EEUU y el doble discurso de la paz y el exterminio

Veinte años tardó la aprobación de la Declaración de los Pueblos Indígenas en el seno de la ONU. Finalmente se respetarán sus derechos, entre ellos la "propiedad de sus tierras, los recursos naturales de sus territorios, la preservación de sus conocimientos y tradicionales y la autodeterminación" (José Luís Carpio en "La Puerta de Alcalá" en Las Verdades de Miguel. - (2.007) sep 21-27; p. 4).

Razón del retardo: actitudes reacias de países colonizadores como EEUU, Canadá y Australia, quienes se abstuvieron en la votación final durante la Asamblea General, insólitamente, ya en los albores del siglo XXI. No bastó con que exterminaran los asentamientos originarios y los redujeran luego a reservas, sino que, al parecer, al sol de hoy, consideraron que todavía quedan unos cuantos recursos naturales en sus tierras, sin que les hubiera dado tiempo explotarlos. Ni siquiera pesó el cargo de la conciencia histórica del genocidio y el vilipendio. Más allá de la vida, asesinada -vale preguntar-, ¿qué más se tiene que dar para lograr el voto a favor de un gringo?
¡Ah, no, pero después tienen frente para hablar de derechos humanos, cuando son sus principales mancilladores, fuera y dentro de sus propias tierras!

Pero no crea, el tema indígena no es el único rasgo del doble discurso de los EEUU. También se llenan las fauces hablando de contaminación y medio ambiente, y hasta donde sé no han querido subscribir el Protocolo de Kyoto, por las restricciones que implicaría para ellos ponerle cortapisas a su gran maquinaria industrial, militar y científica, contaminante a gran escala, reductora de la capa de ozono y promotora del efecto invernadero. ¿Da esta actitud indicios de que le importan los demás cuando no quieren respetar el hábitat? En el fondo -lo sabe todo el mundo- su espíritu imperial lo que busca es apoderarse de las fuentes estratégicas de recursos naturales del planeta, y no hay tratado que les deje las manos libres para eso. Sueñan profundamente, por ejemplo y para tocar un punto que nos atañe, con apoderarse del Amazonas, hipotéticamente único pulmón del mundo en una circunstancia crítica a futuro. Ya andan con la insidia de que no lo sabemos cuidar y le dicen a sus escolares que hay que recuperarlo en algún momento. Tienen al menos tres bases militares en su contexto y James Stavridis, jefe del Comando Sur, ya manifiesta querer conocernos mejor para enseñarnos a "conocer la cultura de la región". A través de tratados y convenciones de protección a la fauna y la flora locales, intentan en lo posible retrasar la exploración y explotación de los recursos de nuestra región, como si nos estuvieran convenciendo de que se los reservemos para cuando ellos terminen de arrasar completamente con otros ambientes.

Porque de eso se trata, arrasar. Su modelo de desarrollo no admite otra práctica, herencia directa de la occidental cuna europea, que alcanzó el desarrollo industrial a costa del arrasamiento de los recursos naturales locales. Ahora, desarrollados, proponen el subdesarrollo para otros y le leen la cartilla del "desarrollo sustentable", concepto que, por cierto, sin las salpicaduras siniestras del colonialismo, es realmente aceptable.

Finalmente, hablan de desarme y de guerra más humanos. ¿Creen ustedes que tenga que documentar este punto? Aquí el doble discurso es primordial. Recomiendan a otros el desarme y ellos lo hacen hasta en sus dientes. Propugnan el discurso de la paz a través de la amenaza de bomba o la invasión. Propugnan el respeto a la soberanía de los pueblos y es el país que más invade. Propugnan la consolidación de las democracias en el mundo, pero las tumban cuando les conviene, instalando títeres como Augusto Pinochet, en Chile, y Parvez Musharraf, en Pakistán. Cuando no es el cuento del comunismo es el terrorismo, y están a un paso de declarar, oficialmente, al islamismo como causal de guerra.

El corolario en este aspecto bélico y de desarme es su negativa a ratificar el tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), ya hecho por Rusia y otras antiguas repúblicas soviéticas.

¿Entonces? ¿Con qué moral hablarle al mundo de paz, guerra, ambiente o derechos humano? ¿Con cuál?

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Oscar Camero Lezama

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

 camero500@hotmail.com      @animalpolis

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