Golpe suave, ahora en Iran

Motivado a la aplastante victoria de Mahmud Ahmadinejad para seguir rigiendo los destinos de Irán, donde obtuvo el 63% de los votos contra 34% de el candidato opositor Mir-Hossein Mousavi, se puso en marcha un plan de desestabilización aplicando al pie de la letra el esquema diseñado en los métodos de golpe suave, como mecanismo ideado por los Estados Unidos para derrocar gobiernos sin el uso de la violencia.

Estas acciones se materializan en el mundo a través de las revoluciones de colores, aplicado con éxito en Serbia donde estimularon y financiaron a círculos estudiantiles empleándolos como activistas políticos, que se dieron a conocer como movimiento OTPOR (Significa resistencia en Serbio).

Al extremo que actualmente sus líderes han reconocido en videos y entrevistas de prensa que recibieron apoyo financiero del exterior.

La revolución naranja en Ucrania, la revolución rosa en Georgia, la revolución de los Tulipanes en Kirguistán, la revolución terciopelo en Checoslovaquia y ahora está en marcha un plan de reclutamiento de partidarios de Mousavi para que salgan a la calle a protestar enfrentándose con violencia a la policía y generen un quiebre del orden interno, de manera tal de obtener imágenes y fotografías que apoyen el plan, donde el uso agresivo de los medios de comunicación y bombardeo de propaganda vía internet y facebook, tendrán la misión de sensibilizar la opinión pública internacional tratando de sesgarla, creando condiciones comunicacionales para estigmatizar y satanizar el proceso electoral iraní como fraudulento, logrando así justificar el apoyo internacional a los manifestantes haciéndolo ver como una causa justa.

No es coincidencia que las fotografías y videos que empiezan a recorrer el mundo, en noticias reseñadas por los medios de comunicación neoliberales, son para magnificar las manifestaciones, apareciendo dichos manifestantes con fotos de Mousavi y todas sus insignias son de color verde, mientras gritan consignas alusivas a la falta de transparencia electoral. Tampoco es casual la similitud de las revoluciones de colores con la situación actual en Irán, donde ambas no solo se inician posterior a un proceso electoral presidencial, sino que el candidato derrotado primero divulga su victoria y al producirse los resultados oficiales denuncia su ilegalidad, incitando a sus partidarios a manifestar para generar caos.

Mousavi reclama la anulación de los resultados por supuestas irregularidades, desconociendo al igual que las revoluciones de colores a Ahmadinejad como presidente, mientras la prensa extranjera hace su trabajo de operación psicológica.

Todo esto va a acompañado de declaraciones de gobiernos que adversan a la revolución iraní, como es el caso del vicepresidente estadounidense Joe Biden quien manifiesta tener dudas sobre la legitimidad sobre el proceso electoral, aduciendo intranquilidad porque el gobierno iraní suprime la libre expresión al reprimir a los manifestantes. A él se suman los gobiernos de Israel, Francia y Alemania, quienes atizan el conflicto expresando supuesta preocupación por la violenta represión de las protestas.

Como se observa, el imperio norteamericano quien tiene una larga trayectoria en subvertir gobiernos legítimos que no comulgan con sus mercantilistas ideas, ahora enfilan sus baterías poniendo en marcha las tácticas de golpe suave en Irán. Donde estamos seguros que el altísimo nivel de conciencia del pueblo, gobierno, consejo de guardianes y el guía supremo, ayatola Ali Jamenei, librarán nuevamente una batalla epopeyica con dignidad propinándole otra derrota al imperio.


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Pedro Carreño


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