Según quien lo porte, según la causa que defienda, el poderoso fusil de asalto Kalashnikov puede servir para liberar o para oprimir, pero de lo que no hay ninguna duda es de que se trata de una máquina de matar. Una de las más eficientes y utilizadas del Planeta.
De acuerdo con un nuevo informe de la campaña Armas bajo Control, dado a conocer el 26 de junio, durante la conferencia mundial de la ONU sobre armas pequeñas y ligeras en Nueva York, al menos durante los próximos 20 años el fusil de asalto Kalashnikov seguirá siendo el arma más utilizada en las zonas de conflicto, ya que su regulación es muy deficiente.
Según el informe, en la actualidad, el Kalashnikov, con sesenta años de historia, se fabrica cada vez en más países, debido a la falta de regulación y control a escala internacional existente sobre su producción, venta y uso, según el informe "AK-47: The World's Favourite Killing Machine".
Los AK-47 son usados para “masacrar, mutilar, violar y abusar, torturar y alimentar los delitos violentos en países tan diversos como Afganistán, República del Congo, Estados Unidos, Irak, México, Reino Unido, Sierra Leona, Venezuela y Yemen”, añade el informe.

El elevado número de plantas de producción en todo el mundo, su falta de control, la disponibilidad y venta generalizada de los excedentes de este tipo de armas y la carencia de normas y leyes universales sobre la regulación de sus transferencias permiten que los Kalashnikov caigan en manos de intermediarios de armas sin escrúpulos.
De esta manera, el mortal AK-47, en
sus diversas variantes de diseño y funcionalidad, puede caer indistintamente en
manos de grupos armados de liberación, como en Irak y Palestina, o
ser utilizado por narcotraficantes, delincuentes comunes, o por grupos
marginales violentos que se alimentan del accionar delictivo.
La falta de regulación del arma llevó a que el inventor de la misma, el teniente
general Mijail Kalashnikov, solicitase controles más estrictos.
En una declaración a la campaña Armas bajo Control, señaló el general Kalashnikov: "Debido a la falta de un control internacional de la venta de armas, las armas pequeñas llegan a cualquier lugar del mundo y se utilizan no sólo para la defensa nacional, sino también por agresores, terroristas y todo tipo de delincuentes [.] Cuando veo en la televisión armas pequeñas del modelo AK en manos de bandidos, me pregunto a mi mismo: ¿cómo se las agenciaron estas personas?.
En una entrevista publicada por el
Financial Times, en junio pasado, Mikhaïl Kalashnikov realizó un llamamiento a
limitar el comercio de armas "Es necesario introducir sanciones estrictas hacia
los que violen el acuerdo internacional", declaró Kalashnikov.
El fusil AK47 (por Automat Kalashnikova 47, el año de su entrada en servicio en
el ejército entonces soviético) puede provocar la muerte a una distancia de
1.500 metros.
"No me molesta que mis armas sirvan para las liberaciones nacionales o para la defensa", señaló Kalashnikov, de 86 años. "Pero cuando veo que gentes de paz son asesinadas y heridas por estas armas, me siento infeliz y en cólera", agregó. "Me tranquilizo diciéndome que inventé ese fusil hace 60 años para proteger los intereses de mi país", afirmó el anciano general ruso.
Kalashnikov, quien preside a
los armeros de Rusia y ha escrito cinco libros, lamentó que sus fusiles "no
siempre sigan los fines con que fueron creados".
"No es mi culpa que sean empleados en conflictos interétnicos y de otro tipo.
Son los políticos quienes no se ponen de acuerdo en cuestiones de litigios", se
disculpó en sus declaraciones en Cuba citadas por la agencia EFE.
El veterano general recuerda
que en 1947, siendo un joven sargento de primera, le otorgaron el "Premio Stalin"
de primera clase, valorado en 150.000 rublos (equivalentes a 5.475 dólares) por
ser el inventor del fusil AK, y que con ese dinero se compró un automóvil
cuyo nombre significaba "victoria".
Kalashnikov dijo que tiene entre sus mayores satisfacciones que le obsequiaran
dos veces con el título de "Héroe del Trabajo Socialista" en la
desaparecida URSS y que un busto suyo fue erigido en su localidad natal en 1958.
Pero, y como dice un viejo refrán: el hombre propone y Dios dispone. Y el
invento de Kalashnikov, el mortal AK-47, una vez que vio la vida se desparramó y
multiplicó como los panes de Jesús por el mundo.
Según el
informe de la campaña Armas
bajo Control, se
calcula que en la actualidad hay no menos de 100 millones de AK-47 en el
mundo, así como diversas variantes de su diseño, que se encuentran en los
arsenales de los Estados de al menos 82 países y se fabrican en no menos de 14.
Esta cifra -según el documento- va a aumentar debido a que Venezuela firmó recientemente un acuerdo para montar y fabricar el fusil Kalashnikov en el país, siendo el primer experimento en su género en América Latina.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció el mes pasado que planificaba convertir a Rusia en su socio para la fabricación de fusiles Kalashnikov AK-103 y de repuestos para aviones de combate Sukhoi.
La agencia venezolana ABN describió al fusil Kalashnikov AK-103 como "un arma individual destinada a aniquilar las fuerzas enemigas vivas de blindaje menor y para abatir al personal enemigo en combates cuerpo a cuerpo por medio del acople de su bayoneta. Está compuesto por un fusil, un cargador, un porta fusil, una bayoneta y bericu, un estuche de accesorios, una aceitera y una baqueta. Cuenta con tecnología de punta, como su freno de boca que no sólo reduce el efecto del retroceso sino que permite al tirador mantener la precisión del tiro sobre el blanco aún en tiro en ráfagas".
En el momento de entregar 30 mil
fusiles automáticos de asalto AK-103 a los distintos componentes de la Fuerza
Armada Nacional, en junio pasado, el presidente Hugo Chávez Frías detalló los
alcances del fusil AK-103, entre ellos mayor capacidad de carga y poco peso.
Además, dijo Chávez, permite mayor maniobralidad al soldado que lo utiliza.
La disponibilidad generalizada
de los fusiles Kalashnikov y de sus diversas variantes es una herencia de la
guerra fría.
En un principio, el gobierno de la ex Unión Soviética fomentó su fabricación entre sus aliados, pero había poco control de los acuerdos de producción y en algunos casos ni siquiera existía uno de estos acuerdos.
Durante la Guerra Fría, en plena conflicto por áreas de influencia entre la Unión Soviética y EEUU, se suministraron millones de AK-47 a diversos movimientos y regímenes revolucionarios.
Durante los años posteriores a la
caída del régimen soviético las armas siguieron en circulación, comercializadas
en "blanco" por gobiernos de todo el mundo, y por grupos empresariales que
controlan su venta y circulación en el "mercado negro" del armamentismo.
"El AK-47 es el símbolo del descontrol actual del comercio de armas, que
destruyen vidas y haciendas. Sólo unas normas universales que controlen a
quienes las fabrican y a quienes los venden garantizarán que no caigan en las
manos equivocadas" señaló Irene Khan, secretaria general de Amnistía
Internacional.
"Carentes de control y
regulación, los AK-47 se han utilizado para asesinar y mutilar y han agudizado
los conflictos y la pobreza en los países más pobres del mundo. Un millón de
personas de todo el mundo han firmado una petición solicitando un control más
estricto de las armas. En esta conferencia de la ONU, los gobiernos deben
acordar normas universales sobre la venta de armas pequeñas y contribuir a poner
fin a este sufrimiento", afirmó Jeremy Hobbs, director de Oxfam Internacional.
Según Amnistía Internacional, "la proliferación incontrolada de los AK-47, como la de otras armas de fuego y armas ligeras, ha acarreado millones de muertes y un sufrimiento generalizado, sobre todo en algunas de las zonas más pobres del mundo".
En junio pasado, los activistas de la campaña Armas bajo Control entregaron la petición gráfica más numerosa del mundo, la petición Un Millón de Rostros, al secretario general de la ONU, Kofi Annan, en Nueva York.
En la petición se solicitan controles de armas más estrictos y se incluyen las imágenes de un millón de personas de más de 160 países que han muerto debido al uso de armas livianas desde que comenzó la campaña Armas bajo Control en 2003.
Si los gobiernos no aprovechan esta oportunidad para impedir que las armas de fuego caigan en las manos equivocadas, 1.800.000 personas más morirán como consecuencia de las armas de fuego, antes de que se presente otra ocasión para emprender acciones", afirmó Rebecca Peters, directora de IANSA.
A las armas las carga el capitalismo
Si bien la opinión de las corrientes y organizaciones pacifistas contra el armamentismo adquieren relevancia y significado "moral" dentro de los foros de la ONU, la cuestión de la fabricación y distribución de armas es un fenómeno inherente al funcionamiento del sistema capitalista.
Según un informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) en junio pasado, el gasto en armamentismo insume 1,12 billones de dólares del presupuesto militar mundial.
EEUU representa el 48% de gasto militar global, seguido a distancia por Reino Unido, Francia, Japón y China con entre un 4 y un 5 por ciento cada uno", añadió el instituto financiado por el Gobierno sueco.
El gasto en armas supuso el 2,5 por ciento del producto interior bruto del
mundo, o un gasto medio de 173 dólares per cápita.
El año pasado continuó un proceso de concentración de gasto, añadió el informe, ya que los
15 países con los gastos más altos supusieron el 84 por ciento del total.
Curiosamente (o no tanto) las primeras potencias fabricantes y/o consumidoras de armas, con EEUU a la cabeza, son las creadoras y sostenedoras de las Naciones Unidas (ONU) donde funcionan y se expresan estos foros y organizaciones pacifistas contra el armamentismo.
Como sostienen muchos investigadores y expertos, las propias trasnacionales armamentistas (principalmente del Complejo Militar estadounidense) financian a través de ONG a las organizaciones pacifistas que desarrollan campañas contra el armamentismo en la ONU y en los foros internacionales.
¿Confusión?, ¿Doble discurso?, ¿planeta esquizofrénico?
Nada de eso: el sistema capitalista tiene en la venta, fabricación y distribución de armas uno de sus mercados más rentables y expansivos, y debe mantener activos los conflictos armados, las "guerras contra el terrorismo", y las invasiones militares que insumen tecnología y armamento de última generación.
Razón por la cual la economía estadounidense, por ejemplo, si se parara la producción armamentística que gira alrededor del programa espacial, del programa de seguridad inspirado en la "guerra contraterrorista", y el equipamiento de sus fuerzas armadas de ocupación diseminadas por todo el Planeta, entraría en colapso generalizado.
Atentos a esta realidad, verificable, estadística y comprobable, hay expertos y países que no sucumben a los cantos de sirena de las campañas pacifistas "moralistas" contra el armamentismo motorizadas desde la ONU (organismo controlado por EEUU y las potencias productoras de armas) y se dedican a enfocar el tema desde una óptica más pragmática y realista.
En definitiva, el asunto del fusil Kalashnikov es como la guerra y la violencia: su finalidad depende de quién lo use y para qué lo use.
Como señaló el viejo general ruso al comprobar el uso y la leyenda negra en que cayó su invento: "Me tranquilizo diciéndome que inventé ese fusil hace 60 años para proteger los intereses de mi país".
Algo de eso quiso decir el presidente venezolano Hugo Chávez cuando al entregar los 30.000 AK-103 a las fuerzas armadas de Venezuela, señaló que "con este hecho Venezuela está derrotando la pretensión hegemónica imperialista del Gobierno de Estados Unidos".
"No es cualquier fusil, (el Kalashnikov) es el mejor fusil del mundo, no hay fusil como este en el planeta", manifestó el líder bolivariano.
Washington (recordando su pasado con el Kalashnikov y los movimientos de liberación), por supuesto, no comparte la opinión del presidente de Venezuela.
Razón por la cual muchas ONG (financiadas por las armamentistas estadounidenses) ya se han sumado a las campañas de denuncia contra la "carrera armamentista" emprendida por Hugo Chávez, desde las usinas mediáticas de la CIA y el Departamento de Estado.
Con Venezuela y su compra de armas para la defensa esta pasando lo mismo que sucede con la República de Irán y su programa nuclear, en otra escala.
Las potencias capitalistas con EEUU a la cabeza, hegemonizadoras de un poder nuclear con capacidad de destruir centenares de veces el planeta, le exigen a Irán que suspenda su programa de uranio enriquecido por el "peligro internacional" que representaría esa república islámica en posesión de algunas cabezas nucleares.
A su vez, las potencias concentradoras de la fabricación y distribución de armas a escala mundial, los dueños de los arsenales que alimentan todas las guerras y los conflictos armados en el Planeta , se "alarman" por la decisión de Chávez de fabricar el fusil Kalashnikov.
Venezuela, fabricando y distribuyendo el AK-103, pone en "peligro" a toda la región, según Washington, pero los complejos militares estadounidense y europeos que diseñan, fabrican y distribuyen los instrumentos de muerte en el mundo están exceptuados de ser un "peligro" para la humanidad.
Y no se trata de una casualidad: el "pacifismo" y la "antiviolencia" solo se aplica en las áreas dependendientes para domesticar conciencias y demonizar el uso de las armas.
Y hay un axioma de máxima que guía este principio: el uso de las armas es solo un privilegio del dominador. Un derecho que le está vedado al dominado por la sencilla razón de que las armas pueden ser utilizadas tanto para liberar como para dominar.
Este es el punto central de la "preocupación" del Departamento de Estado y de Washington por los Kalashnikov "tropicalizados" de Hugo Chávez y su movimiento bolivariano.
A las armas las carga el capitalismo, pero también las puede cargar la revolución: ese es el punto central donde Chávez y el AK-103 Kalashnikov (de origen ruso-soviético) parecen no cerrar con los números del Imperio.