Solo la historia del guerrero, nada la del traidor (1)

Sin duda que la vida nos da sorpresas, ellas debido al momento y circunstancias en que nos toque vivir. Algunas veces y para algunas cosas, hay personas que son débiles y en su actuar se dejan llevar por la adulación de la sociedad que las rodea. Sin embargo, existen hombres y mujeres de gran valía que en su tiempo jugaron un papel brillante en su ejecutoria en beneficio del pueblo. La etapa de vida del guerrero Páez hay que admirarla y bendecir su existencia, en un momento en el cual la patria necesitó su presencia.  

El Patriota Manuel Antonio Pulido vivía en Apure y era el dueño de las haciendas, La Calzada y El Pagüey, en las cuales había trabajado el peón José Antonio Páez. Pulido reconociendo el temperamento de Páez lo cree perfecto para dirigir a sus peones y lo manda llamar para que lo ayude en la conducción de sus combatientes. Es así como Páez integra las filas de un escuadrón de caballería hasta 1813, cuando solicita  le diera de baja; para la época ya tenía el rango de sargento primero. La ausencia de Páez en la escuadra de Pulido dura poco y regresa con su antiguo jefe. Pasado unos días de este regresar, el propio Pulido le ordena atacar Canaguá. A medida que el tiempo pasa,  Páez interviene en una serie de combates que a medida que se gana va ascendiendo y obteniendo mayores grados militares, siendo así como en el combate de las Matas Guerrereñas Páez es ascendido a Capitán, prosigue el combate de los Estanques, la Toma de Guasdualito y la Batalla del Banco de Chire. La fama de Páez corre libremente por los llanos, y a resultas de que el cruel José Tomás Boves es muerto en la Batalla de Urica, muchos otros llaneros se les une.

Después de la batalla de Mata de la Miel, ocurrida el 16 de febrero de 1816, ascienden a Páez al grado de teniente coronel. Mata de la Miel es considerada el comienzo de las grandes hazañas de Páez y acrecienta  su fama, ya que con solo 500 hombres derrota a 1800 españoles. En septiembre de 1816 se realiza una asamblea de militares venezolanos y neogranadinos donde se le encarga a Páez la conducción de tropas de toda la llanura, por lo cual lo ascienden a general de brigada. El 8 octubre de 1816 se presenta la batalla de El Yagual y la de Mucuritas el 28 enero de 1817, en la cual obtiene una prodigiosa victoria, pues Páez contaba con 1.100 hombres contra 4.000 españoles. Acerca de la batalla de Mucuritas, se debe considerar que el General español, Pablo Morillo, llamado el pacificador, estaba al frente del mayor ejército que se enviara a la América por España, ejército muy bien armado y con tropas altamente experimentadas en las batallas contra Napoleón Bonaparte. Pablo Morillo escribe: “…catorce cargas consecutivas sobre mis cansados batallones me hicieron ver que aquellos hombres no eran una gavilla de cobardes poco numerosa, como me habían informado, sino tropas que podían competir con las mejores de su majestad el Rey”

En ese mismo año de 1817, Páez libró los combates de San Fernando de Apure, el Paso de Apurito, el Paso de Utrera, Barinas y Apurito. Para ese momento, y a pesar de todas estas hazañas, Bolívar y Páez no se conocían. Dispuso Bolívar ir a los llanos a conocerlo y finalmente se vieron en el hato Cañafístola el 30 de enero de 1818 y Páez hace que su ejército reconozca la autoridad de Bolívar; y se unen las dos tropas de los dos jefes para conseguir juntos los objetivos buscados en contra del ejército español. Después de este encuentro, siguen: la Toma de las Flecheras, la Batalla de Calabozo, el combate de La Uriosa y la Batalla de El Sombrero, luego vino la Batalla de Ortiz y la de Cojedes. El 20 de enero de 1819 es ascendido a general de división. El 2 de abril de 1819 se produce el triunfo más increíble y resonado de Páez, la portentosa victoria en la Batalla de Las Queseras del Medio, la que lo catapulta a la fama de terrible vencedor de España, lo llaman El Centauro de los Llanos y el León de Payara, quien  con solo 153 lanceros de su batallón Bravos de Apure derrota a 7.500 tropas españolas comandadas por el teniente coronel Narciso López. Aunque nuestra lógica indique que esto es imposible, basta leer la maravillosa estrategia usada por Páez para emboscar a los españoles. Páez en esta grandiosa batalla cuenta entre sus filas con el intrépido y valeroso coronel Juan José Rondón, el mismo que posteriormente se inmortaliza en la batalla de Pantano de Vargas. 



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José M. Ameliach N.


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