Un juicioso Uribe pide perdón por las bases

Recientemente el presidente de la República Tutelada de Colombia, Álvaro Uribe (siete bases gringas avalan lo afirmado) pidió perdón a los presidentes Correa y Chávez por la instalación de siete bases militares norteamericanas en su país. Ahora bien, viniendo de su estilo paisa, de su estilo formado en la ética subterránea antioqueña, el perdón hecho público, tiene varias interpretaciones.

Uribe está consciente de la magnitud de su decisión; y sabe de las trágicas consecuencias que esta avanzada gringa puede acarrearle a la América Latina en su más cercano futuro. El presidente creador del paramilitarismo en Colombia, quiere mostrarse “juicioso”, y pide perdón, cual elemento de mafia cuando debe cumplir una fatal orden así sea contra sus hermanos o a alguien de su cercano entorno, una vez perdida la confianza tenida.



En política las decisiones se hacen para que éstas permanezcan en el tiempo más largo posible y esta decisión de instalar bases militares en el suelo de la Patria Grande amerita, para la ética uribista, un sustancioso perdón digno de una foto estelar en msn.com, de una portada en la revista Cromos o de otro canal donde la oligarquía colombiana se nivele con el primer mundo en esto de los folletines farandulezcos.



Uribe quiere pasar a la historia. De eso no hay dudas. No quiere verse en el espejo de Pastrana ni de Samper: unos señores olvidados en el reciente devenir. Hay condiciones políticas para ello. Los gringos lo saben y le calientan la oreja del orgullo para que el jefe del vecino narcoestado sea el contrapeso de Chávez en la región.

Uribe y el Departamento de Estado trabajan para una guerra a largo plazo en el sur de América. Trabajan para controlar una zona que en este momento estiman perdida. Recordemos que desde Alejandro, los emperadores romanos, Carlomagno, Napoleón, el imperio británico, el soviético, entre otros, diseñaban y promovían guerras o intervenciones cuando consideraban perdida sus naturales áreas de influencia.

Desde la no aplicación del Área de Libre Comercio de las Américas, mejor conocido como ALCA, producto de decisiones políticas consustanciadas a los intereses soberanos de naciones como Venezuela, Ecuador y Bolivia, los gringos consideran perdida su natural área de influencia.

Para cualquier imperio de cualquier época esto representa el abc de las intervenciones militares. Que lo ignoren los escuálidos de aquí, eso es problema de ellos, pero es un principio que figura en la lógica de los sistemas imperiales.

Según principios geopolíticos, América Latina es el área de influencia del sistema imperial norteamericano. Quiere decir compatriota, que todo lo que respire, lo que nazca, toda riqueza natural habida (petróleo, gas, bosques, agua, minerales, consumidores de hamburguesas, mano de obra, tierras productivas) les pertenece.

La magnitud de la decisión de Uribe, repetimos, amerita el perdón de un tipo que da la cara por su oligarquía colombiana. De un tipo que se sabe -como dice la letra de Juanes- con la conciencia negra.

En algún momento Uribe se retirará a sus haciendas a dar órdenes en su manera antioqueña como los narcotraficantes de la serie “El cartel de los sapos”; sin embargo, la estela dejada por esa decisión de alta traición a nuestros libertadores traerá inevitables consecuencias para el pueblo latinoamericano; consecuencias que una pedida de perdón pública no la cancela ni la borra.


petroniomartinez@hotmail.com


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Freddy Martínez


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