Los manifiestos literarios

La Casa Bello, en el año 1986, edita un particular y documental trabajo, el cual vino a proporcionar una mejor y más clara comprensión del fenómeno literario venezolano. Se trató de la publicación: Diez Manifiestos Literarios Venezolanos. Desde el surgimiento del grupo Cosmópolis, en 1894, hasta la aparición del grupo Tráfico, en 1981. En 87 años -1894-1981- salieron a la luz diez manifiestos de colectivos y grupos literarios: textos específicos publicados a nombre de un movimiento filosófico, artístico, literario o político. La compilación, prólogo y notas estuvo a cargo de Juan Carlos Santaella. Un tributo estratégico e indispensable para su estudio. El goce de su lectura constituye una lección apasionante.

A través de los manifiestos literarios se perfila con mayor nitidez el verdadero sentido estético y conceptual de determinados quehaceres literarios. En éstos, las tendencias, los gustos y orientaciones creativas, han hallado, en una forma  muy sui géneris que particulariza el manifiesto, la mejor manera de llevar a  cabo un programa conceptual que abarca, la mayoría de las veces, aspectos filosóficos, estéticos y políticos. Todo manifiesto, continúa diciendo Santaella, lleva implícitas estas tres categorías, porque está demostrado que tanto en la práctica como en la teoría, el proyecto-manifiesto proclama un credo filosófico, una estética y una línea política. Constituye un aporte significativo poder contar con tal antología.

Todo manifiesto tiene un discurso conceptual, define una plataforma teórica y tiene un claro sentido programático. Un manifiesto rebate y se propone sustituir lo establecido. Irrumpe contra los valores morales y estéticos; políticos y conceptuales imperantes del stabliment. Un manifiesto, en la mayoría de los casos, implica una confrontación histórica, necesaria e ineludible contra lo imperante. Establece una relación entre quién lo emite y sus escuchas y lectores y de esa manera toma violentamente posición, según Claude Abastado, París 1980.
Los manifiestos responden a un contexto literario históricamente determinado que, también, responden a una realidad social-política-económica. De la opción literaria a la opción social y de ésta a la opción política, podría ser su tránsito. Los fundamentos estéticos, morales, políticos y de definiciones expresan una cosmovisión de sus militantes y colectivos, los cuales  fijan una posición cardinal y conceptual ante la realidad y ante el ir y el devenir de la misma. Así ha sido históricamente: posturas conceptuales, maneras de asumir la militante creación literaria, a través de una cosmovisión que expresa  toda su dimensión histórica-social-política y literaria. Precisa Santaella: Un manifiesto existe por una reacción contraria a una ideología dominante, a unos valores morales y estéticos preestablecidos a los que se quiere rebatir y sustituir por una  nueva concepción de tales aspectos.

En el año del 1950  se publica un primer y único ejemplar de Cantaclaro. Su equipo de redacción estaría formado por Miguel García Makler, Jesús Zambrano y José Francisco Sucre Figarella. Una fotografía en la portada de Rómulo Gallegos hizo que la dictadura de turno recogiera los ejemplares. Entre torturas, castigos y la cárcel fueron desperdigados sus promotores. Tres puntos básicos expresa su Manifiesto: primero, Cantaclaro es un grupo de intelectuales revolucionarios, progresistas e integrales; segundo, Cantaclaro cree en un Arte del hombre y para el hombre y, tercero, Cantaclaro cree en la personalidad cultural de América. El grupo de la revista Cantaclaro participa de una orientación izquierdista democrática militante… no se concibe como factor de utilidad social a aquel intelectual que se presta a los intereses de la reacción o que permanece al margen de las grandes jornadas sociales del pueblo.

Cantaclaro desarrolla tres aspectos básicos y fundamentales: De la estructura y espíritu del grupo; de la concepción del arte y del artista y de la ubicación y proyección del intelectual americano. El arte debe ser una traducción del hombre y su drama humano .El intelectual americano debe comenzar por no despreciar la tradición nacional…Luego el universalismo debe ser para el intelectual americano un medio eficaz de descubrir y divulgar nuestra propia fisonomía humana, que por humana y universal en sí misma, participa de inquietud y vastedad ecuménicas y de afirmación telúrica…universalismo de revelación y justificación americanas, que no de genuflexión cultural de nuestro hombre ante la hechura que nos ofrecen otras latitudes del pensamiento universal.

Contrapunto es anterior, y surge entre los años 1946 y 1949. En marzo del 1948 editan el primer número de su revista del mismo nombre que el grupo. Andrés Mariño Palacios, Héctor Mújica, José Ramón Medina, Eddie Morales Crespo, Pedro Díaz Seijas, Antonio Márquez Salas, Alí Lameda, Ernesto Mayz Vallenilla, José Melich Orsini y Luz Machado. Hartos de oír inventar generaciones…Hartos también de los cenáculos y peñas literarias, que entre nosotros son refugio obligatorio de desganados…. De ese vértigo espiritual que da el asomarse  a esos vacíos dejados por tantas generación venezolanas…de ese terror que causa escuchar tanto silencio acumulado en la historia cultural del país, de ese desasosiego que trae no conocer las intenciones de esos múltiples llamados que una cultura en crisis hace a nuestro desprevenido continente americano, de todo esto… surgió una revista… que  de inmediato nos sugiere, ya en la propia palabra, la tarea de intentar una nueva vista, una revisión de lo anteriormente visto y por consiguiente, nos compromete con la historia…. No eludir los problemas humanos, de sacudir de nuestras ropas tanta mentira y tanta cobardía conque la muchedumbre doblada, humillante, asquerosamente resignada, trata de tolerarse a  sí misma; porque aspiramos a que no se soborne al hombre su orgullo…Comprometidos por fin definitivamente  en una  democracia que comienza a tener conciencia de la intangibilidad de sus derechos.

El grupo Cosmópolis estaba capitaneado por Pedro Emilio Coll, Pedro César Dominici y Luis Urbaneja Achelpohl. El primer número de la revista vio la luz el 1 de mayo de 1894. Entre el año de su aparición y el siguiente, 1895, publicaron 12 entregas. Su primera editorial sería un Charloteo entre cotejos literarios, confrontación de posturas, ideas y visiones. Incansables discusiones, convergencias y divergencias. Yo creo que debemos recordar el medio ambiente en que vivimos: aquí está atrofiado el espíritu por la indiferencia, pueden contarse las personas que leen un drama de Ibsen o una estrofa de Paúl Verlaine…Pertenecemos a una generación estéril, argumenta Dominici. Urbaneja exige callar… y sentencia: de antemano libras la muerte del hijo de nuestros sueños. Mal Haces. Antes de nosotros unos buenos trabajadores dejaron los cimientos y en nosotros será sensible el medio…Nosotros aportamos sensaciones nuevas…traemos la nota característica de la revolución actual. Te atormenta la indiferencia de las almas. Tiemblas por ti y por nosotros, tres adolescentes con aspiraciones a cíclopes. Eres un diablo neurótico. Escucha. En América todo un soplo de revolución sacude el abatido espíritu, y la juventud se levanta llena de entusiasmo. Quizás una moderada contundencia fija una perspectiva obligada.

Un compromiso con lo histórico parece asomarse pero también el ímpetu de la ineludible revolución estuvo presente en aquellos creadores y creadoras que han dejado un legado de compromiso con la rebelión necesaria, ineludible e histórica. A su manera, asumieron la dimensión humana y el compromiso social. Pero la literatura no resultó  un pretexto. Una realidad espiritual de aquel presente los convocó con la creación y el trabajo con la palabra, también un vértigo social  les exige expresarse y levantan un mensaje profético. Saben de la heredad nacional y del necesario universalismo. Un único sectarismo los invade: permanecer fieles a la realidad espiritual de aquel presente y saber a ciencia cierta que es rudo y doloroso el encuentro con la verdad humana. El batallar fortalece las almas.

La Alborada hace su aparición el 31 de enero de 1909 y llega hasta 8 números para el 28 de marzo del mismo año  culminar con su última edición. La revista se inicia con Enrique Soublette y Julio Planchart. Luego se incorporan al equipo redactor: Rómulo Gallegos y Julio Rosales. El grupo se completa y se torna definitivo con la presencia de Salustio González Rincones. Su manifiesto llamado Nuestra Intención se inicia: Salimos de la oscuridad en la cual nos habíamos encerrado dispuestos a perderlo todo antes de transigir en lo más mínimo con los secuaces de la Tiranía…porque bajo la opresión  no se puede soñar sino con la represión… Muchos de nosotros hemos estado a punto de ahogarnos bajo la presión de aquella negra atmósfera, pero nunca de ceder un ápice de nuestra integridad. El Azar, oportunamente secundado por el Pueblo, preparó la reacción de la Patria; la sacudida fue general; hasta los más remotos unieron sus voces al espontáneo clamoreo, y cada cual, al ver apuntar en su horizonte la alborada de esperanza, sintió como si despertara de un sueño de cien años… En la hora del despertar todos nos unimos para el entusiasmo; ahora que la alborada empieza a poner luz en todas partes…resumiendo todo nuestro programa en la noble frase del poeta argentino: sustituir la noche por la aurora…

Al parecer los poetas experimentaron una especie de luna de miel porque apenas transita un año del gobierno de Juan Vicente Gómez, quien  ejercería una férrea dictadura, apoyada por el imperialismo, de 27 años. Quienes formaron el grupo Alborada expresarían en su manifiesto: Los nueve años del satrapía, no pudieron menos de infiltrarnos profundamente del tósigo, y así   como quedaron, por ejemplo, en la plena luz, los absurdos monumentos que levantaron los esclavos del Sátrapa, así en la oscuridad de las conciencias persiste la desmoralización infundida por los mismos, para poder afincar bien el trono de su señor. Qué dirían los poetas de Alborada, si llegaron a vivir, luego de las casi tres décadas de gobierno gomecista. Algo así como otro sátrapa prolongado. Al parecer la aurora que aspiraban los militantes del grupo Alborada no llegó nunca y la noche con toda su cruenta tortura e injusticias, abuso y entrega del país a los yanquis se hizo más noche. Una sola noche de 27 años. Hasta el silencio sería resistencia.

Año 1928. La Venezuela, agraria y provinciana, era un país, a decir de Santaella,  efectivamente, una tímida nación que reposaba sobre sus extensas haciendas de caña y de café, manteniendo una estructura económica y social marcadamente colonial. Una insurgencia política-social venía hace rato transitando las veredas; buscando la posibilidad de realización plena; dando batallas inexcusables, entre cárcel y torturas, así como de huidas y escapadas intempestivas. Aquí la revuelta estética, leída entre líneas, quizás, simbolizaba un movimiento iconoclasta político. Las rebeliones literaria y política parecían encontrarse en misma esquina, en una misma oniria. La sugerencia también sería subversiva y las metáforas enarbolan la insurgencia. Válvula apenas sale a  la luz una sola vez, en enero de 1928, pero en sus páginas estaban buena parte de la Generación del 28. José Nucete Sardi, Pedro Sotillo, José Salazar Domínguez, Antonio Arraiz, Miguel Otero  Silva, Carlos Eduardo Frías, Arturo Uslar Pietri, Fernando Paz Castillo, José Antonio Ramos Sucre, Juan Oropeza,  Nelson Himiob, entre otros.

Somos un puñado de hombres jóvenes con fe, con esperanza y sin caridad…llamados al cumplimiento de un tremendo deber…el de renovar y crear. La razón de nuestra obra la dará el tiempo…Bien sabido tenemos que se pare con dolor y para ello ofrecemos nuestra carne nueva. No nos hallamos clasificados en escuelas, ni rótulos literarios, ni permitiremos que se nos haga tal, somos de nuestro tiempo y el ritmo del corazón del mundo nos dará la pauta…Nuestra finalidad global ya está dicha: Sugerir… Como luchadores honrados nos gusta conceder ventaja al enemigo; aceptamos a priori que no haya nada nuevo, en el sentido escolástico del vocablo, pero en cambio, quién se atreverá a negarlo, hay mucha cosa virgen que la luz del sol no ha alumbrado aún. Queda en pie la posibilidad del hallazgo…Válvula es la espita de la máquina por donde escapará el gas de las explosiones del arte futuro…

En noviembre de 1938 y bajo la fervorosa iniciativa de Mariano Picón Salas aparece el primer número de la Revista Nacional de Cultura. Llegaría a su final los 27 años de la dictadura de Benemérito. Vuelven del exilio los intelectuales, de la talla, por ejemplo, de Rómulo Gallegos. La RNC sería el órgano del Instituto Nacional de Cultural y Bellas Artes. Esta revista es y seguirá siendo de lectura obligada, auténtica y de encuentro con la sapiencia. Cuando en los primeros días de 1936 despertó la conciencia civil venezolana hasta entonces agobiada bajo un pesado silencio político, surgió y se repitió una palabra en que los hombres de Venezuela afirmaron su amor a la tierra, su ansia de recuperar una potente tradición histórica, de abonar y preparar el suelo nativo para una nueva empresa de Cultura y Justicia… En un mundo intoxicado de odios, los suramericanos podemos ser aún generosos porque el porvenir se nos presenta como espacio por colmar, como naturaleza joven…

Transitar el país hasta alcanzar el techo del continente era el espíritu de perturbación y derrotero moral de aquel grupo  que se sentía nación, patria. Tanta fue la represión, el crimen y la injusticia que  alcanzaron a decir: Cuando no podíamos convencer a los vivos, dialogábamos con los muertos. A la voz de los grandes muertos se agrega entonces –en eslabón y continuidad histórica- la de los grandes vivientes; de los que quieren imprimir el signo de su ideal, su esfuerzo, sus sueños, su voluntad realizadora, en el patrimonio moral colectivo.
Una rauda esperanza sonora, una decidida promoción de la literatura, una gritada insurgencia, una revolución impostergable, un encuentro histórico, un convulsivo transitar por el mundo, una querencia de patria, un futuro demasiado inmediato, todo ello, acompañaba aquellos intelectuales, Algunos hombres que se han puesto a mirar al pueblo. Quieren conversar con él y extraerle en lenguaje claro el mensaje y la inquietud presente; verlo y encontrarlo con amor en el alto regocijo y la diafanidad de quien ha comprendido. Porque es una labor que aspira al servicio común; porque trata de reunir lo que está disperso, porque pide ante el hombre, el tema, la expresión venezolana el más atento y entusiasta examen… Y se ofrece y acoge a quien supo ver y definir una realidad venezolana; a quien sintió su tierra como llamado, mandato, fascinación.

El grupo Viernes y su publicación hacen su aparición entre los años 1938 al 1941. Corrientes literarias disímiles le acompañan con una inherente condición de irreverencia y atrevimiento. Viernes además de promover autores relativamente poco conocidos en el país como Reiner María Rilke, Arturd Rimbaud, Paúl Valery, T.S. Eliot; expresen entre sus planteamientos su signo sustancialmente estético y propensión universalista. Afirma Santaella que por la particular promoción que realizaría  Viernes de aquellos escritores, la poesía venezolana adquiere un carácter más introspectivo y metafísico. Viernes se constituye en el grupo literario que mayor se consultaba parar casi todas la promociones literarias, desde finales de los años setenta en adelante. Participan en Viernes: Otto De Sola, Ángel Miguel Queremel, Fernando Cabrices, Oscar Rojas Jiménez, José Ramón Heredia, Luis Fernando Álvarez, Pascual Venegas Filardo, Vicente Gerbasi, Pablo Rojas Guardia y Rafael Olivares Figueroa y varios más.

Viernes, es decir, víspera del reposo. Antiguamente, antelación del año séptimo cuando se dejaban descansar las viñas. Hoy, día del rumor, de la prisa, premura, afán por estar listos para el sábado, ese sábado, mañana, cuando ya estemos tranquilos y otros vengan al juicio de nuestros actos. …queremos advertir que en esta mesa -–viernes–-  hemos compartido, y compartiremos, el pan y el vino. Muy a pesar de que por esta mesa –viernes– pasan ideologías distintas. Hemos compartido muchas albas porque aprendimos a tocar las puertas de la noche. Nos repartimos, sin egoísmos, la luna. …

Viernes, es un grupo sin limitaciones…una revista que expone poesía. Aquí se encuentran y se reencuentran las excelencias de dos generaciones. Porque cuando  otros países insisten, todavía, en plantear ‘el pleito de las generaciones’ nosotros, que tenemos prisa por salir del atolladero, resolvemos el problema así: de una ‘peña’’ –Viernes- cordial pero intrascendente, hicimos un ‘grupo’ –Viernes- interventor de la cultura. Que se identifica con la-ro-sa-de-to-dos-los-vien-tos.

    Todas las direcciones, Todos los vuelos. Todas las formas

La Venezuela de 1958 arriba a una década de férrea dictadura, que para ese mismo año ya no le servía ni siquiera al imperialismo. Sucumbía el gobierno de bloque y cabilla de Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Su gestión de infraestructuras será reconocida con el transcurrir de los años de la democracia burguesa, sencillamente porque los gobiernos de AD y COPEI, que le sobrevinieron, muy poco hicieron en materia de construcciones. Pero políticamente la Generación del 28 aspiraba a mandar. Había organizado sus partidos y estaban resueltamente decididos a tomar el poder. De tal manera, que las fuerzas democrático burguesas, el movimiento revolucionario de izquierda, los sectores populares y las fuerzas armadas conjugan esfuerzos para dar al traste con la última dictadura del siglo XX de Venezuela.

Luego de aquel período de transición, en cuya junta se colocó a uno de los representantes de la oligarquía: Eugenio Mendoza, se realizan las elecciones de primera grado: directas, universales y secretas. A la presidencia llega Rómulo Betancourt, quien pasará a la historia con su tristemente célebre frase: Disparen primero, averigüen después. De aquella juventud aguerrida surge el grupo y la revista Sardio. El primer número de la revista del grupo aparece en 1958…con un un total de 8 entregas. La N° 1 corresponde a mayo-junio de 1958  y la N° 8 se ubica entre abril-mayo de 1960. Allí se congregaron: Adriano González León, Luis García Morales, Guillermo Sucre, Gonzalo Castellano, Elisa Lerner, Salvador Garmendia, Rómulo Aranguibel, Rodolfo Izaguirre, Edmundo Aray, Francisco Pérez Perdomo, Efraín Hurtado, Héctor Malavé Mata y Antonio Pascuali, entre otros muchos. Afirmaría Santaella: Sardio fue una generación cuya afinidad de ideas e intereses intelectuales, propició un espacio cultural insistentemente polémico y cuestionador. Sardio dejara dos Testimonios que constituyen sendos Manifiestos.

Nadie que no sea militante permanente de la libertad puede sentir la portentosa aventura creadora del espíritu…. Y quienes asuman posición en el mundo de la cultura han de ser sensibles también a las urgentes esperanzas de su época…si ayer fuimos militantes y activistas en la excepcional aventura de la Resistencia nacional, hoy sólo aspiramos, sin abandonar personales compromisos civiles, a  asumir actitud crítica y orientadora en medio de la vertiginosa dinámica de recuperación que es actualmente la patria. El intelectual es un ser admonitorio y polémico, capaz, en ocasiones, de ir contra la corriente a fin de señalar abismos e injusticias…Estamos ante una realidad que requiere estudio y disciplina y no vagas imprecaciones sin sentido…Si la libertad es la suprema aspiración universal de nuestro tiempo, debe fundarse en una sólida independencia económica de las naciones. Somos ortodoxos en la creencia de que un país alcanza el pleno ejercicio de la libertad cuando diversifica y potencializa su economía y cuando se sustrae de todo servilismo ante naciones extrajeras.

La libertad no puede ser tampoco engañosa entelequia a la cual vayan a sacrificarse imperativos más urgentes y concretos. Si ella debe ser concepto dinámico que habitúe al hombre al reino de su potencia interior y de su dignidad de ser sobre la tierra, no puede eludir la felicidad material y social de los pueblos. Conjugar en un armonioso sistema de coordenadas todos estos planos es el objetivo determinante de la Democracia. La libertad no se justifica sino en la medida en que se hace realidad esa conjunción.

Sardio fija posición sobre una amplia temática que atañe al ser humano del siglo XX de manera diáfana, de abierto compromiso social, político e histórico. Se posesiona el grupo sobre el peso del devenir vivo de la historia y ante la realidad de aquella Venezuela: Sardio no puede olvidar el compromiso que se ha trazado frente a la cultural nacional. Exaltamos en la literatura y en el arte su propia plenitud inalienable…Es imperioso elevar a perspectivas más universales los alucinantes temas de nuestra tierra. Debemos alimentar una firme voluntad de estilo, una vigilante dedicación al estudio y una ideología más original y moderna.

Al hacer referencia a la política, precisa: Ya ésta ha dejado de ser tabú o amenazante minotauro, para convertirse en vasto dominio de la inteligencia y del alma de los pueblos. Ser político equivale a tanto como ser hombre. Por ello es que la cultura y la tiranía son radicalmente incompatibles. Las dictaduras son algo más que la ciega imposición del instinto o de la codicia. Ellas surgen como la fundamental negación de la esencialidad humana y de la inteligencia.

Sardio parece dejarnos una herencia conceptual en nada soslayable. Siempre que los grupos, generaciones o promociones literarias intentan irrumpir contra las establecidas pareciera que no se revisa, en términos históricos y prospectivos, sus aportes, propuestas y planteamientos y menos aún se asume  la posible y potencial herencia que pudieran dejar tales experiencias. En este momento crucial de la Venezuela del siglo XXI resulta necesario y vital hacer una revisión crítica y de asimilación reconstructiva de lo que contenidamente esté vigente y sea posible asumir, sin miedos ni mezquindades.

Acaso no requiere la revolución un estremecimiento conceptual, teórico y de práctica militante de recia y completa postura revolucionaria e irreverente, de lo que se considere que ha dejado, de alguna manera, un legado. La herencia histórica aportada por muchos grupos, promociones, colectivos y generaciones literarias pertenece a las nuevas y no tan nuevas generaciones. De alguna manera, se quiera o no, se asume el testigo de aquellos y aquellas que han realizado ese largo e intenso  recorrido con el testigo literario. Así como  Es menester quemarse un tanto en el fuego devorante de la historia; es también ineludible, justo y necesario, internalizar que Ser artista implica tanto una voluntad de estilo y un ejercicio del alma como una reciedumbre moral y un compromiso ante la vida. El intelectual es un ser admonitorio y polémico, capaz, en ocasiones, de ir contra la corriente a fin de señalar abismos e injusticias…

…Constituimos una generación consciente de su destino, poseída por una voluntad de trascendencia, fiel a las verdaderas y dramáticas constantes del tiempo que le ha tocado vivir y en él enraizada y comprometida, dispuesta a redimir por ejercicio del espíritu y de la verdad lo que otras generaciones parecen haber sacrificado por la negligencia y las pequeñas ambiciones; que somos un grupo de escritores y artistas para quienes la creación es combate con el destino o con la historia y no esa farsa creciente que es la cultura en nuestro país…la cultural es algo más que el juego deleitoso de gentes que se rinden mutua pleitesía. Ella  es la expresión de la historia, espejo de los júbilos y de las tribulaciones del hombre. El reino inquebrantable de la verdad…Así radicales y obligadamente solidarios…

Así lo hemos asumido y apropiado en propuestas como Vesania, La Propia Gente, Música y Poesía de la Calle, Caricuao: Canto y Poesía, Poder Cultural, entre otras propuestas y proyectos. Grupos y publicaciones que no han desdeñado la herencia de aquellos grupos, colectivos y generaciones anteriores, los cuales, de una u otra manera, han dado su aporte al acometimiento literario, sensibles a lo hecho y deshecho de su época y sobre los cuales es indispensable revisar, aprender y tomar el testigo, así como dejar lo que ha perecido. Pero jamás hemos abandonado nuestro compromiso social, unos más otros menos, en todo caso, hemos estado a la izquierda de la izquierda, Siempre contra el imperialismo donde quiera que esté, máxima del comandante Ernesto Che Guevara.

Lamentablemente la democracia burguesa se tragó a muchos de los entonces irreverentes. Luego de consagrados, comenzó una nueva élite. Una especie de izquierda exquisita, tremendamente lisonjera, acomodaticia, creída y distante de todo lo que oliera a pueblo. Dinosaurios, tramposos, de carguito en carguito, de beca en beca y de pena ajena. Maleantes. Así como encabezaron grupos y manifiestos irreductibles, también firmaron el apoyo a Jaime Lusinchi. El tiempo pasa. Nos vamos poniendo viejos y el amor no lo reflejo como ayer. Restituir el magma, la materia en ebullición, la lujuria de la lava, colocar una tela al pie de un volcán quedaron con su fuerza teórica como un arsenal conceptual pero sus autores  se  marcharon, con tales no hubo necesidad de tortura. Las contundentes mentadas de madre se convirtieron en testimonio sonoro y alegre de una democracia burguesa que les dejaría hacer la bohemia y se justificaba cada cinco años. Héroes de mala pata. Bastardos de la revolución pretendida. Quizás la muerte prematura de muchos los salvo de semejante descredito. Los caminos de Dios siguen siendo extraños.

Cuando alguien preguntó por inocencia, necedad, aburrimiento, intriga o jodedera Por qué la Ballena. Éstos respondieron: No vamos a dar una respuesta pura y simple. Siempre hemos odiado la voracidad de los interrogatorios, y un examen es un examen, llévese a cabo en el aula, en el café o en la Dirección General de Policía. A la manera de los torturados provistos de coraje y hombría…no vamos a cantar. Y a la manera de los malos alumnos, ante la maliciosa pobreza del cuestionario, nos vamos a copiar. Ello es precisamente la razón de estar de pie, persiguiendo vendavales.

Los años sesenta significaron una subversión literaria y su expresión grupal de escritores y pintores se reúnen en el Techo de la Ballena: Caupolicán Ovalles, Juan Calzadilla, Edmundo Aray, Adriano González León, Francisco Pérez Perdomo, Carlos Contramaestre, Efraín Hurtado, Dámaso Ogaz, Daniel González, entre muchos otros. Su publicación se llamaría Rayado sobre el Techo. Tres manifiestos salen publicados en la misma: para la restitución del magma, en marzo de 1961; un Segundo Manifiesto, en mayo de 1963  y el tercero. Por qué la Ballena, éste último firmado por Adriano González León. Juan Carlos Santaella arriba a la siguiente conclusión: La reproducción de estos tres textos son una muestra clara del vigor de planteamientos estéticos e ideológicos expuestos con bastante agresividad y qué definen el carácter fundamentalmente polémico del grupo. En Para la Restitución del Magma, se puede leer:

Es necesario restituir el magma la materia en ebullición  la lujuria de la lava  colocar una tela al pie de un volcán    restituir al mundo  … demostrar que la materia es más lúcida que el color… cercenando de la realidad todo lo superfluo que la impide trascenderse    superar la inmediatez de la materia como medio de expresión haciéndola  no instrumento ejecutor     pero sí médium actuante que se vuelve estallido   impacto   la materia se trasciende  … las texturas se estremecen   los ritmos tienden al vértigo  eso que preside al acto de crear que es  violentarse-dejar constancia de que se es porque hay que restituir al magma en su caída…

En Rayado sobre el Techo. Número 1. Del 24 de marzo de 1961, se publica:
Bajo toda estructura que pretenda encerrar una dinámica existe un germen de ruptura
Tenemos menos capacidad para organizar        esto es evidente     que para vivir vivir es urgente
El techo de la ballena está fundado en la plena lucidez incontrolable del orgasmo   que sólo los insomnios verifican
Pocas realidades son tan emocionantes como un nombre que rompe todas las liturgias del lenguaje
El techo de la ballena es un animal de piedra que resucita
El mundo para bienestar de sus huéspedes
El techo de la ballena reina entre los amantes frenéticos

La materia es más perspicaz que los colores y una explosión de rocas desde la corteza misma de la tierra es necesario restituir. Si la materia es igual a la energía; es ineludible su ebullición permanente. Trascender, trascender. Estallido, impacto, vértigo, texturas convocan a restituir el magma en su caída. Es la plena actividad de crear. Restituir el mundo, incluso ante los ojos incrédulos. Su puro y contundente nombre ha roto con las liturgias del lenguaje. La superficie de la pintura es devorada por su propia materia. Su reino pertenece a los amantes frenéticos. Todavía subsisten los rezagados de la geometría.

En su Segundo Manifiesto, de mayo de 1963, alcanza a señalar: El Techo de la Ballena cree necesario ratificar su militancia en una peripecia donde el artista y el hombre se jueguen su destino hasta el fin. Si para ello ha sido necesario rastrear en las basuras, ello no es sino consecuencia de utilizar los materiales que un medio ambiente, expresado en términos de democracia constitucional, nos ofrece. Nuestras respuestas y nuestras acciones surgen de la misma naturaleza de las cosas y de los acontecimientos, como claro ejercicio de la libertad, clave para la transformación de la vida y la sociedad que aún en un estadio superior no puede detenerse y a cuya perfección o hundimiento también continuaríamos contribuyendo.

En el Rayado sobre el Techo, número 3, se proponen responder a la pregunta por qué La Ballena. Odiando la voracidad de los interrogatorios, alcanzan a señalar: Necesidad de la acción: de una poesía y una pintura acción. Poblar, despoblar, declararse en huelga, santificar los niples, tirar las cosas a la calle. Una aventura en la cual el propio riesgo de la consumición del artista es en sí valedero como quehacer estético y humano. Actividad y pasión al rojo vivo, porque el trabajo paciente y el llamado buen juicio sólo han servido para conducir a la academia, a los decanatos, a la administración o al disfrute del buen padre de familia

El grupo Tráfico, integrado por Armando Rojas Guardia, Yolanda Patín, Igor Barreto, Rafael Castillo Zapata, Miguel y Alberto Márquez, hermanos, hace su aparición hacia los años 1980-1981. Al parecer el realismo crítico poético irrumpe violentamente en el horizonte literario. Venimos de la noche y hacia la calle vamos, así inician su manifiesto. Estos creadores y creadoras apuestan a la poesía de higiene solar. Se proponen arribar a la vida concretísima de los hombres. Un orbe cotidiano expresa su belleza en una acera cualquiera. Se propone una nueva manera de entender la poesía.

Con Tráfico salimos del esencialismo y, como hemos dicho, nos reconocemos en la historia…Pasajeros transitorios, diurnos, poetas: nuestra propuesta nace de una necesidad poética –política- histórica, la necesidad que atraviesa nuestra Venezuela de hoy, confundida entre el marasmo y el derroche, entre el lujo fastuoso y las carencias apremiantes de la capa marginal. El silencio y el juego textualista no pueden ser una respuesta crítica a nuestro medio, en última instancia constituyen posturas que, si no de manera consciente, al menos en forma disfrazadamente ideológica, le haces el juego a nuestra democracia petrolera.

Si bien es cierto que Tráfico rememora la Comuna de París y exalta su convocatoria y señalaba la doble cara de quienes se mostraban en franco compromiso con la exigencia del cambio social, pero siguieron el derrotero para la sonoridad de sus textos de las modulaciones de una lírica nacida como respuesta al mundo comercializado y banal;  si bien es cierto que Tráfico señalaba la trampa ideológica que supo ocultar las verdaderas cartas con las que el poeta apostaba su palabra en el juego social y desnuda ese ejemplo histórico del poeta de la alquimia, del verbo convertido en comerciante y acusa la confraternidad con el Poder; no obstante, el grupo Tráfico reconoce que son hijos de una clase media, pequeña burguesía, que vive entre la complicidad y el renegar. La calle, el barrio, una población marginal podría ser el camino de redimirse.

La poesía que propugnamos servirá, en cambio, de percusión para enseñarle a la Armonía la inclemencia de la súplica en los botiquines del centro. Se trata de fundirle la caja en el Grand Prix de Caricuao, hacer estallar los radiadores de las letras a 250 Km p/h… Nos empeñamos, así, en promover una poesía necesaria, que nuestros interlocutores perciban como palabra de uso y compartida, palabra para la cual toda trascendencia anémica, dispéptica, se disuelve ante el poder de convocación que sube, por ejemplo, de la rocolas de los bares…
Contra la mampostería intelectualista que sostiene el mito del poeta solitario, tan caro a una modernidad que no sabemos por qué debe ostentar para nosotros el carácter de un paradigma único, insurgimos con nuestra apuesta por una poesía solidaria, repleta de humanidad latinoamericananísima, gozosa o doliente, una poesía que no tema subirse al último sector del cerro donde termina el barrio y no llega jamás la policía, así tenga que pagar peaje al pie de la escalera, como corresponde; una poesía que no se asustará ante la tarea de embadurnarse de salsa y cerveza en el afinque:…

Sin duda que volver a recorrer los Diez Manifiestos Literarios: Cosmópolis, La Alborada, Válvula, Revista Nacional de la Cultural, Viernes, Contrapunto, Cantaclaro, Sardio, El Techo de la Ballena y Tráfico, siempre será una aventura intelectual que permitirá encontrar propuestas, caminos, sugerencias, posturas conceptuales y principistas. Hay allí parte de nuestra historia de la literatura de Venezuela, a través de grupos y manifiestos protagonizados por hombres y mujeres que se jugaron el peligroso reto de estar juntos, de formar grupos y de escribir un cuerpo que fijara  posturas conceptuales, de transitar en manadas, de dar respuestas, reclamar y proponer. El tiempo ha sido el encargado de sopesar su vigencia. Resulta una obligación revolucionaria emprender su estudio y análisis.

Pero existe una tremenda deuda para con grupos, propuestas, colectivos y publicaciones, los cuales  han emprendido y desarrollado en diferentes escenarios: el barrio, la parroquia, la universidad, la esquina, las bibliotecas y los bares, así como en incontables sitios y lugares donde fue posible reunirse y emprender la tarea literaria de resistencia. Contra todos los poderes humanos y divinos y a lo largo de 30 años ha sido sostenida la labor política-literaria, comunitaria y de creación, solidaria y de eterno compromiso revolucionario. De formación e investigación permanentes. Tres décadas de trabajo, de consecuente labor literaria y política. Trabajo cultural de definitivo y definitorio compromiso con las culturas populares, con esa humanidad doliente, contra las oligarquías y sus lacayos, contra el imperialismo donde quiera que esté. Desde el arrabal redimido, arrabal valiente, arrabal militante, arrabal onírico, Arrabal donde la poesía anda con la carabina al hombre. Convocamos al Arrabal a la Asamblea Poética. La fiesta de las palabras y la creación es la explosión gozosa de los Poderes Creadores del Pueblo. El inmenso poder del amor nos pertenece.

En aquella Obertura de la revista literaria Vesania, del año 1998, decíamos: Podemos buscarnos,  entre esa infinita posibilidad del encuentro porque el reunirse profesa ya sus viejos tiempos, sus años. Atajos breves suman los caminos donde los aprendizajes poseen colores y el espacio es nuestra presencia. Una extraña discontinuidad se apodera de los creadores y las creadoras, transeúntes, quienes hacen y deshacen nomenclaturas innombrables. El devenir sólo traza un camino en espiral desde la soledad hacia el encuentro. De esa manera la calle algo propone, algo nos dice, algo insinúa. Nuestra única escapatoria la constituyen los cómplices del veneno; las amantes o los amantes furtivos, los promotores y promotoras del desorden, las y los curados de heridas, los hacedores de nada, los invitadores al desafío…y luego aparecen en cualquier podio, la próxima canción, cualquier poema porque toda una herencia nos pertenece y el futuro lo construimos desde la cotidianidad. Actualmente, en el año 2016, andamos con La Gran Poetada, pero es reciente historia para otra entrega. In Vino Verita.



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Efraín Valenzuela

Católico, comunista, bolivariano y chavista. Caraqueño de la parroquia 23 de Enero, donde desde pequeño anduvo metido en peos. Especializado en Legislación Cultural, Cultura Festiva, Municipio y Cultura y Religiosidad Popular.

 efrainvalentutor@gmail.com

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