Esta operación militar sucede a las interdicciones recientes del superpetrolero Centuries, ocurrida la madrugada del sábado, y del buque Skipper, efectuada el pasado 10 de diciembre. Hasta el momento, la Casa Blanca no ha emitido una respuesta oficial ante las solicitudes de comentarios sobre este nuevo abordaje.
La estrategia de Trump busca eliminar la principal fuente de ingresos del gobierno de Nicolás Maduro. Expertos del sector petrolero advierten que, si Venezuela pierde su capacidad de exportación, los tanques de almacenamiento alcanzarán su límite máximo, lo que obligará a Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) a clausurar sus pozos de extracción.
Como parte de esta escalada, el gobierno estadounidense designó a la administración de Maduro como una organización terrorista extranjera bajo acusaciones de narcotráfico. El caso del petrolero Centuries destacó debido a que el buque no aparecía en la lista pública de sanciones de Estados Unidos, aunque navegaba con bandera de Panamá y transportaba cargamento perteneciente a una empresa china.
La portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, justificó las acciones a través de una publicación en la red social X, donde aseguró que la embarcación transportaba petróleo de Pdvsa sujeto a sanciones.
Por su parte, la vicepresidenta y ministra de Hidrocarburos de Venezuela, Delcy Rodríguez, rechazó la maniobra estadounidense. Rodríguez calificó la incautación como un «grave acto de piratería» y denunció formalmente el robo y secuestro del petrolero por parte de las fuerzas de Estados Unidos.