Puesto caliente

La República Bolivariana de Venezuela se ha postulado este año para el puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que desocupará Argentina en Diciembre de este año. Como se establece el Artículo 23 de la Carta de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad esta compuesto por 15 miembros, cinco de los cuales son permanentes y diez que son no-permanentes. Cada miembro del Consejo tiene un voto, pero los permanentes, Estados Unidos de América, Francia, Reino Unido, China y Rusia, tienen un poder especial de “la unanimidad,” mejor conocido como “el veto”, cuando se trata de asuntos substantivos presentados ante el Consejo. Esto significa que cualquier decisión importante del Consejo de Seguridad tiene que tener el voto afirmativo y unánime de los cincos miembros permanentes o no tendrá validéz. Solo se require cuatro votos afirmativos de los demás miembros no-permanentes para lograr los nueve votos necesarios para aprobar una resolución u otro documento presentado ante el Consejo. Los diez miembros no-permanentes son eligidos por un término de dos años no renovables, y alteran sus mandatos para que más de cinco países no coincidan en elecciones cada año. Generalmente, la distribución de los diez miembros no-permanentes es geográfica, pero según la Carta de las Naciones Unidos, depende de la contribución que hace cada país miembro a los objectivos de la ONU, la paz internacional y la seguridad y bienestar del mundo.

El Consejo de Seguridad es el órgano de la ONU cuya responsibilidad primordial es el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. Las decisiones y resoluciones emitadas por el Consejo deben ser aceptadas y cumplidas por los demás países que conforman la Asamblea General de la ONU, que es el cuerpo que reune a todos los estados miembros. Cuando se presenta una controversia entre países miembros de la comunidad internacional, el Consejo actua para lograr un acuerdo por medios pacíficos. Pero si la controversia conduce hacia la agresión, el Consejo tiene que actuar para ponerle fin a la crisis lo antes posible, através de directrices de cesación del fuego, el despliegue de observadores militares o una fuerza de mantenimiento de la paz, la imposición de embargos o sanciones económicas o hasta puede autorizar el uso de la fuerza para hacer cumplir con los mandatos.

Durante los últimos años, el Consejo de Seguridad ha sido debilitado por las decisiones unilaterales que han tomado los Estados Unidos sobre las Guerras en Irak y Afghanistan. En el caso de Irak, el Consejo no tuvo los votos necesarios para aprobar las resoluciones propuestas por los Estados Unidos que les permiteria el uso de la fuerza para derrocar a Saddam Hussein. Entonces, Washington decidió actuar solo, en violación del régimen del derecho internacional que fundamenta el concepto de las Naciones Unidas. Y los Estados Unidos burlaron de la ONU cuando el Presidente George W. Bush nombró a John Bolton como su embajador ante ese ente internacional. Bolton, quien fue puesto por Bush de manera autoritaria sin la aprobación del Senado estadounidense, había dicho en el año 1994 que “si el edificio de la ONU en Nueva York perdiera 10 pisos, no haría ninguna diferencia.” Y más reciente, el ahora representante máximo de los EEUU ante la comunidad internacional, declaró que “los tratados son ley solamente para los objectivos domesticos de Estados Unidos… es un gran error para nosotros otorgarle alguna validez a las leyes internacionales a pesar de que pueda parecer que está en nuestro interés a corto plazo hacerlo porque, a largo plazo, aquellos que piensan que las leyes internacionales realmente significan algo son los que quieren limitar a los Estados Unidos”.

El otro país de América Latina que se ha postulado para el puesto de Argentina en el Consejo de Seguridad este año es Guatemala, que goza del apoyo completo de los Estados Unidos. Venezuela ha sido miembro del Consejo de Seguridad en cuatro ocasiones anteriores, 1962-1963, 1977-1978, 1986-1987 y 1992-1993, durante la cuarta república, pero nunca durante el gobierno del Presidente Chávez. Guatemala, que nunca ha ocupado un puesto en el Consejo de Seguridad, actualmente tiene un mandatario y un gobierno bastante entregado a los intereses estadounidenses. El otro país latinoamericano que forma parte de los miembros no-permanentes del Consejo es Perú, país que mantendrá su posición hasta Diciembre 2007. El Perú bajo Alan Garcia es más afín a los intereses de Washington y sin duda compartirá su misma visión sobre la ONU y como se debe utilizar o no utilizar el Consejo de Seguridad. Si ganara Guatemala el puesto en el Consejo este año, serían dos países de esta región que son subordinados a la agenda de Washington con un poder significante en las decisiones y acciones que toma el Consejo. Cambiando a Argentina por Guatemala sería una pérdida para el derecho internacional, y el respeto a la paz y la seguridad de la comunidad internacional. Venezuela ha implementado una política nacional e internacional que respeta profundamente a los tratados internacionales y el concepto fundamental de lo que es una comunidad internacional integrada y digna. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es una de las primeras constituciones del mundo que ha incorporado el derecho internacional dentro de su texto y que no requiere un proceso legislativo para implementar a los tratados, convenios y acuerdos internacionales como ley domestica.

La batalla por el puesto en el Consejo de Seguridad no es entre Venezuela y los Estados Unidos, se trata de la renovación del derecho internacional y el respeto a la comunidad internacional. El balance en el Consejo es delicado, y un país miembro puede significar la diferencia entre Guerra y Paz para todos. La visión que ha proyectado Venezuela dentro del mundo se conforma más con los conceptos básicos de la Carta de la ONU, que se fundamenta en la igualdad de todos los países miembros y que se busca asegurar los derechos humanos para todos los ciudadanos del mundo. Esta es una batalla para recuperar a la fuerza de la comunidad y el derecho internacional y de no dejar que el país más “poderoso” del mundo se acaba con el poder creciente del gran Sur.


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Eva Golinger


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