Binóculo Nº 340

En 107 años, EEUU ha asesinado a 67 millones de personas

El 29 de diciembre de 1890, soldados del 7º Regimiento de Caballería, reunieron en la reserva india de Pine Ridge cerca del arroyo Wounded Knee, en Dakota del Sur a miembros de la tribu Lakota. Los soldados comenzaron a disparar de manera indiscriminada contra los nativos, matando hombres, mujeres y niños e incluso a algunos soldados estadounidenses. Los guerreros lakota que todavía estaban armados respondieron al fuego, pero enseguida fueron abatidos. Los lakota supervivientes huyeron, pero la caballería estadounidense los persiguió y mató, a pesar de que muchos de ellos iban desarmados. Las investigaciones posteriores determinaron que asesinaron a unas 300 personas, de los cuales más de 200 eran mujeres y niños.

"Esta familia, los jóvenes esposos como de 35 años, cruzaban a las siete de la mañana por la plaza Ozama. El padre llevaba al menor de la mano y la madre iba detrás con los otros dos a un lado cada uno. De pronto se oyó un disparo y el padre cayó botando borbotones de sangre por la cabeza. Casi de inmediato cayó la madre con un tiro en la cien. Todos los vecinos nos pusimos en las esquinas, llamando a los niños para que salieran de allí, pero estaban asustados y llorando. Como media hora después, el varoncito, como de seis, recibió un tiro por la espalda y cayó de inmediato. La hembrita, como de cinco lloraba y agarraba al menorcito que tenía como dos añitos. Eran como las siete y media cuando la hembrita recibió un disparo que le voló los sesos por todos lados. La gente desesperada, no sabía qué hacer. Gritaba y lloraba cuando una mujer salió de una cornisa y corrió a la plaza, cargó al menorcito vivo y antes de comenzar a correr, recibió un disparo en la cara que llenó al niño de sangre. Le gritamos, le ofrecimos comida, leche, pan, pero el niño no se movía, solo lloraba. Allí estuvo paradito, se había hecho pipí en los pantaloncitos. No hubo forma de moverlo de allí. Como a las dos de la tarde, siete horas después, recibió un disparo en el ojo izquierdo y su sufrimiento finalmente cayó al pavimento. Como a las cuatro llegó un comando de los constitucionalistas y logró matar al francotirador. Era un marine de los Estados Unidos. Tenía diecinueve años según sus papeles y como un kilo de marihuana en un paquete. De eso hace 37 años, yo tenía 50. Ahora tengo 87 años y no he podido borrar esa imagen de mi mente, es como una película que se te reproduce. La recuerdo como si fuera ayer".

Esa fue la narración que me hiciera Salvador Sánchez en el año 2000, un dominicano que en 1966 vino a buscar suerte en Venezuela y no regresó nunca más a su país. Vivió la invasión a República Dominicana de una fuerza multinacional enviada por la OEA, encabezada por Estados Unidos en abril de 1965. Desembarcaron a esa islita con una población de 3.8 millones de habitantes para entonces, 42.000 marines y paracaidistas estadounidenses, 1.130 soldados brasileños, 250 soldados hondureños, 184 soldados paraguayos, 160 soldados nicaragüenses, 21 policías militares costarricenses, 3 oficiales salvadoreños. Los historiadores aún no coinciden, pero estiman que, esas "fuerzas de paz", mataron entre 2.500 y 5.000 civiles dominicanos.

La masacre de No Gun Ri ocurrió del 26 al 29 de julio de 1950, al comienzo de la Guerra de Corea, cuando un número indeterminado de los refugiados surcoreanos fueron asesinados en un ataque aéreo de los EE. UU. y por fuego de armas pequeñas y pesadas del 7º Regimiento de Caballería (otra vez el 7º Regimiento de Caballería) en un puente ferroviario cerca de la aldea de Nogeun-ri, a 160 km al sureste de Seúl. En 2005, una investigación del gobierno de Corea del Sur certificó los nombres de 163 muertos o desaparecidos y 55 heridos, y agregó que no se informaron los nombres de muchas otras víctimas. La Fundación para la Paz No Gun Ri, financiada por el gobierno de Corea del Sur, estimó en 2011 que murieron entre 250 y 300 personas, en su mayoría mujeres y niños.

El 16 de marzo de 1968 las tropas de Estados Unidos lanzaron una operación en la región de Son My en la búsqueda de vietcongs, como se les decía a los combatientes de Vietnam del Norte. Al segundo teniente William Laws Calley y a su sección le fue asignada la zona My Lai. Al llegar a la zona de aterrizaje, los helicópteros dejaron a los soldados y se desplazaron a la posición de espera. A lo largo de cuatro horas, Calley y sus hombres violaron a las mujeres y las niñas, mataron el ganado y prendieron fuego a las casas hasta dejar el poblado arrasado por completo. Para terminar, reunieron a los supervivientes en una acequia. Los pilotos y artilleros del helicóptero, vieron cómo Calley disparó su arma contra ellos y ordenó a sus hombres que hicieran lo mismo hasta matar a todos los habitantes de la zona (es decir, ancianos, mujeres y niños). Aunque se desconoce la cifra exacta de asesinados, se estima que fueron 504. Calley aún vive, tiene 73 años.

El 11 de marzo del 2012, un soldado estadounidense mató 16 civiles en Afganistán, la mayoría de ellos niños.

Desde 1898 con la invasión a Filipinas, hasta 1991 con la invasión a Irak (107 años), los Estados Unidos han provocado 67.649.760 asesinatos, es decir, 632.240 personas por año, o sea, 52.686 personas por mes, 1.756 personas por día, 73 personas por hora, más de una cada minuto. Faltan 28 años de recuento histórico.

Será lo mismo que harán en Venezuela, si llegan a entrar. Actuarán en nombre de la paz, en nombre de la democracia, en nombre de la civilización, en nombre de Dios, pero no les importará convertirla en lo que han convertido al mundo, en un gigantesco matadero. No les interesa ni el pueblo, ni el país, solo el petróleo, como lo confesaron sus propios halcones. La cultura del asesinato está en sus ADN. Al fin y al cabo, son murderers by nature.

Caminito de hormigas…

Cuando uno ve lo que dijo la periodista Sasha López, de que veríamos niños gringuitos producto de la relación de mujeres venezolanas con soldados yanquis invasores, entiende la degradación del periodismo. Tan ignorante es esta sin cerebro, que desconoce que los primeros invasores, serán soldados brasileros negros y colombianos. Y que, además, ya no vienen a las invasiones, gringos catires de ojos azules, porque todos, o la mayoría, son soldados yanquis de origen latino.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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