Detienen en Rusia a Boris Wolfman, presunto traficante internacional de órganos humanos

Detienen en Rusia a un presunto traficante de órganos humanos

Detienen en Rusia a un presunto traficante de órganos humanos

Credito: Agencias

Boris Wolfman, un ciudadano de doble nacionalidad, ucraniana israelí, de 40 años, fue detenido en el aeropuerto de Moscú sospechoso de suministrar partes del cuerpo humano a una clínica clandestina en Pristina, Kosovo.

Según los informes, Wolfman podría enfrentarse a hasta 15 años de cárcel tras ser deportado de Turquía a Rusia.

Wolfman está siendo acusado de dirigir una red de tráfico de órganos humanos que se extiende a través del Atlántico desde Costa Rica hasta Kosovo.

El presunto traficante de órganos, confesó abiertamente que se saltaba las listas de espera para las personas que necesitaban trasplantes de riñón, corazón o hígado.

"Es obra de Dios", afirma. Su empresa está registrada bajo el nombre de "En el Nombre del Cielo".

Wolfman, conocido por llevar una vida de lujo junto a su glamorosa esposa, fue acusado repetidamente de hacer negocios donde quienes vendían sus órganos vitales, recibían muy poco dinero, mientras el los vendía por enormes sumas. Sin embargo, él ha negado repetidamente cualquier actividad que estuviera fuera de lo legal.

Según informes reacabados, sus clientes eran ciudadanos depaíses ricos, como: Estados Unidos, Canadá, Israel y Alemania, que pagaban hasta 150.000 libras esterlinas por un riñón sano.

Según acusaciones, habría obtenido órganos de "refugiados, personas necesitadas y vulnerables" de Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Moldavia.

Wolfman ya había sido detenido en Turquía bajo sospecha de intentar extraer órganos de refugiados sirios empobrecidos para entregárselos a clientes adinerados.

También estuvo detenido en Tirana, la capital de Albania, y en Israel.

En documentos policiales anteriores, se le describía como un individuo "seguro de sí mismo, sincero y calmado", con "penetrantes ojos azules, de abundante cabellera negra y un tatuaje distintivo que le cubría el hombro derecho".

Su detención quedó registrada en un vídeo del aeropuerto de Vnukovo en Moscú, donde culmina una larga investigación de las autoridades rusas que se remonta a casi dos décadas de trabajo para poder lograr su captura.

"Era solicitado internacionalmente por las fuerzas del orden rusas por los cargos de tráfico de personas, como parte de un grupo del crimenorganizado y por causar intencionalmente lesiones corporales graves", dijo la mayor general Irina Volk, del Ministerio del Interior en Moscú.

Según los investigadores, entre 2006 y 2008 el sospechoso fue miembro de un grupo organizado transnacional dedicado al tráfico de personas para la extracción de órganos vitales para su uso en la industria clandestina de trasplantes.

'El perpetrador y sus cómplices se aprovecharon de la confianza de varios ciudadanos rusos, persuadiéndolos para que viajaran a Kosovo y aceptaran, a cambio de dinero, someterse a operaciones para la extrqcción de sus riñones.

'Como consecuencia de los procedimientos ilegales realizados en una clínica médica privada de Pristina, los donantes habrían sufrido daños y graves lesiones corporales.'

Pudo ser finalmente detenido después de que se iniciara una ardua búsqueda internacional del sospechoso en la que participó la Interpol.

'Gracias a la cooperación con aliados extranjeros a través de los canales de la Interpol, se pudo determinar su paradero en Turquía.

'Como resultado de la acción coordinada entre la Oficina Interpol rusa y sus homólogos internacionales, el hombre solicitado fue deportado de Turquía.

'A su llegada desde Estambul a Moscú, fue detenido por las autoridades que trabajaban es su búsqueda.'

Wolfman, recientemente, se había convertido en exportador de aceite de canola producidos por ciudadanos turcos que eran distribuidos a una cadena de supermercados israelíes.

Según los informes, también se dedicaba al suministro de cítricos de Turquía a Israel, así como propietario de una empresa de envasado en Turquía.

El detenido argumentó en su defensa: 'En nuestra empresa no tenemos ningún contacto con el órgano…'.

'Lo único que hacemos es que el cliente se asegure de que este procedimiento no tiene nada que ver con el tráfico de órganos.

'Si una persona decide infringir la ley, ese es un asunto entre esa persona y la ley.'



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