Gracias le damos, Gabriel

Lunes, 22/12/2025 10:14 AM

En la que, dolorosamente, nos despedimos de un nuevo desengaño, por elegir –tantas veces– al menos malo en vez del mejor. (Treinta y cinco años después, los buenos aún no postulan

 

“Superarán otros hombres, este momento gris y amargo”

(Salvador Allende Gossens)

 

Gracias le damos, Gabriel,

por las tareas no hechas

y entregar a la derecha

el gobierno y el poder.

Nada podemos hacer

–señor de las volteretas–

con sus vueltas de chaqueta,

pues son hechos consumados:

hoy usted se va forrado

a gozar sabrosa dieta.

Usted se va pa su casa,

otros van pa’l campamento;

unos, detrás del sustento,

otros, a evaluar las tasas.

Así, la vida se pasa

entre sueños y dolores,

o entre acciones y valores

que en el mercado se transan

mientras muere la esperanza

en este campo de flores.

Muy malo es robar caudales,

como hizo Pinochet;

tan malo es lo qu’hizo usted:

defraudar connacionales.

Sin sopesar ambos males,

la plata se recupera;

rellenar la faltriquera

no devuelve la confianza

pues toda la fe no alcanza

pa sostener la quimera.

El globo se desinfló

y de un viaje se fue al suelo,

no fue muy lejos su vuelo

y el legado se esfumó.

¿Qué derecho tengo yo

de reclamar por lo obrado?

El derecho que he ganado

por confiar en sus promesas

y lamentar la certeza

de haber sido otro estafado.

¡Qué problema pa su niña

cuando los libros de Historia

contradigan la memoria

a que en su casa la ciñan!

Cuando su foto destiña,

seguirá presente el daño,

la decepción, el engaño,

la pena y la frustración,

y dirá la población:

"no me hablen ya, de esos años".

Hoy no se agolpan los niños

para verlo cuando pasa,

ni en las rejas de su casa

pa demostrarle cariño.

Hay un cierto desaliño

en su discurso reciente:

su tono grandilocuente

se percibe desmañado;

por si cuenta no se ha dado,

ya no le cree la gente.

No intente volver al ruedo;

rota la gran ilusión,

no aguantará la nación

tanto bochorno de nuevo.

No regrese, que no puedo

imaginar más desaires;

los sueños los llevó el aire,

y la cruda realidad

es saber que usted se va

torpemente y con desgaire.

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