Colonialismo en los tiempos del imperialismo planetario

Vivimos en los tiempos del imperialismo planetario. La nueva forma del dominio del mercado se hizo universal, pero conserva su misma esencia: la neo-colonización dependiente.

El colonialismo en su fase de imperialismo planetario es una forma o sistema de dominación propio de los países poderosos sobre pueblos débiles y se fundamenta en la imposición por métodos violentos o no, de regímenes para controlar económica, política y socialmente los territorios colonizados. Estos grandes países usan en muchos casos, su propio ejército invasor o en otras ocasiones, se hacen de los servicios de hordas mercenarias contratadas, que sirven a los intereses de las corporaciones, para someter a las poblaciones nacionales que se revelan u ofrecen resistencia a dicho régimen de dominación, sobre todo cuando en los países colonizados los trabajadores se hacen conscientes de la situación de sometimiento.

Pero el coloniaje no es sólo una imposición y sometimiento en lo económico social y territorial, tiene también su expresión ideológica, es decir, estas prácticas que generalmente son extraterritoriales, crean condiciones en la conducta humana que conforman el coloniaje del pensamiento y esto no es otra cosa que la pérdida de identidad, la ausencia de valores por lo propio o autóctono, prefiriendo o teniendo una fuerte inclinación por los gustos, costumbres y diversas expresiones de la cultura que coloniza; es el coloniaje mental, que consiste en que el colonizado asume la cultura del colonizador, en términos más precisos, es un enajenado.

Quizás uno de los sistemas de sujeción en el que es más difícil encontrar los mecanismos de liberación, es el coloniaje mental, ya que para conseguirlo, las fuerzas de ocupación colonial inyectan grandes dosis de ideología alienante a los colonizados, haciéndolos sentir como extranjeros en su propia tierra. Las comunidades y los individuos son "educados" para sentir menosprecio hacia su historia, despotrican de sus orígenes y sienten un gusto especial por los referentes de otras culturas, comparándolas con las propias y sintiendo a estas últimas como inferiores y de escaso valor social. Los colonizados mentales no tienen patria, y carecen del más mínimo sentido histórico.

En un principio, la colonización primaria consiste en dominar tres elementos fundamentales sin los cuales los países imperialistas no lograrían controlar territorios y poblaciones. El primer elemento en el cual actúan de manera deliberada es la imposición del Lenguaje, todos sabemos lo que esto significa en el desarrollo de la inteligencia y la conducta independiente, tanto individual como colectiva, la capacidad y uso de las habilidades comunicativas reflejan niveles de inteligencia y de pensamiento propio y criterios para valorar la vida.

En segundo lugar, actúan sobre la Historia Social de los colonizados, de tal forma que al borrar todo vestigio de pasado que pueda dar indicios de lo histórico y sus referentes, puedan alimentar algunos elementos de la identidad. Por último atacan las costumbres, siendo su blanco preferido la fe religiosa de los pueblos, así los colonizadores se abrogan el derecho de la gobernabilidad de los pueblos sometidos a la sujeción usando como argumento la tesis de la voluntad divina como producto de designios sobrenaturales que le dan esa potestad.

Es por ello que las batallas dadas por aquellos pueblos que emprenden procesos de liberación, encontrarán en el terreno ideológico –el campo de las ideas-, los más resueltos combates. Las expresiones de lo viejo tienen los mejores defensores en estos predios, no importando al sector de la sociedad al cual pertenezcan.

Hay que recordar que los aparatos de dominación no sólo reproducen las condiciones materiales de existencia, sino también expresan sus representaciones mentales o ideológicas, o lo que es lo mismo, las mentalidades de las ideologías de los grupos dominantes.

Finalmente, podemos hablar de las condiciones de alineación a las que son sometidos los pueblos y los trabajadores colonizados, su condición de inminente separación de los medios de producción y la división social del trabajo los conduce a sentirse como extraños de sus propias creaciones o extranjeros de su propia realidad productiva.

Romper esta relación de dominación es una de las tareas que deben plantearse los pueblos que han decidido transitar los caminos hacia su propia liberación. Para ello es estrictamente necesario desentrañar los mecanismos perversos que ocultan el verdadero rostro del coloniaje cultural, éstos representan la forma de violencia que se ejerce de manera más constante y sistemática a través de los medios de comunicación y la publicidad, sobre todas las poblaciones de la tierra que se ven sometidas por las corporaciones dominantes en el mundo, subyugadas a su dictadura que induce sólo al consumo como fórmula permanente para garantizar la dominación.



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Arnaldo Guédez


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