Es falso lo excepcional:

El sujeto golpista de Honduras es común en el continente

Honduras confirma que el poder enquistado en las viejas instituciones y estructuras de poder de nuestros países es peor que una oligarquía tradicional, que un generalato a la antigua, que una partidocracia privilegiada, que una jerarquía católica conservadora y unas transnacionales saqueadoras.

Es todo esto mezclado, potenciado y envilecido: una mafia depredadora y reaccionaria. Amalgama del lumpen-generalato, la lumpen-partidocracia, el lumpen-empresariado, la lumpen-iglesia cupular y las corporaciones imperialistas mafiosas, engarzadas con el halconismo estadounidense. Todo esto a la vez o debidamente combinado, con sus componentes endurecidos por la naturaleza de la actual mega-crisis capitalista.

Es similar a la claque de poder que ya exhibió su verdadero rostro en Venezuela y Bolivia y está en igual tesitura en Ecuador.

 Una claque empresarial-política-militar y eclesiástica fundamentalista y tramposa. Criminal, especuladora, súper-explotadora y mentirosa. Ladrona, racista y machista. Intolerante, despótica e hipócrita, y hasta falsificadora de firmas.

Aferrada a un sistema constitucional cerrado, atrasado, que le posibilita secuestrar, mercantilizar y degradar la democracia, y enriquecerse por vías ilegales.

Resistente hasta lo brutal frente a todo lo que pueda abrirle camino a una asamblea constituyente con posibilidad de cambiar en cada caso la institucionalidad decadente que le sirve como anillo al dedo por una que siente las bases de la participación popular y la justicia social.

Precisamente ese fue el detonante de su gran ira contra el presidente Zelaya en Honduras.

De su asalto a la casa presidencial y su golpe de Estado.

De la usurpación del único poder estatal fuera de su feudo: el poder ejecutivo.

De la militarización del país, el corte de la energía eléctrica y comunicaciones,  las redadas selectivas, ametrallamientos, torturas y estado de sitio.

Es una “claque” terriblemente celosa de sus controles, fortunas y privilegios robados. Por eso cuando la pellizcan procede como monstruo desalmado.

Y no esperemos que sea de otra manera en otros países, aunque ciertamente la hora latino-caribeña le es muy adversa. 

La de aquí, la dominicana, aunque por ahora lo disimule, es también de la misma calaña.

Solo hay que observar las continúas inconductas de nuestra partidocracia, la facción inescrupulosa del empresariado, la parte cínica de la cúpula eclesiástica, la criminalidad y represión policial, la corrupción en el Congreso Nacional, en la Cámara de Cuentas, en la JCE, en el sistema judicial, en el gobierno y en una parte considerable del generalato y la alta oficialidad policial y militar.

Las coincidencias del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) con la FEDECAMARA venezolana están a la vista.

La apropiación gansteril de nuestro patrimonio nacional, el artículo 30 prohibiendo el aborto terapéutico, las dolosas concesiones de nuestros recursos naturales a empresarios voraces asociados a altos funcionarios públicos y a los presidentes, las conexiones del poder político y militar con los cárteles de la droga, los continuos escándalos de corrupción al interior de los gobiernos, las mafias de la construcción en asociación con el Estado…muestra la verdadera naturaleza de la clase gobernante-dominante en este país; algo común a todas nuestras naciones antes de iniciarse los grandes cambios.

Esto indica que también aquí la reacción violenta a la hondureña está latente, solo que no es necesaria mientras gobiernen los partidos del sistema, mientras los presidentes sean como Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Miguel Vargas. Porque con ellos esa “claque” nefasta puede tener escarceos menores, discrepancias y competencias, pero siempre dentro de una identidad esencialmente explotadora. Porque ellos forman parte de esa claque pro-neoliberal y son funcionales al capitalismo de mafias, piratas, especuladores y casinos.

Otra cosa sería si a esta isla llegara la aurora de los cambios que recorren nuestra América, esa que ha tocado para bien el corazón del presidente Zelaya, enfrentándolo a todas las instituciones decadentes de su país y desatando tras su derrocamiento una vibrante resistencia popular y una solidaridad que bien pronto, de seguir en ascenso y de resquebrajar más aun el poder militar, podría arrasar el régimen golpista y crear el contrapoder necesario para desarticular esa claque mafiosa, ese engendro sociopolítico y militar, y emprender el proceso constituyente en busca de una nueva institucionalidad y una nueva democracia.

En el centro de las luchas continentales se sitúa la contradicción entre la seudo-democracia al servicio de las elites corrompidas que se resiste a morir y la nueva democracia que está naciendo al calor de la derrota de la recolonización neoliberal. Un fenómeno que trasciende fronteras.

Esa es la razón de lo que hoy acontece en Honduras en esta hora de los hornos y de lo que seguro seguirá aconteciendo, con nuevas formas y particulares matices, en toda nuestra América… hasta definitivamente alcanzar una Patria Grande liberada y sembrada de nuevas democracias camino a nuevos socialismos. Porque asistimos a una ola de cambios revolucionarios difíciles de aplastar, incluso de contener; y a una crisis sistémica del capitalismo que le ofrece nuevas oportunidades a la indignación redentora.

narcisoisaconde@gmail.com



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Narciso Isa Conde


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