¿En busca de cuál Bolívar?

Recientemente el escritor colombiano William Ospina, ganador entre otros premios del Rómulo Gallegos, por su novela El País de la Canela, segundo volumen de un tríptico iniciado con Ursúa; publicó en el marco seguramente de la conmemoración del bicentenario, un opúsculo sobre el Libertador Simón Bolívar titulado En busca de Bolívar.

Sorprende que un escritor tan cuidadoso y esmerado en la producción literaria, hasta tal punto que el propio García Márquez le encomendara junto a otros amigos, tal es el caso de Álvaro Mutis, la revisión y corrección del primer tomo de sus memorias Vivir para contarla. Sorprende digo, que un novelista de tan aquilatados dones -recordemos que literalmente se encerró por espacio de un lustro en la Casa de Contratación de Sevilla a documentarse sobre los episodios históricos que componen su trilogía-; haya publicado un ensayo sobre el Padre de la Patria, a la carrera, de afán, mas pareciese por una obligación con su agente literario, que por el goce y pleno disfrute del oficio que mejor sabe hacer: recrear la historia con una singular pasión, belleza y meticulosidad.

El texto agota por lo obvio, por lo saturado de lugares comunes comentados por la mayoría de sus biógrafos, por el escaso esfuerzo empleado para crear un Bolívar propio, el suyo, el emanado de la lujuria de su narrativa desbordante, y no el prestado, el de otros, más cuando esos otros, han dibujado portentosos retratos del Hombre que trasformó nuestro continente y nos dio a conocer al mundo como somos, sin complejos, sin petulancias y con un valor heroico que hoy dos siglos después, es capaz de concitar nuestro asombro y nuestro eterna gratitud por haber moldeado de esa manera la historia de pueblos irredentos.

Es un libro sin pasión escrito por un escritor apasionado. Es un libro dibujado en sepia, por un creador que como pocos en este continente, se puede dar el lujo del demiurgo exquisito que arranca de su paleta tonalidades asombrosas y colores nuevos. Ese es el pecado que no le podemos perdonar a William Ospina, que frente al Hombre que mejor interpretó lo que somos y todo lo superior a que aspiramos, haya reproducido un esmirriado retrato en blanco y negro, casi que una caricatura.

Deplorable resulta también su explicación sobre la fatídica y errática semblanza que de él hiciera el hombre quizá más lucido de la historia contemporánea: Carlos Marx. Numerosos historiadores profusamente han documentado las causas históricas del error y el desacierto de Marx al referirse a Bolívar. El dirigente político de izquierda ya fallecido, Gilberto Vieira, a mediados del siglo pasado fue precursor de dicho debate dando pautas, y sobre todo, rescatando para el ideario democrático y el pensamiento avanzado, el lugar cimero de Bolívar en la historia y en el devenir de nuestros pueblos.

Pretender como lo sugiere el autor de En busca de Bolívar. Que en ese yerro se encontraría una de las causas que explicarían las vicisitudes teóricas del marxismo, y que el mismo es prueba suficiente del supuesto eurocentrismo del pensamiento científico del coloso de Tréveris, como lo llamará Federico Engels, es francamente un despropósito, entre otras razones, porque la mencionada semblanza de Marx sobre Bolívar, no constituye más que uno de los tantos artículos escritos para diversas publicaciones de la época, y en modo alguno se puede asumir como un texto esencial de su pensamiento y doctrina.

Ver las cosas de otra manera, no solo es hilar muy fino sino darle al error y la equivocación de Marx sobre Bolívar, un significado que no tiene. Las vicisitudes del marxismo y las catastróficas equivocaciones producidas en la historia reciente a su nombre, muestran de bulto hasta qué punto se puede llegar por la vía de dogmatizar, fanatizar y vaciar de contenido un cuerpo teórico humanista, que no tiene otra pretensión que servir de guía para la acción y no de doctrina pétrea al margen de las necesidades de los hombres y de la historia.

En deuda queda pues con sus lectores el escritor William Ospina.


quebellaeslavida2010@hotmail.com


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