los oportunistas y asumiendo más de una vez los errores de entes públicos como propios, emplazando a los asistentes de sus alocuciones a hablar sin tapujos en plena cadena nacional. ¿Cuál es el problema de la autocrítica? Radica en la falta de formación ideológica y la poca de información del militante. Es decir formación y comunicación.

Para la contrarrevolución esto no es un problema ya que no les hace falta formación para criticar, no importa si los datos o la información que utilizan son ciertos o no, les dan credibilidad porque los ha dicho algún medio privado. Todos sus razonamientos terminan diciendo <hay que sacar a Maduro>, lo mismo que decían de Chávez. En el sector revolucionario la cosa no es tan fácil, se invierte la carga de la prueba y hay que demostrar que lo dicho por el adversario es falso, la información no llega oportunamente (o no llega nunca), a esto se le suma de que al no tener formación sociopolítica cuando llega la información entonces no hay la capacidad de dar una explicación convincente. Quienes apoyan al proceso revolucionario son confundidos, desinformados y muchos terminan aceptando la opinión contraria por acción u omisión.

Es necesario mejorar la calidad de la autocrítica, aquí es bueno recordar aquella historia de las tres puertas, donde antes de decir algo debemos preguntarnos ¿estamos seguros de que es verdad? ¿es bueno? ¿es necesario y útil? Luego de contestar estas preguntas podemos entonces ubicar el cuestionamiento en el presente; la denuncia y la alerta, pero esta autocrítica debe ir acompañada de la propuesta. No queremos una crítica destructiva, ese es el papel de la contrarrevolución, necesitamos una crítica constructiva, con alternativas que aporten nuevas ideas a la revolución. De lo contrario caemos en el riesgo de servir solo de insumo a la contrarrevolución, cuya meta no es corregir las posibles fallas sino retomar el poder por las buenas o por las malas.

Hay que reconocer los límites de la autocrítica, ¿hasta qué punto debemos actuar abiertamente? Hasta que nuestra autocrítica aporte más cosas buenas que malas, cuando lleguemos a este límite y se nos cierren las puertas públicamente entonces volvemos a lo interno, llegando hasta donde podamos llegar y ser escuchados. Ejercer la autocrítica de igual manera implica asumir la responsabilidad por lo que se pudo hacer y no se hizo. Si hay algún responsable por la inexistente política comunicacional y la ausencia de formación ideológica son quienes se autoproclaman la vanguardia o los intelectuales orgánicos.

La recomendación a la Hojilla, aporrea y a quien escribe es: iniciar la autocrítica con nosotros mismos, el primer enemigo a vencer está en nosotros, en nuestras cadenas ideológicas. Hagamos críticas y autocríticas que construyan el difícil camino hacia un mundo mejor. Sin perder nunca la perspectiva estratégica de Hugo Chávez. Gracias a la Hojilla y a aporrea por ser dos luces que iluminar en camino. <Primero muertos que bañados en sangre>.



astolfosangronis@yahoo.com



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