Macri insolente: Venezuela se respeta

  La derecha venezolana no se podía perder la fiesta de Macri a propósito de su triunfo en la segunda vuelta ante el candidato del frente de la victoria, Daniel Scioli. Es que la derecha golpista venezolana se encuentra tan huérfana de referentes genuinos en su propio país, que tiene que ir a rascarse en palo ajeno para conseguir algo de oxigeno político en otras latitudes. La presencia de los representantes escualidismo venezolano en la puesta en escena para la foto en Buenos Aires, no pasó desapercibida. Allí estaba junto a Macri y su combo con la sonriente Lilian Tintori, esposa del preso y condenado por orden de la justicia venezolana Leopoldo López, promotor de “la salida” que carga sobre sus espaldas los 43 muertos y mas de 800 heridos de las guarimbas terroristas del 2014 junto al candidato opositor Guanipa y el dirigente de voluntad popular Carlos Veschio, prófugo de la justicia, mostrándose como demócratas ejemplares. La maniobra fue bien ensayada. En el aburrido debate preelectoral, Macri no improvisaba cuando disparó la poca diplomática y mediática propuesta, cual emperador de Sudamérica, de promover la exclusión de la Republica Bolivariana de Venezuela del Mercosur, apelando a una supuesta cláusula democrática. La propuesta, no solo es impertinente sino confusa, ya que en su alocución no supo aclarar que si se refería a una cláusula Mercosur, Unasur, o quizás en realidad estaba pensando en el ministerio de las colonias gringo, la desprestigiada OEA. La timorata respuesta del candidato Scioli, tampoco estuvo a la altura de la defensa de la Patria Grande alcanzado en la región en la última década. Con esta actitud Macri va delineando lo que será su política internacional y regional: debilitar Mercosur, Unasur, Celac y el Alba para virar sus objetivos hacia la Alianza del Pacifico, promover un acuerdo de libre comercio Mercosur con la Unión Europea, insuflar la OEA de la mano de su nuevo secretario general de la OEA, nuevo cachorro del imperio Luis Almagro. Su política exterior pretende meter una cuña a la integración latinoamericana en el intento de encabezar un proceso de restauración conservadora neoliberal en la región, y sumarse al coro contrarrevolucionario contra Venezuela y el ALBA. Por supuesto, que esta derecha nunca perdonará la derrota del Alca en Mar del Plata y pretende volver a las “relaciones carnales” con el imperio yanqui de la era Menen. 

   Macri esta armando un gabinete de empresarios, lobbistas de las multinacionales y personeros bendecidos por el multimedios Clarín. En hacienda asumirá el inefable Alfonso Pratt Gay, albacea de la fortuna de la empresa cementera de Amalita de Fortabat y apoderado de cuentas millonarias en el Banco HSBC en Suiza, investigadas por fugas de capital. En relaciones exteriores será Susana Malcorra, la secretaria de Yankymoon, secretario general de la ONU, aunque no viene del riñón partidario Macrista, está en los directorios de varias transnacionales, entre ellas IBM y Telecom. Macri que se presenta como empresario exitoso, no es más que el primogénito de un inmigrante italiano, Franco Macri, que hizo su fortuna mal habida como contratista y beneficiario de las privatizaciones de la dictadura y que luego con el Menemismo llevó al paroxismo. Como hijo de rico nunca trabajó, estudio en buenas universidades del norte, formó parte de las empresas de papá (holding Socma), presidente del prestigioso club de futbol Boca Junior e intendente de la ciudad portuaria de Buenos Aires, donde reside el poder concentrado del país. Como intendente, cual dueño de ciudad, llegó a vetar más de 90 leyes de la legislatura porteña donde es mayoría. Como burgomaestre de la ciudad uno de los episodios más bochornosos fue reprimir con su policía metropolitana un centro cultural del hospital psiquiátrico Borda, donde recibieron palo parejo pacientes, personal de salud y gente de la cultura. Los pobladores de un parque llamado Indoamericano, pobres y la mayoría inmigrantes de países limítrofes reclamando tierras en Villa Lugano, también sufrieron el rigor de la policía metropolitana con una cuota de muertos y con la dosis de xenofobia necesaria para justificar la represión. Así debutó esta policía metropolitana creada por Macri que se jacta de recibir asesoramiento del Mossad y los residuos de mano obra desocupada de los servicios de inteligencia para crear esta fuerza y que es parte del entramado de espionaje contra de familiares de victimas de la Amia, por el cual está procesado el presidente electo Mauricio Macri.  

   Su ascenso a la máxima magistratura ha sido gracias a que fue surfeando sobre la ola reaccionaria antikirsnerista. Apoya el paro patronal del campo contra la retenciones de impuestos, desarrolla una campaña que hace guiños favorables a los fondos buitres, una posición poco entusiasta al reclamo de Malvinas y se ha prestado a las maniobras de la justicia para neutralizar la aplicación de la ley de medios promovida por el grupo Clarín, instigador de la feroz campaña mediática contra Néstor y Cristina. Como toda derecha esconde sus intenciones y programa. Sus verdaderos propósitos son representar al gran capital y al programa de ajuste fondomonetarista. Apelando a la despolitización en nombre de la concertación, a “gobernar para todos” y presentarse como representante del cambio. Es más lo que oculta que lo que explicita, desconociendo todo cambio favorable al pueblo de la última década, sin hacerse cargo la catástrofe económica del 2002 porque se presentan como “lo nuevo”. Es la misma oligarquía de la sociedad rural, la agroindustria,  los capitanes de la industria, la patria financiera, los medios cartelizados que ha gobernado el siglo xx completo y más, a través de dictaduras o democracias dóciles. En materia de derechos humanos, una herida que cruza varias generaciones martirizadas en la Argentina, ésta derecha ha sido más condescendiente con los victimarios que con las victimas, siendo los más beneficiados por las dictaduras y las políticas de endeudamiento del país y que ahora proclaman el ajuste inevitable. No es casual la presión del diario La Nación en su editorial del día después, exigiendo al próximo gobierno impunidad y perdón a los genocidas. Son y siempre serán la clase dominante que ha impregnado la historia argentina de tantas injusticias, negociados, y el baño de sangre de miles de compañeros asesinados, desaparecidos,  de presos políticos y desterrados durante las dictaduras. Los amigos de Macri son Rajoy, Uribe, Capriles, Neves, el pinochetista Piñera y la democracia cristiana Chilena, Aznar y los expresidentes desocupados que andan conspirando contra la revolución bolivariana y las democracias populares del ALBA y del sur. Ahora Macri, en nombre de los derechos humanos, se suma al coro de Almagro que se mereció un digno adiós para siempre del pepe Mujica, por cuestionar la legitimidad del Consejo Nacional Electoral Venezolano, y sugerir un fraude en ciernes. La posición de Macri con respecto a Venezuela es inamistosa, y una clara intromisión a la soberanía venezolana, es insolente e irrespetuosa con el pueblo venezolano y su gobierno legítimo y constitucional. La alianza Cambiemos es tan parecida a la derecha venezolana de la MUD, que creen que Macri no solo es el nuevo presidente Argentina, sino que también tiene patente de corso para incursionar en playas caribeñas venezolanas.

   Ahora bien la posición de Macri y la derecha internacional apunta sin duda a minar el evento electoral de próximo 6 de diciembre en Venezuela. La obligación de los revolucionarios chavistas es defender los espacios legítimamente ganados en las ultimas 19 elecciones de la V republica, en esta extraña dictadura Venezolana. Este proyecto  es parte una construcción popular del socialismo del siglo xxi, de una revolución democrática, pacifica, antiimperialista, que tiene un programa, el plan de la patria, aprobado en la última elección de Chávez y ratificada con la elección de Nicolás Maduro. La oposición venezolana siempre ha levantado el fantasma del fraude, a pesar que Venezuela cuenta un sistema electoral automatizado blindado y transparente, con un CNE independiente, con una altísima participación a pesar que el voto no es obligatorio. Cantar fraude antes, durante y después de las elecciones ya es un clásico  de esta derecha golpista, con la particularidad que ellos aceptan los resultados solo donde ganan; sino violentan las leyes y la constitución. Las próximas elecciones a la asamblea nacional, unicameral, en realidad son 87 elecciones en sus respectivas circunscripciones, votos nominales y lista, más los votos indígenas, para totalizar 167 asambleistas. Por ello las políticas locales tienen influencia. El chavismo por primera vez va en alianza perfecta, o sea todas las boletas de los distintos componentes del Gran Polo Patriótico tiene los mismos candidatos, y buena parte electos en primarias, y a su vez la oposición fragmentada y desprestigiada, pretende beneficiarse electoralmente con el descontento social de la coyuntura. Estas elecciones se realizan en condiciones sumamente adversas, con una guerra económica como nunca se ha visto y vivido en este país,  comparable a la sufrida en la Chile de Allende. Los niveles inimaginables de agresión al que ha sido sometido el pueblo venezolano los últimos dos años, buscan crear descontento, inconformidad, desánimo, sumado a sabotajes eléctricos, terrorismo insurreccional, y sicariato. La agresión imperialista permanente, como ejemplo el decreto Obama, los conflictos limítrofes, y una guerra mediática internacional que busca aislar a la revolución. En este marco las elecciones medirán el grado de conciencia del pueblo chavista, los avances construcción del poder popular y el grado eficiencia de los gobiernos locales y regionales.

También expresarán los avances y conquistas del pueblo venezolano, la inversión social inclusiva en las misiones y grandes misiones, la defensa del salario y el empleo y las obras públicas que se mantienen a pesar de la caída de los precios de petróleo y el ataque a la moneda. Por supuesto medirán los errores cometidos en estas complejas circunstancias, que deberán ser motivo de revisión autocrítica y reimpulso para radicalizar la revolución bolivariana. Los chavistas estamos en movimiento, en la calle, en ofensiva, con una maquinaria electoral aceitada. Pero la batalla no será fácil, quizá la más difícil desde que el chavismo está en el poder, aunque está demostrado que el pueblo Chavista se tensa y se agiganta con las adversidades. No creerá el Sr. Macri que su triunfo electoral ajustado, pueda borrar de un plumazo una construcción popular sembrada pacientemente en la última década en nuestra América, y que los pueblos se dejarán arrebatar lo conquistado. No le será fácil Sr. Macri borrar el legado de Chávez, el prestigio de Evo, Correa, Fidel y Raúl y la influencia del Alba como construcción alternativa bolivariana en la región. El propio pueblo argentino deberá evaluar su experiencia, revisarse, unirse y reagrupar fuerzas, defender las conquistas y ponerle un parado a la ofensiva reaccionaria neoliberal. Macri todavía no ha empezado a gobernar y ya tiene fuego cruzado dentro y fuera del país, y una danza de disputas de poder por los cargos. Los ímpetus restauradores pueden diluirse solo si los pueblos organizados por la base le ponen una muralla a las políticas de ajuste y la entrega. Macri atienda sus deberes como presidente y deje quieto al pueblo de Bolívar y Chávez que Venezuela no se mete con la soberanía de ningún otro país. Macri no sea insolente. Venezuela se respeta.

* medico argentino - venezolano

rodolfocarballo@hotmail.com

    



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