George. W. Bush, siempre hablaba de cruzadas, emulando el enfrentamiento entre los cruzados de los movimientos religiosos europeos, que en términos civilizatorios es en el presente, una conceptualización de guerra entre las religiones, confrontamos el Siglo XVIII para entender el movimiento de las expediciones que fueron nueve.(9) Dada en una bandera blanca y, una cruz de color rojo en el centro, Lo que implica el campo de los infieles y, el otro aquellos cristianos y ciudadanos que se encuentran bajo el contenido fundamentalismo del Islam.
Estados Unidos de Norteamérica ha entendido capitalizar su propia conmoción internacional, y busca consolidarse y, busca consolidarse como única autoridad del mundo, utilizando todas las cancillerías de occidente, como un amuleto diplomático para desplazar los maleficios del medio interno territorial.
Los primeros objetivos de la guerra, busca impactar la imaginación, quebrantando la simbología de los países rivales controlados por los tres imperios surgidos, después de la II Guerra Mundial, que se traduce en el control absoluto de la materia económica, dando a cada acción un orden mediático para lograr un impacto, y una suerte de golpe de Estado televisivo.
La alta inflación nos abarrota, y nos lleva a una crisis global que dio su comienzo hace treinta años, ocasionando el quiebre de empresas multinacionales en el Cono Sur, incluyendo a las hilanderías y textilerías, que, en algunos casos fueron rescatadas por entidades bancarias, donde las inyecciones de dinero pasaron el billón de dólares. Los daños materiales por todos son conocido, y el mundo financiero es estremecido y socavado por mafias bursátiles que se instalaron en México, donde estaban los núcleos de poder de las guerrillas, y otros fueron alimentados por el marketismo del mundo desconocido.
El tifón de los bancos del Asia se fue al Occidente, porque era más fácil resaltar las bondades del mercado americano. Y, era un espectro que se veía venir desde 1929, y reventó en 2024 por la complacencia de caballos formados por el Fondo Monetario Internacional para tener una sola voz, cuando llegase el momento de ir por las minas de oro, que tanto les gusta a los economistas norteamericanos, y damas como Hillary Clinton.