La exclusión como cultura política

La exclusión es expresión inequívoca de la cultura política de la oposición. Los gobiernos puntofijistas que dirigieron el país por mas de 40 años se caracterizaron por practicarla en todos los ámbitos del acontecer nacional de manera permanente y sistemática.

Desde el cenáculo de los partidos se tejió toda una red clientelar y corrupta que privilegió los intereses de empresarios, inversionistas y banqueros, quienes se convirtieron en los verdaderos dueños del poder político y económico.

Al mismo tiempo que la clase media veía mermar progresivamente su calidad de vida y participación política, la población de escasos recursos era marginada y condenada a la miseria y el abandono. Por su parte, la clase alta y "nueva-rica" así como aquel sector académico que tras el derrumbe del bloque soviético pasaba por la conversión neoliberal tecnocrática que lo privilegiaría con altos cargos en el gobierno de turno, formaban una oligarquía que aun practica en su seno la exclusión como política.

Así ha quedado reflejado en el drama pre-electoral que tiene atrapada a la oposición en un laberinto de ambigüedades y contradicciones. Los candidatos Petkoff, Borges y Rosales han conformado un conciabulo privado del cual se excluye a una docena de aspirantes a la candidatura "única" antichavista. Ninguno de ellos tiene acceso a la toma de decisiones que afectan a todo el conglomerado opositor, como tampoco cuentan con la oportunidad de debatirlas o cuestionarlas, siendo la más excluyente y autoritaria, aquella que impone "condiciones mínimas para ser precandidato" creadas a imagen y semejanza de estos tres "paladines" de la democracia. Quisieron diferenciarse del autoritarismo de Súmate, y la mejor alternativa que encontraron fue la exclusión, no como parte de una estrategia minuciosamente concebida, sino como una decisión "lógica" que parte de esa cultura política puntofijista, excluyente por naturaleza, que practicaron abierta e indiscriminadamente mientras se balanceaban en el poder como gobierno y oposición.

La misma cultura política de la exclusión es practicada por los rectores de las universidades Central, Simón Bolívar y Católica, quienes actuando con criterio antichavista mas que académico, han pretendido erguirse como los únicos entes calificados para delinear y decidir cómo, cuándo y de qué manera debe realzarse la auditoria del registro electoral, ignorando deliberadamente las opiniones y consideraciones de sus propios colegas que laboran en otras universidades e instituciones científicas del país.

Muy por el contrario, el CNE determinó la metodología que utilizaran las universidades nacionales para auditar el registro electoral por medio de un proceso totalmente abierto, participativo y transparente. Incluso el rector Vicente Díaz, calificado por muchos como el antichavista del Poder Electoral, considera que el método aprobado "es completo” porque recoge todas las propuestas que generaron diferencias entre los técnicos de las diferentes universidades [incluyendo] la comparación demográfica planteada por la UCV, la USB y la UCAB." (Panorama, 8 de Junio de 2006)

Las decisiones soberanas, autónomas e incluyentes del CNE son ejemplo del carácter revolucionario del proceso político venezolano. La inclusión social y política de la sociedad venezolana en el devenir histórico de la nación es lo que realmente identifica a la Revolución Bolivariana como tal. Mediante sus luchas y convicción bolivariana, y muy a pesar de las contradicciones y obstáculos devenidos del burocratismo y la corrupción heredada del puntofijismo neoliberal, la sociedad venezolana ha venido integrándose a los procesos transformadores del país de manera decidida y con la determinación de execrar la exclusión de la cultura política nacional.


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Antonio Guillermo García Danglades


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