La ofensiva imperial contra la Revolución

En solo una semana, la ofensiva mediática y diplomática de Estados Unidos contra Venezuela asumió un nivel aún más preocupante y peligrosa. Esta escala de agresiones por parte de Washington hacia Venezuela indica dos cosas: el desespero del gobierno de George W. Bush por la pérdida de control sobre América Latina y sus recursos naturales; y los planes que llevan en marcha para una intervención más directa en Venezuela. No es coincidencia que la secretaria de Estado de EEUU llegó el jueves 24 de enero a la ciudad colombiana de Medellín para reunirse con el presidente Álvaro, traendo consigo una delegación de congresistas estadounidenses, demócratos tanto como republicanos, para atraer atención al Tratado de Libre Comercio firmado entre los dos países. La presencia de la alta funcionaria estadounidense en el vecino país de Colombia es evidencia de la gran amenaza que representa el Alternativo Bolivariano de las Americas (ALBA) y la cumbre de los jefes de estado y altos representantes de Bolivia, Dominica, Cuba, Haiti, Nicaragua, St. Kitts y Venezuela que se esta realizando durante el 24 al 26 de enero en Caracas.

Esta es la batalla de las ideas en pleno combate. Estados Unidos juega sucio, empleando principalmente a las operaciones psicológicas para imponer su visión y preparar el terreno para la destrucción del proyecto socialista revolucionario en América Latina. El uso de los medios de comunicación internacionales y el discurso confuso ha sido la manera en que Washington ha logrado convencer a su pueblo que el Comandante Presidente Chávez es un dictador peligroso. Mira por ejemplo, las declaraciones un día de John Walters, jefe de las políticas anti-drogas de la Casa Blanca, afirmado que Chávez “se esta convertiendo en un gran facilitador del tráfico de cocaína a Europa y otras partes del mundo”, y hasta acusando al propio Presidente de ser “cómplice” del narcotráfico. El día siguente, el subsecretario de Estado de EEUU Thomas Shannon, jugó el papel del policía bueno, extendiendo una invitación al Presidente Chávez para dialogar con Estados Unidos sobre un trabajo común en “ááreas específicas” como el tráfico de drogas. Pero luego, dos días después, Shannon acompañó a Rice en Medellín e hizo una declaración pública confirmando que Washington tiene confianza en la firma de los Tratados de Libre Comercio (TLC) por todo el continente. Esta actitud evidentemente contradice su anterior aparencia como un reconcilidador porque la mayoría de los países de América del Sur abiertamente rechazaron a los TLCs de Washington durante la Cumbre de Mar del Plata en el 2005 cuando el ALCA fue derrotado.

Junto con las declaraciones de voceros oficiales de Washington, los medios estadounidenses también han estado incrementando sus ataques contra la Revolución Bolivariana. El Miami Herald esta sacando una sería de artículos sobre el Presidente Chávez, acusándolo de “suministrar balas a las FARC y el ELN” (“Acusan a Chávez de suministrar balas a las FARC y el ELN”, por Gonzalo Guillen, El Nuevo Herald, 21/01/2008), de gastar millones de dólares para mejorar su imagen en EEUU mientras que se empobrece más su propio pueblo (“Chávez gasta millones para mejorar su imagen en EEUU” por Pablo Bachelet, The Miami Herald, 22/01/2008), de influir sobre la región para imponer su proyecto populista (Chávez extiende su influencia en el continente” por Tyler Bridges, el Nuevo Herald, 22/01/2008), de controlar a otros presidentes latinoamericanos como Evo Morales de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua (“La influencia de Chávfez sobre Nicaragua y Daniel Ortega”, The Miami Herald, 24/01/2008), y de ser un drogadícto y un narcotraficante (“Chávez dice que mastica la coca diariamente”, The Miami Herald, 20/01/2008). Peor aún, la cadena de televisión FOX NEWS y su corresponsal Adam Housley (a quien permiten que libremente entra y sale del país con sus reportajes mentirosos y dañinos), esta haciendo una seria de repotajes vinculando al Presidente Chávez con el narcotráfico al peor estilo del “Plan Panamá” (Manuel Noriega) e intentando demostrar que Chávez quiere invadir al país vecino Guyana para retomar control de la “zona en reclamación”.

Ese Chávez drogadicto, narcotraficante, bélico, dictatorial, autoritario, hambriente por el poder, que quieren proyectar los medios y voceros de Washington, aunque falso e inexistente, sería la justificación para que el imperio estadounidense logre reimponer su dominación sobre la región de nuevo. Frente a esta campaña fuerte de operaciones psicológicas, habrá que diseñar una campaña de resistencia y defensa de la revolución, para desmentir, desmontar y desenmascarar sus mentiras y objetivos. Esto es una necesidad urgente.

Sin embargo, no puedo terminar este escrito sin antes subrayar que aunque las amenazas del imperio son fuertísimos, el enemigo que tenemos adentro esta aún más fuerte. Mis propias experiencias me han mostrado que este enemigo interno sigue en pie, cada día más poderoso. No hay sino que mirarle a los ojos de un compañero o una compañera para saber de su sinceridad y compromiso con la revolución y la lucha para la justicia mundial. Soy una combatiente revolucionaria y siempre lo seré. Nadie me podrá nunca quitar eso de mí. Que así sea para todos y todas que estamos juntos en esta batalla, hasta la victoria siempre.

evagolinger@hotmail.com



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Eva Golinger


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