Según la Encovi 2017 el 64% de la población perdió en promedio unos 11 kilos en un año

Desnutrición y crisis alimentaria impactan la esperanza de vida de los venezolanos

Pablo Hernández, nutricionista e integrante del Observatorio Venezolano de Salud, asegura que la crisis alimentaria ha creado una generación más vulnerable a enfermedades crónicas y propensa a la mortalidad temprana

6 de marzo de 2018.-

En 2017, 9 de cada 10 venezolanos no pudo pagar su alimentación diaria, siendo aproximadamente unas 8,2 millones de personas que tuvieron que ingerir dos o menos comidas al día. Y comidas de mala calidad. Así lo reseña el recién presentado informe de la Encuesta de Condiciones de Vida, Encovi 2017, elaborado por las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello en unos 6.178 hogares de todo el país, que además refleja un 87 % de la población bajo índices de pobreza.

Pero este año nuevamente el estado de la alimentación es el capítulo más relevante y alarmante que presenta la Encovi, pues en 2017 la crisis se siguió reflejando en las respuestas de los ciudadanos consultados y en los datos negativos que arroja el estudio sobre los niveles de nutrición.

“De 50 a 60 % de los niños venezolanos registran algún grado de desnutrición, 6 de cada 10 tienen desnutrición leve, moderada o severa, según las cifras de Cáritas de Venezuela”

Al respecto el nutricionista-dietista, magister en consumo de alimentos e integrante del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), Pablo Hernández, explica que la alimentación del venezolano se ha tenido que adaptar a las condiciones económicas de su entorno, debiendo adquirir los alimentos más económicos y los más rendidores.

Por ello, no es sorpresa que este estudio refleje para 2017 una dieta centrada en arroz, maíz, harina de trigo y tubérculos, con una disminución en la variedad de hortalizas y frutas. Pero además, el también profesor universitario añade un dato abrumador: el consumo calórico diario está por el orden de las 1800 calorías, satisfaciendo solamente el requerimiento mínimo de una persona en estado de reposo.

Más allá de la sustitución de nutrientes o la baja cantidad que se consume, Hernández se muestra preocupado por la proliferación de enfermedades asociadas a la desnutrición, como la anemiapelagra, diabetes y enfermedades cardiovasculares.

“Toda esta crisis ocasiona que el estado de salud y nutricional se vayan comprometiendo cada día más y, por ende, las personas tiendan a enfermarse más y ser más vulnerables a otro eventos de salud. Produciendo que la mortalidad sea a edades más tempranas”. Y no solo se recortaría la esperanza de vida sino que estos elementos comienzan a crear lo que Hernández denomina una generación de “enfermos crónicos” cuyas consecuencias se seguirán observando hasta dentro de 40 años.

Un 87 % de la población bajo índices de pobreza según el estudio de tres universidades nacionales en la Encovi 2017

“Esto afecta no solo el estado de salud de la persona sino el desarrollo del país porque vamos a tener menos personas capacitadas o sin el estado nutricional y de salud adecuado como para que pueda rendir en el trabajo. Y vemos cómo un evento nutricional pasa a ser un evento social generando más delincuencia y deserción escolar”

El primer dato que llama la atención de la Encovi 2017 es que el 64% de la población perdió en promedio unos 11 kilos en un año ¿qué implica esta pérdida de peso?

– Eso implica que ya llevamos 19 kilos menos para un venezolano promedio en estos últimos dos años, porque hay que contar los 8 perdidos en 2016, esto es demasiado. Anteriormente teníamos cerca del 40% de nuestra población en sobrepeso u obesidad y en este momento muchos están pasando de obesidad al sobrepeso, del sobrepeso a la normalidad y, una gran parte de la población, van de la normalidad a la desnutrición.

Y el problema es que esta pérdida de peso no solo involucra grasa, que es lo que muchos piensan o inclusive quieren. Esta pérdida es principalmente proteína y una pérdida de agua, que produce al disminuir el consumo proteico. Todo esto ha afectado el estado nutricional de las personas y si a eso le añadimos que no tenemos una fuente adecuada de micronutrientes como vitaminas y minerales pues se producen también enfermedades asociadas.

¿Y qué pasa cuando se disminuye ese consumo de nutrientes como el hierro, zinc o calcio? ¿Qué impactos tiene en el estado de salud?

– El zinc es muy importante en los niños, un chamo que esconde déficit de zinc no se puede desarrollar adecuadamente, no crece, y un adolescente con déficit de zinc también tiene problemas en su desarrollo sobre todo de las gónadas y testosterona. Por eso, necesitamos una fuente de zinc que se encuentran normalmente en los alimentos que también tienen hierro, que son las proteínas. El hierro por su parte es indispensable para transportar el oxígeno en la sangre, mantener el cerebro activo, nutrido, para mantener la hemoglobina. Entonces, necesitamos alimentarnos con hierro de lo contrario tenemos una buena parte de la población que no tiene ánimos para trabajar, para hacer labores cognitivas, para pensar y estudiar. Así que vemos como esto afecta no solo el estado de salud de la persona sino el desarrollo del país, porque vamos a tener menos personas capacitadas o sin el estado nutricional y de salud adecuado como para que pueda rendir en el trabajo.

“Esta pérdida de peso es principalmente proteína y agua. Y sin le añadimos que no tenemos una fuente adecuada de micronutrientes, como vitaminas y minerales, pues se producen también enfermedades asociadas”

¿Cuál es el consumo calórico actual de los venezolanos?

– La última información oficial que tenemos es del Instituto Nacional de Estadística, de la encuesta nacional consumo de alimentos que para el 2013 hablaba de 2400 calorías y en 2015 ya habían disminuido a 2100. Sin embargo, pequeñas evaluaciones que se han realizado en el país ya para 2016 mostraban que estaba por debajo de 2000 y en 2017 estaba cercana a 1800 calorías. Eso es prácticamente lo que necesita una persona para estar en reposo, sin actividad física. Añade que ahora las personas están comiendo menos, que están caminando más por el colapso del transporte, eso consume calorías y son factores que han incrementado la pérdida de peso del venezolano. Además, ese ejercicio no es lo más recomendable porque no es actividad física programada y por lo tanto no ayuda a mantener músculo sino a gastar calorías.

Esta pérdida de peso no solo involucra grasa, que es lo que muchos piensan o inclusive quieren. Esta pérdida es principalmente proteína y una pérdida de agua, que produce al disminuir el consumo proteico. Todo esto ha afectado el estado nutricional de las personas y si a eso le añadimos que no tenemos una fuente adecuada de micronutrientes como vitaminas y minerales pues se producen también enfermedades asociadas.

UNA GENERACIÓN DESNUTRIDA


Los casos de desnutrición en los hospitales, pasaron de un 2 o 3 % a un casi 15 %, refiere el nutricionista Pablo Hernández, miembro del Observatorio Venezolano de Salud.

¿Cómo ha evolucionado la desnutrición infantil en el último año?

– La desnutrición infantil crece cada día pero los únicos datos que tenemos son los de Caritas que ya nos hablan de un 50 a 60 % de niños con algún grado de desnutrición. Esto es en centros centinela donde van los niños a buscar ayuda, no se puede extrapolar tan fácil a toda la población, pero allí ya 6 de cada 10 tienen algún grado de desnutrición sea leve, moderada o severa.

Y es increíble cómo han aumentado los casos de desnutrición severa en los hospitales, pasando de un 2 o 3 % que se veía antes a un casi 15 % que se ve ahora de desnutrición grave que es uno de los criterios para establecer la crisis humanitaria que se tiene en este momento. Y los que llegan a los hospitales son solamente la punta de un iceberg de los que están en la comunidad con desnutrición moderada o leve que están viviendo con un riesgo y posiblemente se enfermen más y lleguen a morir antes que sus padres.

“El consumo calórico diario está por el orden de las 1800 calorías, satisfaciendo solamente el requerimiento mínimo de una persona en estado de reposo”

¿Es decir que se está disminuyendo también la esperanza de vida?

– Se está afectando una generación completamente porque no se les está brindando los nutrientes adecuados, la calidad en atención en salud no es apropiada y no se les está apoyando con los medicamentos que se necesitan para salir de una enfermedad. Todo eso ocasiona que el estado de salud y nutricional se vayan comprometiendo cada día más y por ende tienden a enfermarse más y ser más vulnerables a otro eventos de salud, produciendo que la mortalidad sea a edades más tempranas.

¿Qué les espera a estos niños de una generación desnutrida? La Encovi, por ejemplo, ya señala una relación entre el hambre y la deserción escolar o el faltar a clases

– Pasa que los sistemas de protección a la alimentación de los niños en las escuelas no están funcionando adecuadamente. Así que, si en una familia no hay para darle el alimento al niño para que vaya a la escuela y si, además, en la escuela no hay alimentos para que él coma, que era otra de las razones por las que se enviaban a los pequeños a clases, vemos que estos niños ya no están escolarizados. Esos niños salen de las escuelas y entran al mercado laboral, bien sea legal o en actividades ilícitas, y esto trae el atraso de esos niños en relación a sus pares que sí pueden acceder a educación.

Esto ocasiona que más adelante haya algún tipo de resentimiento, crea mayor delincuencia y mayor inseguridad. Y vemos cómo un evento nutricional pasa a ser un evento social. También, anteriormente se veían algunas personas mayores y adultos registrando en la basura y ahora vemos a la familia completa dentro de los desechos buscando comida, es decir, el niño ha pasado a formar parte activa de esa búsqueda de alimentos.

“Los efectos de esta crisis alimentaria se van a seguir observando de aquí a 40 años”

MÁS INFARTOS Y ACV

Ya en 2016 usted hablaba de cómo la crisis alimentaria iba a producir una generación de enfermos crónicos ¿Esto ya está ocurriendo?

– Está pasando y no solo genera enfermedad sino que vemos cómo se genera muerte. La mortalidad está creciendo en Venezuela en todas las edades producto del que ya estaba enfermo y no puede controlarse, como el diabético que no tiene acceso a la insulina o el hipertenso que no consigue su pastilla. Esto ha ocasionado que se incremente el número de infartos, ACV y de muertes por estas causas. También están los pacientes que no pueden acceder a la diálisis correctamente, esto ya está ocurriendo y lo peor es cuánto no vas a afectar en el futuro. Hablamos de 20, 30 y hasta 40 años más adelante en los que todavía se van a ver las consecuencias de estas faces de crisis alimentaria y de salud.

¿A qué enfermedades estaríamos más propensos?

– Por ejemplo, las personas con un alto consumo de carbohidratos van a desarrollar mayor riesgo de tener diabetes. Si se consume una leche que tiene el doble de sal, pues al niño que la toma se le expone a un riesgo de tener enfermedades cardiovasculares. Y si se añade que la estatura se ve afectada en estos niños, cuando lleguemos a salir de esta situación y se logre tener una alimentación adecuada, esos niños se van quedar con una talla de estatura pequeña pero cuando vuelvan a comer van a desarrollar una especie de efecto rebote en el cuál van a engordar y no a recuperar la altura, así que también se está incrementando el sobrepeso y la obesidad en el futuro.

“Antes, cualquier tipo de celebración iba acompañada de alguna comida, ahora se ha dejado esa satisfacción social a un lado”

Otra cifra de la Enconvi menciona que 61% de los venezolanos se va a la cama con hambre por no tener acceso a la comida ¿Qué implica vivir con hambre o vivir acostumbrándose al hambre?

– El patrón de alimentación del venezolano ha cambiado increíblemente en pocos años. Por lo general el patrón de alimentación de una nación cambia cada 5 o 10 años, nosotros estamos viendo cambios en 2 años. Lamentablemente, se han perdido muchos hábitos y se han incorporado otros tantos. Actualmente, el venezolano está en fases de adaptación, como buen ser humano, a las condiciones del medio. Se ha acostumbrado a recibir mensualmente una bolsa con la que no puede elegir el producto que prefiere sino simplemente a tomarlo porque no hay otra opción. Igualmente, con los otros alimentos que tiene que adquirir aparte debe optar por los más económicos y los más rendidores.

Sin embargo, queda la memoria de lo que se vivió antes y cuando esto cambie esperamos el retorno a esos hábitos saludables. Algo importante es el cambio en la alimentación cultural o social. Antes, cualquier tipo de celebración iba acompañada de alguna comida, ahora se ha dejado esa satisfacción social a un lado, esto repercute en una frustración psicológica y hace que se busquen otras salidas o escapes que no tengan que ver con la alimentación.

SERVICIOS GUBERNAMENTALES SON INSUFICIENTES

Precio de la canasta llega casi a Bs 20 mil

Aumenta la deserción escolar y crece la incorporación de los niños a la búsqueda callejera de desechos alimenticios.

¿En estos momentos la atención de salud puede corregir los efectos que la desnutrición y malnutrición han provocado?

– Actualmente en Venezuela no creo que se pueda realizar esa atención adecuada. En primer lugar, ya con las cifras que se estaban presentando desde el año pasado era momento de tener un programa de apoyo nutricional y de salud pero que no se tiene. En los años 80 cuando también hubo un aumento en la desnutrición se realizaron algunos programas como el vaso de leche escolar, el PAE (Programa de Alimentación Escolar), se formó la entrega de lactovisoy como un suplemento porque es muy difícil sacar a un niño de la desnutrición con comida regular y sin suplementos. Pero si a esto le añadimos que los alimentos que vienen en las cajas CLAP no tienen la calidad suficiente, no tienen las proteínas adecuadas como se reseñó hace poco con las leches, tenemos un problema grave. Sin estas herramientas no se puede esperar que los niños salgan de un proceso de enfermedad y desnutrición.

¿Y eso mismo que pasa con la leche puede estar pasando con otros alimentos de la caja CLAP, que quitan el hambre pero no nutren?

– Con el resto de los alimentos desconocemos con valores de laboratorios qué sucede pero suponemos que sí porque si no se importan con los elementos de enriquecimiento, como el hierro para la harina de maíz, no se le está agregando el valor necesario. Posiblemente, todas esas harinas que se traen no tienen el valor nutricional que deberían tener, porque desde 1993 es obligatorio que las harinas de maíz estén enriquecidas con hierro, vitamina A, B1, B2 y B3. Y notamos que no están completas cuando vemos el aumento de casos de anemia, pelagra que es una enfermedad muy rara salvo en países más pobres. Y hay que añadir que esas cajas no son completas, aportan principalmente carbohidratos pero ahí hace falta más proteína, grasas de altura y los elementos protectores de la salud que son frutas y vegetales. A eso también hay que dar acceso a la población a un costo económico para que puedan mantenerse adecuadamente.

“Un Estado no está para dar alimentos sino para dirigir y controlar el mercado, para que este funcione con oferta de productos que permitan el acceso a la salud”

¿Cómo califica el desempeño alimenticio del Estado?

– Pésimo. Porque solamente se busca evitar la sensación de hambre y eso no es nutrición, eso no es salud y eso no es amor por el prójimo y por el país. Entonces, muchas de las cosas que dicen se contradicen con esto porque son se está brindando alimentos de calidad a la población ni la cantidad suficiente. Y un Estado no está para dar alimentos sino para dirigir y controlar el mercado, para que este funcione con oferta de productos, que permita el acceso a la salud. En este caos eso no se ve, es necesario cambiar totalmente las políticas erradas.

Se han denunciado también casos de desnutrición en centros de asistencia y espacios que dependen de autoridades gubernamentales como cárcelesancianatos y en los mismos hospitales ¿Qué pasa con esa respuesta y responsabilidad?

– Lamentablemente ha incrementado la mortalidad en todos estos sitos y la respuesta es la misma, no se reconoce. El mayor problema es que no se reconoce la desnutrición, no reconoce la mortalidad, no publica los datos y con esto cree es que no existe pero están allí. Esta responsabilidad recae sobre el Gobierno porque es responsabilidad del Estado vigilar de estas personas dependientes y vulnerables porque así lo dictamina nuestra Constitución y nuestras leyes, si no se cumple, están faltando a todas esas normativas.



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