Uribe intenta criminalizar a sus adversarios dentro y fuera de su frontera

¡En defensa de Piedad Córdoba, Amilcar Figueroa, Álvaro Leiva, María Augusta Calle, William Parra y demás luchadores(as) calumniados(as)!

El régimen narco-paramilitar de Álvaro Uribe Vélez, en su condición de actual administrador del Estado terrorista colombiano –inmerso ahora en una profunda crisis de legitimidad e ilegalidad- está intentando, a manera de represalia feroz y desproporcionada, criminalizar a personalidades revolucionarias y progresistas de Colombia y del exterior; luchadores(as) que sus órganos de inteligencia entienden desafectos(as) a sus espurios intereses y cuestionados designios.

El pretexto esgrimido se basa en la manipulación de la novela de las supercomputadoras de Raúl Reyes e Iván Ríos, comandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -Ejército del Pueblo (FARC-EP) recientemente asesinados; refrendada hace unos días por la INTERPOL, bajo tutela de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los EEUU.

La pretensión inmediata del gobierno colombiano, dentro su desesperado afán en cumplir la misión imposible de convertir a Colombia en una especie de “sub-imperialismo” al servicio de los halcones de Washington, es penalizar a prestigiosos e influyentes dirigentes(as) políticos(as) colombianos, que han jugado roles estelares en la promoción del canje humanitario de prisioneros y en los frustrados esfuerzos de apertura de camino de paz; y también extender la jurisdicción represiva hacia otros países del continente contra importantes figuras políticas y dirigentes(as) sociales solidarios con las mejores causas colombianas, latinoamericanas y mundiales.

Es además –muy puntualmente- su especial afán de desviar la atención y colocar en un plano no relevante la profunda crisis “para-política” que sacude a su gobierno y amenaza llevarlo a una inestabilidad y a un nivel de repudio que impida su continuidad.

En ese tenor la llamada “Unidad Antiterrorista” del gobierno terrorista de Uribe Vélez, ha canalizado hacia la Fiscalía General de Colombia la investigación por cargos de terroristas contra los(as) congresistas colombiano(as) Piedad Córdoba, Wilson Borja y Gloria Inés Ramírez, y los procesos de indagación judicial contra el ex candidato presidencial Álvaro Leiva y el periodista e intelectual revolucionario (actual director del semanario Voz, órgano del Partido Comunista Colombiano) Carlos Lozano, y también contra el diputado venezolano y presidente alterno del Parlamento Latinoamericano (PARLATINO) Amilcar Figueroa, el periodista de TELESUR William Parra, la periodista y diputada constituyente ecuatoriana María Augusta Calle, el revolucionario ecuatoriano Iván Larrea, el intelectual estadounidense James Jholnes y los(as) activistas sociales Liliana Orlando y Lázaro Vives, entre otros(as).

El Fiscal General Mario Iguarán, haciéndole el juego seudo-legal a la acusación de la “Unidad Antiterrorista”, ha colocado los casos de los(as) congresistas colombianos(as) en el Tribunal Supremo de Justicia y ha asumido directamente los demás casos.

Salta a vista que contra Piedad Córdoba, Senadora de alto vuelo y gran autoridad moral, existe un especial encono del jefe político del para-militarismo y actual presidente de Colombia, Álvaro Uribe.

Igual contra los(as) demás parlamentarios(as) perseguidos(as) por su honesta conducta política en el Congreso y en la sociedad colombiana.

A Álvaro Leiva, el sicariato y el narco-poder colombiano no le perdonan, que a pesar de su militancia en el Partido Conservador, haya asumido una digna posición en temas cruciales como los derechos humanos, la oposición a la guerra sucia y las gestiones de paz.

Igual al insobornable y talentoso intelectual comunista, Carlos Solano, comprometido a fondo con las ideas antiimperialistas y socialistas.

Amilca Figueroa ya ha sido objeto de tramas similares frustradas, decididas en el Palacio Nariño y en las oficinas de inteligencia militar colombiana.

Esta acusación ahora, como la que pesa contra William Parra, persigue poner en tren de persecución a la INTERPOL, preparar el ambiente para acosar a otros dirigentes revolucionarios venezolanos y contribuir a la creación de un clima propicio para llevar a cabo los planes de agresión militar contra la Revolución Bolivariana (recientemente denunciados por el comandante Chávez), como paso intermedio hacia la invasión militar de EEUU en esa región.

Igual finalidad contra el gobierno de Correa tiene la inclusión en esa lista a la constituyente María Augusta Calle y a Iván Larrea.

En el caso salvadoreño la novela de las supercomputadoras esta siendo pérfidamente empleada para inventar acusaciones contra EL FMLN y para estigmatizar al diputado y miembro de su Comisión Política de ese partido, José Luís Merino, en interés de frenar su avance hacia la victoria electoral y su posible ascenso al gobierno de ese país.

Todo esto se suma al persistente empeño de trasladar el estigma de terrorista contra las FARC a la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) y de criminalizar a una parte significativa de sus dirigentes en diferentes países.

El régimen de Uribe esta sirviendo como instrumento de los planes de guerra y represión de los EEUU, forzando a los gobiernos más dóciles del continente, como el de Alan García del Perú y de Calderón en México, a emprender una cruzada represiva contra los dirigentes de la CCB.

Estos son solo los primeros episodios de una contraofensiva guerrerista que persigue revertir, desestabilizar, derrocar… los dignos gobierno de Venezuela, Ecuador y Bolivia y acorralar y debilitar las fuerzas que en nuestra América están en capacidad de contrarrestar sus planes intervención militar.

¡Se trata de señales ominosas que no es posible dejar pasar!

Hay que defender con energía a las personas y fuerzas sujetas a estas acusaciones mendaces, persecuciones y represiones de todo tipo, incluida las medidas que evidentemente intentan ejecutar a través de la INTERPOL, en estrecha combinación con la CÍA y las ilegitimas autoridades colombianas.

Hay que enfrentar con vigor esta contraofensiva, retomando la línea de combate contra el podrido régimen de Uribe y sus tutores estadounidenses.

Hay que desplegar la mayor movilización posible hasta derrotar estos propósitos.

La CCB, dentro de su proceso de conversión en un gran movimiento continental bolivariano, llama a todas las fuerzas democráticas y revolucionarias del continente y del mundo, a todos(as) los defensores de los derechos humanos, a emprender cuantas iniciativas posibles para defender a nuestros(as) compatriotas latino-caribeños y a los procesos amenazados por esta contraofensiva del imperio y de las impenitentes y crueles oligarquías locales.

¡No hay espacio ni para la pasividad ni para las vacilaciones!

¡Esta contraofensiva criminal apunta contra todos los grandes valores y debemos derrotarla!

¡En Bolívar y en los héroes y heroínas de América nos encontramos todos(as)! ¡Hasta la victoria siempre!

Narciso Isa Conde

Presidencia Colectiva de la CCB

24 de mayo 2008, Santo Domingo, RD.


narcisoisaconde@gmail.com



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