Continuación...

Lunes, 22/12/2025 10:06 AM

Ahora bien, la turbia campaña contra el supuesto "narcotrafico" se ha convertido en el despliegue militar más grande estadounidense en el mar Caribe, y en una clara amenaza militar contra Venezuela y a estas alturas ya han confiscado dos superpetroleros cargados con petróleo que zarparon de nuestros puertos y destinados a las repúblicas de Irán y China, en una clara violación del Derecho Internacional lo que convierte a EE.UU en un país forajido y corsario.

Todos los ataques y las ‘fake news’ de EE.UU contra Venezuela y el Presidente Nicolas Madura, la encabeza el cuarteto Donald Trump, Marcos Rubio, Peter Hegseth y María Elvira Salazar, quienes tratan de culpar a Maduro como responsable de todos los males del mundo: que Maduro le vende uranio a Hezbolá, que vende la cocaína que surte el mercado de consumidores de EE.UU, que la vende a Irán, que la vende a Hamás y a Hezbola; les falta decir que la Nasa no envía cohetes a la Luna por culpa de Maduro. Jamás se habían pronunciado tantas sandeces por personas que se creían cuerdas y que están representando a un gran pueblo como el de Estados Unidos, el cual les está diciendo: "No War for Oil! ¡No a la guerra por petróleo! No Blood for Oil! ¡No sangre por petróleo! América Latina y el Caribe es zona de paz.

Muchos países y personalidades han estado rechazando la política norteamericana de amenazas, bloqueos marítimos y aéreos contra Venezuela pués, para construir una América del Sur próspera y pacífica hay que combatir las verdaderas amenazas a la soberanía que son la guerra, las fuerzas antidemocráticas y el crimen organizado. El continente sudamericano teme nuevamente, la enorme presencia militar en el Caribe, frente a Venezuela, de una potencia como EE.UU, situación actual que pone a prueba los límites del derecho internacional. Esta arrogancia imperial tiene el tupe de subsumir la Carta de las Naciones Unidas, sin anestesia, pero si con misiles y piratería.

El pueblo venezolano debe hacer proezas para librarse de los enemigos que actualmente lo envidian y lo odian, para dispersar los soberbios y derribarlos de sus viles tronos y enaltecer a los humildes. Debe asumir la sabia y milenaria sentencia pronunciada por Pompeyo el Grande.

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