Estados Unidos no persigue sus delincuentes

Viernes, 22/08/2025 12:18 PM

Estados Unidos lanza sus barcos para restituir el libre comercio de la droga en América.

Estados Unidos ha lanzado desde hace ya bastante tiempo acusaciones a diestra y siniestra de estar rodeado por estados delincuentes o dominados por ellos que solo quieren aprovecharse de su bondad y prosperidad. Esta distorsión de la realidad parece que es aceptada sin mayor criterio por el grueso de la población norteamericana a la hora de disfrutar los beneficios que le genera el imperialismo, sin tomar en cuenta los medios por los que lo consiguen.

Aunque puede haber grupos que tengan una mirada más responsable como el uso de la fuerza sin termino es utilizada discrecionalmente por los Estados Unidos, la mayor parte de la población asume como válidos estos planteamientos y como son difundidos por las redes y medios de comunicación de ese país.

A pesar de su retórica de seguridad y orden, Estados Unidos no enfrenta con seriedad estructural la delincuencia y la pobreza que se reproduce en su propio territorio. Las causas profundas —desigualdad, exclusión, racismo sistémico, desindustrialización de zonas urbanas— son ignoradas o maquilladas por políticas punitivas que solo refuerzan el ciclo de violencia. Las cárceles se llenan, pero las comunidades se vacían de oportunidades.

El narcotráfico, la violencia armada y el crimen organizado no son fenómenos marginales: están entrelazados con intereses económicos, políticos y hasta geoestratégicos. Mientras se proyecta como juez global, el Estado norteamericano tolera o incluso alimenta redes delictivas que operan con impunidad. La lucha contra la delincuencia se convierte en espectáculo, no en transformación.

El comercio de drogas tiene un impacto significativo en la economía de Estados Unidos, tanto legal como ilegalmente. Aunque hay esfuerzos continuos para combatir el narcotráfico y reducir el consumo de drogas, los enormes recursos financieros generados por estas actividades a menudo complican esos esfuerzos. Saque usted la cuenta una tonelada de droga vendida en las calles puede producir millones de dólares.

Algunos argumentan que la magnitud del comercio de drogas puede hacer que sea difícil erradicarlo completamente, ya que genera empleos, ingresos y otros efectos económicos, incluso en las comunidades donde se produce y distribuye. Esto también alimenta problemas como la violencia, la corrupción y la desigualdad. Por lo tanto, algunos expertos abogan por enfoques alternativos que incluyan la regulación y la despenalización de ciertas sustancias. Pero algunos estiman en un 10 % la "contribución" que hace el comercio de drogas ilícitas a la economía de Estados Unidos.

Para soslayar las verdades estructurales que sostienen la producción y el consumo de drogas en los Estados Unidos debemos vincular su manejo mediático con el concepto de "locus externo" profundamente desarrollado: Estados Unidos tiende a proyectar sus conflictos, amenazas y soluciones hacia fuera. El enemigo siempre está afuera, el caos siempre es importado, la culpa siempre es del otro. Esta externalización le permite evadir responsabilidades internas y justificar intervenciones en otros países.

En lugar de mirar hacia adentro y transformar sus propias estructuras, el sistema político y mediático estadounidense construye narrativas que desplazan el foco de atención, convirtiendo la política exterior en una cortina para ocultar sus propias fracturas sociales y sus negocios ilícitos. Así, el locus externo no es solo una estrategia discursiva, sino una arquitectura psicológica y geopolítica que sostiene su hegemonía. No pueden resolver el problema de la droga porque sostiene el sistema y más fácil es decir que Maduro es el culpable, antes que la población se percate y exija una solución contundente.

Estados Unidos no perseguirá a sus narco traficantes, son una pata de la mesa que sostiene el sistema y como no puede señalarlos como los verdaderos enemigos del pueblo de los Estados Unidos, crea enemigos externos para sostener su narrativa y la imagen que la acompaña, presentándose ante su electorado como si defendieran realmente a su país. Para eso las medidas de control y destrucción de drogas que ha tomado Venezuela donde está la mano de Diosdado, Padrino y Maduro y que está afectando sus ingresos y su comercio, que tanto necesitan en momentos que necesitan incrementar sus ingresos, han servido de acicate.

Así el precio de la droga ha aumentado considerablemente pasando de 12. 000 dólares el kg. A 25.000 en New York, y hay quien dice que puede estar en 75.000 dólares, hablando del precio mayorista. Ningún gobierno aguanta esto diría Trump, hay que detener a Maduro, Diosdado y Padrino para restituir el libre comercio de la droga en América. Y unos barcos aparecen en el mar Caribe.

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