Para analizar esta aberrante
propuesta hay que entender siquiera esquemáticamente qué es la red
Internet, red que pretende utilizar el ejército norteamericano para
extender su supremacía militar. Los tres elementos esenciales dentro
de la arquitectura tecnológica de Internet son tres:
El protocolo
software de comunicaciones TCP/IP que encapsula nuestros datos antes
de ser enviados desde nuestro PC al destinatario, caracterizando básicamente
qué tipo de información se transmite (correo, páginas web, voz, video,
etc.) y etiquetando los paquetes con un sistema de direcciones físicas
llamadas IP, para saber a dónde va y quién las
genera. Este protocolo libre de patentes y regalías tuvo su origen
en motivaciones militares del departamento de la guerra de los Estados
Unidos USA trasladándose posteriormente una vez amortizada dicha tecnología
a usos civiles donde verdaderamente se ha desarrollado y alcanzado el
nivel de eficiencia actual. Internet es gestionada por un ente más
o menos neutral abierto a la comunidad internacional, el IETF, donde se proponen, discuten, consensúan
y aprueban los estándares a utilizar en la red Internet.
Los
medios físicos de transmisión por donde viajan los paquetes binarios
de información, como la fibra óptica, cables de cobre, tendido eléctrico,
emisiones de radiofrecuencia, etc. Dicha infraestructura es propiedad
de las operadoras de comunicaciones, constituidas como empresas privadas
o instituciones públicas.
Los
dispositivos electrónicos de inteligencia de la red routers que enlazan los medios de transmisión
físicos y que encaminan los paquetes de datos desde su origen hacia
el destino final. Los titulares de esta infraestructura de comunicaciones
son asimismo las operadoras.
Este esbozo funcional vendría
completado con elementos de seguridad, de priorización, de redundancias
y otros servicios de valor añadido. Internet ha sido gestionada desde
su origen en usos civiles con un criterio igualitario donde podríamos
decir que todas las comunicaciones son tratadas de forma ecuánime en
cuanto a su entrega desde su generación.
De la descripción
tecnológica descrita de Internet, es fácil deducir que Internet no
es tan libre como la ingenuidad y la confusión de deseo y realidad
de muchos usuarios y cierta izquierda quisiera creer. Nuestras comunicaciones
en su seguridad, disponibilidad, integridad y privacidad, están totalmente
expuestas al escrutinio de intereses privados. Únicamente las prácticas
de encriptación podrían hacer aumentar la integridad y privacidad,
pero esto asimismo constituye todo un reto y nunca realmente se podría
certificar la salvaguardia de los datos. Pasaríamos así con la propuesta
MNP del Tío Sam, no sólo de tener un sistema global de comunicaciones
altamente privatizado como es el actual, sino también militarizado
al servicio del imperialismo de la OTAN.
El objetivo declarado del ejército
de los USA es que allá donde no llega su infraestructura de comunicaciones,
poder conectarse a la Internet global priorizando sus datos militares
por encima de cualquier otro flujo de uso civil que circule por la Red.
La propuesta es realmente delirante y formulada desde una lógica de
hegemonía totalitaria abriéndose un sinfín de interrogantes como
por ejemplo los siguientes:
¿Será
el MNP un protocolo alternativo al TCP/IP capaz de transmitirse
por los medios físicos y routers convencionales o será una
especificación incluida dentro de TCP/IP con unos criterios
de priorización sobre flujos binarios estándares?
¿Se llegará
a un acuerdo con todas las operadoras para aceptar esta petición y
bajo qué condiciones se concretaría?
¿Aceptaría
la comunidad internacional, estados e instituciones, esta militarización
de facto de la red civil Internet al servicio estratégico de los USA
poniendo en compromiso las soberanías nacionales respectivas y la neutralidad
del medio?
Este planteamiento intrusivo de cuajar, obligaría a los estados que decidan no someterse a la militarización del ciberespacio a reestructurar las comunicaciones de voz y datos de forma diferente a tal y como las conocemos hoy en día, dividiendo a escala planetaria las comunicaciones en dos grandes redes. Sería necesario plantear una red alternativa y paralela por todos aquellos países que de forma responsable no acepten un rol subalterno.
La perspectiva es cuando menos
preocupante ya que existe un aterrador precedente con el que se puede
establecer un triste paralelismo. El espacio aéreo (medios de transmisión)
y los aeropuertos (routers) se han puesto al servicio de los USA en
los vuelos (transmisiones) ilegales de personas secuestradas (datos)
rumbo a su confinamiento
en la base yanqui de Guantánamo
con la complicidad de muchos países occidentales, como muy bien sabemos
en el estado español. Por tanto hay que prever qué respuesta se habría
de dar a semejante agresión al interés público y social.
Mientras este tema se plantea,
y no sabemos que derroteros finalmente tomará, en el polo diametralmente
opuesto actúa la República Bolivariana de Venezuela RBV. Existen dos
experiencias muy significativas:
La construcción
de un enlace
de fibra óptica que unirá la RBV a la bloqueada República de Cuba que permitirá aumentar el ancho de
banda de acceso a Internet por lo que a la capacidad física de transmisión
de datos se refiere. Esto redundará en un aumento de los usos de Internet
en la Isla para paliar el bloqueo tecnológico a la que la somete los
USA, compartiendo la RBV sus accesos a los nodos de conexión
a Internet con las comunicaciones establecidas en la mayor de las Antillas.
Otro muy
importante evento es la reciente puesta en órbita del satélite Simón
Bolívar en el proyecto chino – venezolano VENESAT-1. La activación de la tecnología
de comunicaciones satelitales permitirá usos educativos, informativos,
sanitarios y en definitiva de todo tipo de uso civil de interés público
a zonas del país donde las comunicaciones por cable o de radiofrecuencia
terrestre son difíciles, especialmente la Amazonía y demás áreas
rurales. Debido a la gran cobertura geográfica del satélite, el gobierno
socialista y revolucionario del Presidente Hugo Chávez ha ofrecido
a la comunidad sudamericana la utilización compartida de dicho proyecto
para dar forma en lo tecnológico a la Integración de los pueblos de
la Patria Grande.
La lógica de la compartición
de los recursos y la extensión de las prestaciones beneficiosas para
la sociedad civil de las nuevas tecnologías que propone Venezuela se
ve contrapuesta con la restricción, privatización y deriva a objetivos
de militarización con que nos amenaza nuevamente el imperio decadente
de los USA.
También en materia tecnológica,
el dilema socialismo o barbarie tiene en la República Bolivariana de
Venezuela y los USA respectivamente la disyuntiva y máximos exponentes.