El régimen narco-paramilitar
de Álvaro Uribe Vélez, en su condición de actual administrador del
Estado terrorista colombiano –inmerso ahora en una profunda crisis
de legitimidad e ilegalidad- está intentando, a manera de represalia
feroz y desproporcionada, criminalizar a personalidades revolucionarias
y progresistas de Colombia y del exterior; luchadores(as) que sus órganos
de inteligencia entienden desafectos(as) a sus espurios intereses y
cuestionados designios.
El pretexto esgrimido
se basa en la manipulación de la novela de las supercomputadoras de
Raúl Reyes e Iván Ríos, comandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia -Ejército del Pueblo (FARC-EP) recientemente asesinados;
refrendada hace unos días por la INTERPOL, bajo tutela de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los EEUU.
La pretensión inmediata
del gobierno colombiano, dentro su desesperado afán en cumplir la misión
imposible de convertir a Colombia en una especie de “sub-imperialismo”
al servicio de los halcones de Washington, es penalizar a prestigiosos
e influyentes dirigentes(as) políticos(as) colombianos, que han jugado
roles estelares en la promoción del canje humanitario de prisioneros
y en los frustrados esfuerzos de apertura de camino de paz; y también
extender la jurisdicción represiva hacia otros países del continente
contra importantes figuras políticas y dirigentes(as) sociales solidarios
con las mejores causas colombianas, latinoamericanas y mundiales.
Es además
–muy puntualmente- su especial afán de desviar la atención y colocar
en un plano no relevante la profunda crisis
“para-política” que sacude a su gobierno y amenaza llevarlo a una
inestabilidad y a un nivel de repudio que impida su continuidad.
En ese tenor la llamada
“Unidad Antiterrorista” del gobierno terrorista de Uribe Vélez,
ha canalizado hacia la Fiscalía General de Colombia la investigación
por cargos de terroristas contra los(as) congresistas colombiano(as)
Piedad Córdoba, Wilson Borja y Gloria Inés Ramírez, y los procesos
de indagación judicial contra el ex candidato presidencial Álvaro
Leiva y el periodista e intelectual revolucionario (actual director
del semanario Voz, órgano del Partido Comunista Colombiano) Carlos
Lozano, y también contra el diputado venezolano y presidente alterno
del Parlamento Latinoamericano (PARLATINO) Amilcar Figueroa, el periodista
de TELESUR William Parra, la periodista y diputada constituyente ecuatoriana
María Augusta Calle, el revolucionario ecuatoriano Iván Larrea, el
intelectual estadounidense James Jholnes y los(as) activistas sociales
Liliana Orlando y Lázaro Vives, entre otros(as).
El Fiscal General Mario
Iguarán, haciéndole el juego seudo-legal a la acusación de la “Unidad
Antiterrorista”, ha colocado los casos de los(as) congresistas colombianos(as)
en el Tribunal Supremo de Justicia y ha asumido directamente los demás
casos.
Salta a vista que contra
Piedad Córdoba, Senadora de alto vuelo y gran autoridad moral, existe
un especial encono del jefe político del para-militarismo y actual
presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
Igual contra los(as)
demás parlamentarios(as) perseguidos(as) por su honesta conducta política
en el Congreso y en la sociedad colombiana.
A Álvaro Leiva, el sicariato
y el narco-poder colombiano no le perdonan, que a pesar de su militancia
en el Partido Conservador, haya asumido una digna posición en temas
cruciales como los derechos humanos, la oposición a la guerra sucia
y las gestiones de paz.
Igual al insobornable
y talentoso intelectual comunista, Carlos Solano, comprometido a fondo
con las ideas antiimperialistas y socialistas.
Amilca Figueroa ya ha
sido objeto de tramas similares frustradas, decididas en el Palacio
Nariño y en las oficinas de inteligencia militar colombiana.
Esta acusación ahora,
como la que pesa contra William Parra, persigue poner en tren de persecución
a la INTERPOL, preparar el ambiente para acosar a otros dirigentes revolucionarios
venezolanos y contribuir a la creación de un clima propicio para llevar
a cabo los planes de agresión militar contra la Revolución Bolivariana
(recientemente denunciados por el comandante Chávez), como paso intermedio
hacia la invasión militar de EEUU en esa región.
Igual finalidad contra
el gobierno de Correa tiene la inclusión en esa lista a la constituyente
María Augusta Calle y a Iván Larrea.
En el caso salvadoreño
la novela de las supercomputadoras esta siendo pérfidamente empleada
para inventar acusaciones contra EL FMLN y para estigmatizar al diputado
y miembro de su Comisión Política de ese partido, José Luís Merino,
en interés de frenar su avance hacia la victoria electoral y su posible
ascenso al gobierno de ese país.
Todo esto se suma al
persistente empeño de trasladar el estigma de terrorista contra las
FARC a la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) y de criminalizar
a una parte significativa de sus dirigentes en diferentes países.
El régimen de Uribe
esta sirviendo como instrumento de los planes de guerra y represión
de los EEUU, forzando a los gobiernos más dóciles del continente,
como el de Alan García del Perú y de Calderón en México, a emprender
una cruzada represiva contra los dirigentes de la CCB.
Estos son solo los
primeros episodios de una contraofensiva guerrerista que persigue
revertir, desestabilizar, derrocar… los dignos gobierno de Venezuela,
Ecuador y Bolivia y acorralar y debilitar las fuerzas que en nuestra
América están en capacidad de contrarrestar sus planes
intervención militar.
¡Se trata de señales
ominosas que no es posible dejar pasar!
Hay que defender con
energía a las personas y fuerzas sujetas a estas acusaciones mendaces,
persecuciones y represiones de todo tipo, incluida las medidas que evidentemente
intentan ejecutar a través de la INTERPOL, en estrecha combinación
con la CÍA y las ilegitimas autoridades colombianas.
Hay que enfrentar
con vigor esta contraofensiva, retomando la línea de combate contra
el podrido régimen de Uribe y sus tutores estadounidenses.
Hay que desplegar
la mayor movilización posible hasta derrotar estos propósitos.
La CCB, dentro de su
proceso de conversión en un gran movimiento continental bolivariano,
llama a todas las fuerzas democráticas y revolucionarias del continente
y del mundo, a todos(as) los defensores de los derechos humanos, a emprender
cuantas iniciativas posibles para defender a nuestros(as) compatriotas
latino-caribeños y a los procesos amenazados por esta contraofensiva
del imperio y de las impenitentes y crueles oligarquías locales.
¡No hay espacio ni para
la pasividad ni para las vacilaciones!
¡Esta contraofensiva
criminal apunta contra todos los grandes valores y debemos derrotarla!
¡En
Bolívar y en los héroes y heroínas de América nos
encontramos todos(as)! ¡Hasta
la victoria siempre!
Narciso Isa Conde
Presidencia Colectiva de la CCB
24 de mayo 2008, Santo Domingo, RD.
narcisoisaconde@gmail.com