Dictadura Mundial Imperial

Después de 1.945 la triunfante oligarquía anglo-estadounidense comenzó a diseñar las bases de un imperio mundial. Para lograr este objetivo los ideólogos de esta oligarquía imperial diseñaron el proyecto de un reordenamiento del mundo acorde a sus intereses y planes.

Inglaterra creó su Commenwealth como instrumento para salvaguardar su influencia política, económica y geoestratégica en los países de África, Asia y El Caribe que habían conformado su imperio colonial pero que avanzaban hacia procesos de independencia.

Por su parte, las elites del complejo militar, financiero e industrial que detentan el verdadero poder en los EEUU desarrollaron desde 1.945 la tesis de la “Guerra Perpetua”, proyecto diseñado y dirigido no a derrotar a un enemigo específico, sino a asegurarse el control y dominio por parte de ellos sobre el resto de la humanidad. Esta modelo de guerra se ha desarrollado desde entonces en cuatro frentes o escenarios, a saber, Cultural, Económico, Político y Militar.

Guerra Cultural: Modelo diseñado y dirigido a controlar las mentes y la voluntad del resto de los habitantes del mundo a través de la imposición hegemónica de la cultura y los valores de la metrópoli imperial.

Los instrumentos utilizados en este escenario de guerra han sido los que ha aportado la industria cultural estadounidense (Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, Metro Golden Mayer, CNN, Disney, Fox, CBS, Reader`s Digest, La Voz de América, AP, Reuters, MTV, Mac Donald´s, Cuerpo de Paz, Distintas misiones e iglesias evangelizadoras, etc) y lacayos nacionales que actúan como “formadores” de opinión en sus respectivos países.

En los últimos 60 años este frente de guerra ha debilitado sistemáticamente a las sociedades del sur del mundo, generando en ellas procesos de transculturización, rechazo de sus valores autóctonos y pérdida de confianza en sus posibilidades y futuro aunado a una sumisa admiración por los valores, estética y cultura de la sociedad imperial anglosajona.

Uno de los objetivos centrales de este escenario de guerra ha sido la juventud mas capacitada de los países del tercer mundo, quienes a través de planes y acuerdos con los gobiernos respectivos, han sido atraídos por el imperio a estudiar en sus centros universitarios, siendo posteriormente estimulados a emigrar definitivamente hacia el norte o a actuar como quintacolumnas culturales e ideológicos en sus países de origen.

De igual forma en la década de los 90 ideólogos imperiales como Huntington y Fukuyama popularizaron la tesis de la globalización cultural y del fin de la historia como fin de las ideologías y de los conflictos de clase. El nuevo orden imperial anglosajón basado en “su” modelo de democracia y en los intereses de “su” economía de mercado, plasmados en el llamado Consenso de Washington, supuestamente había llegado para no irse jamás.

Guerra Económica:

Este frente ha estado dirigido a impedir el desarrollo autónomo e independiente por parte de cualquier país del tercer mundo o a desarticular los avances logrados en materia de desarrollo de mercados internos o de integración económica por parte de dichos países.

El primer movimiento estratégico de este frente fue el de los acuerdos de Bretón Woods, en donde se institucionalizó la hegemonía mundial del dólar y se crearon una serie de organismos pretendidamente internacionales (FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo) pero que actuaron desde el primer momento (aun lo hacen) como instrumentos de dominio y control por parte de la oligarquía mundial anglosajona que, aunque obligada en los últimos años a aliarse a ciertas elites asiáticas por su impresionante empuje económico, conserva su centro neurálgico en Wall Street y la City Londinense.

La estrategia principal de este frente de guerra fue la progresiva sustitución de sus parques industriales pesados, trasladados hacia los países de la periferia donde funcionan con mano de obra y materias primas muy baratas, (reservándose ciertas áreas militares, estratégicas y de alta tecnología), por prácticas usurarias, rentísticas y especulativas de un cada vez más poderoso sistema financiero mundial.

La última ofensiva de este frente, apoyada en las tesis pseudofilosóficas del neoliberalismo, comenzó a finales de los años 70 y principio de los 80, con la estrategia de la deuda externa, dirigida a estrangular las economías de los pueblos del sur del mundo como una nueva forma de colonialismo.

A principios de los 90, el llamado Consenso de Washington (en principio diseñado para los países de América Latina pero posteriormente impuesto al resto de las naciones pobres y dependientes del mundo) impuso a los países del sur del mundo (los del norte siempre han estado exentos de ellos) una serie de planes de ajuste estructural de sus economías que conllevaba privatizaciones de empresas y recursos básicos a precios miserables, aperturas indiscriminadas de sus mercados, supresión de derechos laborales (¿te acuerdas Teodoro?), transnacionalización de los servicios de seguridad y defensa de los estados y drásticas reducciones de los gastos sociales por parte de los estados. Estas medidas produjeron caídas brutales en los niveles de vida de los pueblos del sur del mundo y gigantescas crisis como las asiáticas y mexicanas del año 1.994, las del real brasileño en 1.998 y la argentina algún tiempo después.

En Venezuela estas medidas produjeron el estallido social conocido como “El Caracazo” de 1.989 y los alzamientos militares del año 1.992.

Con esta estrategia los representantes de la oligarquía mundial anglosajona funcionan como unos gigantescos parásitos de la economía mundial actuando como una aspiradora de las riquezas y ahorros de todo el mundo, lo que les permite mantener un altísimo nivel de consumo y derroche en sus sociedades a pesar de presentar pésimos índices macroeconómicos.

Profesor UNERMB

Joelsanp02@yahoo.com


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Joel Sangronis Padrón


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