Las acciones imperiales, para controlar el petróleo del norte de África y Oriente Medio, se empastelaron en Siria e Irak; esto provocó la escalada de sus acciones contra Rusia y China, que demuestra la determinación de su propósito hegemónico. Moderadas y prudentes frente a las agresiones imperiales y a sanciones impuestas a Rusia por miembros de la OTAN, las dos grandes potencias asiáticas han constituido una alianza política, económica y de cooperación militar, que no lograron durante el Siglo XX; dan apoyo a Irán y han hecho que la humanidad perciba otra correlación de fuerzas; ya no es clara la capacidad imperial para aplastar a la Revolución Islámica, controlar al Medio Oriente y al planeta todo.
Associated Press informó que USA estudia la posibilidad de desplegar misiles en Europa, en respuesta a supuestas violaciones, cometidas por Rusia, del tratado sobre misiles nucleares de mediano y corto alcance. El investigador de Problemas de Seguridad Internacional de la Academia de Ciencias de Rusia, Alexéi Fenenko, opina que: “…En caso de que los países occidentales desplieguen misiles en Europa, Rusia se verá en una situación muy compleja…. Podemos encontrarnos ante una situación semejante a la de principios de los años 80, cuando los misiles estaban a cinco minutos de vuelo de Moscú. Tendremos que reestructurar todo el sistema de contención nuclear, reduciendo bruscamente el umbral del mismo" Fenenko incluso habla de la posibilidad de "reiniciar la producción de los misiles RSD-10 Pioneer, y volver a apuntarlos hacia Europa Occidental".
En el contexto de estos acontecimientos, que apuntan hacia una confrontación mundial, el imperialismo y la derecha venezolana intentan otra escalada de violencia y provocan conflictos en tres ángulos de las fronteras venezolanas y de manera simultánea con la guerra económica y desabastecedora, que no ha logrado su propósito final, pero ha creado incertidumbre en la población venezolana, acerca del futuro de su economía. El imperialismo no logró fomentar aún en la población el sentimiento que concluya con la derrota de la Revolución Bolivariana en la elección parlamentaria de este año 2015 y un nuevo triunfo electoral, de la Revolución, es inadmisible para la urgencia del imperio, desvanecido su propósito en el Oriente Medio, la inefectividad del amedrentamiento a China y Rusia y creciente poderío militar de Irán.
Los venezolanos debemos prepararnos para esta realidad, que amenaza a la humanidad y lo más preciado que logramos: la libertad, por segunda vez y última vez si el imperio logra su propósito. Cuando hablamos de paz, debemos considerar que en cinco siglos no hubo paz, a no ser en los sepulcros, donde dictadores y falsos presidentes demócratas sepultaron a quienes lucharon por una sociedad más justa. Sin libertad no tendremos justicia y sin justicia no habrá paz. Sucedió a lo largo del Siglo XX, entregada nuestra patria a la voluntad imperial por la dictadura de Juan Vicente Gómez. Cuando otro mandatario venezolano exigió una justa relación, fue derrocado o asesinado y quienes se opusieron, desaparecieron.
Venezuela es favorecida por condiciones que le permitirían derrotar otra arremetida de violencia imperial y superar su guerra económica y desabastecedora. Esa opción debe encontrarla nuestro líder y Presidente en la profundidad e intimidad de su fe en Dios Todopoderoso, no en el escepticismo de colaboradores, cuya sabiduría se disipa frente al poder imperial, que acorrala su economía, moviliza contra ella a lacayos desde todos los rincones y desestabiliza sus frontera desde tres ángulos. Esa fe de Nicolás fue el don y la razón para su designación Por Dios. La propuso el Comandante y la elegimos como pueblo. Si Maduro no lo entiende y subestima esa razón, no encontrará la solución.
