Policía de Chacao, Estado Islámico y guerrilla colombiana

Ayer 23 de junio, se firmó un histórico acuerdo entre la Farc-EP y el gobierno colombiano que pone fin a 50 años de guerra, en la cual miles de personas murieron, otras desaparecieron y otras perdieron sus hogares. A lo largo de estos años ocurrieron atentados, secuestros, enfrentamientos, tomas de algunos lugares, retomas; sin embargo, jamás pudo la guerrilla tomar el control de ninguna refinería, industrias, aeropuertos, puertos, ni cuarteles militares, a lo sumo algún poblado, en donde entraban y salían sin permanecer mucho tiempo.

Los lugares que mantenían bajo control estaban en las selvas o montañas o de algunos lugares de Colombia, y, a pesar de contar con un ejército bien entrenado, curtido a lo largo de estos años en estrategias y tácticas de guerra, jamás se vislumbró la posibilidad de que la guerrilla pudiese tomar el control del país. Pese a que según los órganos de seguridad de Colombia y la prensa escrita, radial y televisiva, la guerrilla se valía del narcotráfico, el cual es una industria que genera miles de millones de dólares y los secuestros, para recabar los recursos económicos que le permitieran la sustentabilidad en el tiempo, jamás lograron desestabilizar al gobierno ni realizar alguna toma significativa por mucho tiempo.

    Tomando este hecho como referencia, los cincuenta años de la guerrilla Colombia, podemos comparar lo que sucede en Siria y las acciones del Estado Islámico. Este grupo armado, de corte religioso, más bien de fachada religiosa, musulmana, surgió a la palestra pública hace unos tres años aproximadamente, a raíz de la oposición política al gobierno sirio. Según se dice en los medios de comunicación y en las agencias gubernamentales de EEUU y Europa, la gente cansada de las represalias, agresiones y del mandato de…, decide enfrentarlo y tomar las armas. Se trataba de gente del “pueblo”, sin ningún entrenamiento militar, ni conocimientos mayores conocimientos del que comúnmente tiene el hombre de la calle.

En algunas imágenes que mostraban los medios de comunicación se veían a estas personas en cholas, zapatos roídos, ropa humilde. Sin embargo, en menos de tres años estas personas se convirtieron en un ejército capaz de tomar, controlar, defender y mantener grandes poblaciones de Siria. Capturan cuarteles militares, aeropuertos, puertos, industrias y refinerías. Llegando incluso a manejar el negocio de venta de petróleo, y, lograr colocar este producto en el mercado. Estas personas, supuestos musulmanes del pueblo, capturan tanques del ejército sirio y lograron manejarlos con certeza. Y establecieron una vasta red comunicacional y de reclutamiento de milicianos a lo largo de toda Europa. Burlando los servicios de inteligencia y seguridad de países del primer mundo, países potencias.

    En todo esto cabe preguntarse ¿cómo es que la guerrilla colombiana, en cincuenta años, no pudo lograr lo que el Estado Islámico ha realizado en poco menos de cinco años? ¿Cómo un grupo de personas religiosas, personas del pueblo, lograron convertirse en un verdadero ejército militar?

    Solo en las películas de Matrix se observa que una persona, a través de una conexión cerebro-computadora, puede adquirir grandes cantidades de conocimientos sofisticados en segundos. Lo que nos hace presumir que el famoso Estado Islámico no es el tal grupo de personas humildes que se alzaron contra un gobierno oprobioso, sino más bien un grupo de mercenarios bien entrenados, disfrazados de musulmanes, respaldados, financiados y entrenados por las grandes potencias, especialmente los EEUU, quienes descaradamente anunciaron que apoyarían económicamente a la oposición siria, es decir, el Estado Islámico.

    Cómo explicar el armamento de última generación del cual disponen, cómo explicar que saben cómo manipular y usar este armamento, cómo explicar que en tan poco tiempo hayan logrado apoderarse de grandes ciudades de Siria, cómo explicar que puedan negociar el petróleo de las refinerías tomadas y que nadie en el mundo sepa cómo lo trasladan y venden ni a quién, cómo explicar que hayan, en menos de cinco años, arrasar con un país, su ejército y casi lograr derrocar el gobierno constitucional de Siria.

Muchas preguntas sin respuestas sí vemos solo a un grupo de opositores armados tratando de tumbar a un gobierno. Resulta inverosímil que este grupo haya logrado burlar los sistemas de seguridad de estos países sin que hayan sido detectados por las agencias policiales de las potencias. La cosa cambia si colocamos en ese escenario la mano invisible de EEUU. Así si podemos hilar y entender cómo este “grupo religioso” casi logra derrocar un gobierno y como han podido desplazarse a lo largo de Europa de manera inadvertida, reclutando milicianos, comprando y trasladando armas y negociando el petróleo. Solo con el entrenamiento y ayuda de los EEUU y otras potencias pudo este grupo llegar tan lejos y lograr desestabilizar los gobiernos de los países en donde se han infiltrado.

Tomando estos hechos y trasladándonos a nuestro país, podemos hacer algunas conjeturas.
En primer lugar, está el caso de los 153 paramilitares detectados, el 9 de mayo del 2004, en la hacienda Daktari, los cuales pretendían la toma de las instalaciones del Palacio de Miraflores, asesinar al Presidente Hugo Chávez, y la ejecución de acciones violentas contra unidades militares en Caracas. La operación inicial, los encuentros y reuniones se hicieron entre los municipios El Hatillo y Baruta del estado Miranda, y contaron con la protección de la Policía de Baruta (cuyo alcalde era Henrique Capriles Radonski), así como de la Policía Metropolitana (dirigida por el entonces alcalde mayor Alfredo Peña) y de la Policía de El Hatillo.

El segundo caso que queremos exponer es el de las investigaciones llevadas a cabo por los cuerpos de inteligencia nacional en la Policía de Chacao, a raíz del asesinato del mayor general Félix Velásquez y el periodista Ricardo Duran, quienes presuntamente fueron ultimados por funcionarios policiales de ese cuerpo. En indagatoria realizada por la junta interventora se detectaron una serie de irregularidades, entre las cuales están la desaparición de 27 mil 500 cartuchos, que equivalen a la dotación básica de 539 funcionarios policiales, se encontraron tres mil 200 cartuchos de plomo calibre 12 milímetros, a los que podría dárseles un uso indebido; por otra parte, se notó que varios funcionarios se encuentran de “permisos no remunerados, presuntamente, realizando estudios en el exterior, específicamente en Estados Unidos y en España.

    Este caso lo traemos a colación por varias razones: en primer lugar, ya la oposición ha utilizado los cuerpos policiales como agentes de choque contra los revolucionarios; ejemplo de esto lo tenemos los días del golpe de estado cuando policías de Miranda, Chacao y Metropolitana atacaron a los manifestantes chavistas que se encontraban en su camino. En segundo lugar, los líderes de Primero Justicia y Voluntad Popular han ido a reunirse en varias oportunidades con el expresidente colombiano Álvaro Uribe, y ya se sabe que él es el artífice de los grupos paramilitares de ese país, y, este personaje en varias oportunidades ha expresado las deseos que tiene de intervenir con armas a Venezuela.

Por lo que no es de extrañar que, estos asesinatos, las irregularidades con las armas y municiones y los agentes en cursos en el exterior, tengan alguna relación con la formación de grupos mercenarios tipo Estado Islámico creado por los EEUU para tener una excusa de intervención en los países en donde supuestamente han surgido.
Es un lugar común decir que los EEUU, han apoyado a los opositores con dólares, reuniones y “entrenamiento con la Usaid”, tipo manitos blancas y revolución de colores, y la guerra psicológica.

    Juntando todo es fácil deducir que está en camino, vía cuerpos policiales en manos de la oposición, paramilitares infiltrados en Venezuela y jóvenes estudiantes opositores, una operación tipo Siria o Libia, una serie de disturbios y manifestaciones mediante la cual se hará creer que el pueblo está protestando contra la “crisis humanitaria” y no le quedó más remedio que recurrir a la violencia. Excusa que servirá al imperio para intervenir militarmente el país.        

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Ysrael Salinas


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