Entre la Parada y la Villa del Rosario a poca distancia del puente Internacional, que une a estas poblaciones con San Antonio del Táchira; el 23 de agosto, apareció una valla de 8 metros de largo y 3.5 metros de alto, en idioma ingles; donde ofrecían 50 millones de dólares por el presidente Nicolás Maduro y 25 millones de dólares por Diosdado Cabello, ministro del Interior. Además, publicaba un correo, donde llamar para dar parte de su ubicación. Esta acción es una agresión a un país hermano, y más si esa figura es la del ciudadano presidente de la república, electo en libérrimos comicios y a su ministro del Interior. Mas, si ese agravio es por un delito que no tiene sustentación alguna, ni apego a ninguna realidad, donde lo involucran por pertenecer a un Cartel de los Soles, que solo existe, para ser puestas por el imperio norteamericano, como argumento para arreciar contra el país y sus instituciones[LR1].
No cabe la menor duda, que detrás de esta valla esta Alvaro Uribe Velez, que no necesita presentación, por su largo y dilatado prontuario. De haber pertenecido a los carteles de la droga, hasta numero tiene; además por estar involucrado en desapariciones, asesinatos, masacres y paremos de contar, contra ciudadanos de ese país. Ya el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, una vez que tuvo conocimiento de la ´polémica valla, lo denunció con nombre y apellido. No es para menos que las sospechas apuntan hacia este señor; por sus cercanías con la ultraderecha fascista, cuya máxima exponente es María Corina Machado y Leopoldo López. Recordemos que Uribe Velez una vez que abandono la presidencia de su pais, señaló con el mayor sarcasmo que "le había faltado tiempo" por no haber lanzado a una invasión hacia Venezuela. Recordemos que fue uno de los impulsores en la famoso altercado aquél llamado como la "batalla de los puentes", el 23 de febrero de 2022, bajo una supuesta ayuda humanitaria, pero el propósito era una invasión a nuestro país..
Lo que no nos explicamos, es que la valla fue colocada en una via por donde circulan cualquier cantidad de vehículos; tuvo que ser un ciudadano común y corriente; íngrimo y solo quien se apeó de un vehículo con placas colombianas, arranco la publicidad; en medio del público presente; mientras tanto la municipalidad, que tiene sus oficinas a poca distancia, no salieron a desprenderla, no obstante que quienes la colocaron no habían cumplido con la permisología.
Luis Roa
[LR1]No cabe la menor duda que detrás de estas