¿Quo Vadis OEA?

El Consejo Permanente de la OEA, el 07/03, emitió una declaración donde manifiesta “sus condolencias y solidaridad con las víctimas y sus familiares, con el pueblo y el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, y hace votos para que las investigaciones tengan una rápida y justa conclusión” y ratificó “su respeto al principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados y su compromiso con la defensa de la institucionalidad democrática y del estado de derecho de acuerdo con la Carta de la OEA y el derecho internacional”.

Ante esa declaración, el canciller venezolano expresó su satisfacción con el rechazo de la OEA a convocar a una reunión de cancilleres del continente para tratar la situación en el país y dijo: "Es una victoria del pueblo venezolano, es una victoria de la América Latina independiente y digna".

El Canciller Elías Jaua había dicho el 27/02 en Uruguay que la Unasur es un ámbito "más eficaz" y de funcionamiento más "democrático" que la OEA para tratar la situación generada por las manifestaciones violentas en Venezuela, rechazando además la propuesta de debatir el caso en la OEA e insistió en que "La Unasur ha tiendo mucha más eficacia en estos temas que la OEA. ¿Cuantos golpes de Estado detuvo la OEA en sus años de existencia? Por el contrario, legitimó a muchos. Y la Unasur ya tuvo más eficacia en resolver conflictos políticos, golpes, abrió caminos de paz. Proporcionalmente, es más eficiente".

Esa declaración de la OEA no le hizo el juego a los intereses de los Estados Unidos y sus cachorros incondicionales del Continente, y la mejor evidencia de esto fue la nota de pie de página dejada por su Embajadora. Y como dijera el Poeta Ernesto Cardenal en una entrevista en el marco del Festival Mundial de Poesía, realizado en Venezuela en 2004: “si Estados Unidos está contra el proceso venezolano es porque el proceso venezolano es bueno, y hay que defenderlo”.

Ahora bien, esa decisión de la OEA se debe, entre otras, a las siguientes razones. Una, el éxito de la política exterior del gobierno bolivariano y en especial las políticas de alianzas y cooperación con el Alba, Petrocaribe, la Unasur, Mercosur y la CELAC. Dos, la nueva realidad que significa la presencia de gobiernos dignos y progresistas en América Latina y tres, las negociaciones acertadas de la Diplomacia venezolana.

Dos semanas después, en la Sesión Ordinaria del Consejo Permanente de la OEA del viernes 21 y ante los intentos desesperados y fallidos de la diputada y golpista María Corina Machado por acusar al gobierno venezolano, el Embajador Roy Chaderton Matos acertadamente había dicho que es "una aberración que la OEA, que se llena la boca con la carta democrática diera la palabra a un personaje que apoya la desestabilización en Venezuela", pero luego en el programa “Con el Mazo Dando" transmitido por el canal del Estado (VTV), el lunes 24 del mismo mes, dijo:" la OEA está ganando en dignidad lo que había perdido durante muchos siglos”.

Para nosotros ambas situaciones están lejos de redefinir la ontología de esa institución, su ethos; su razón histórica de ser y hacer sigue latente y manifiesta en sus morfología y Estados Unidos y sus congéneres, la siguen considerando un instrumento que puede ser utilizado en cualquier momento o circunstancias en favor de sus intereses de dominio y hegemonía.

Así que el discurso de nuestras máximas autoridades en materia de Política Exterior tiene que ser coherente frente a esa institución. Así como el Presidente Hugo Chávez sentención que la constitución de 1961 estaba moribunda y la condujo a su entierro definitivo, la OEA también es una institución moribunda, que más allá de sus ambigüedades y sus actuaciones dubitativas actuales, está condenada a morir, por corresponder a escenarios internacionales ya superados, por encontrarse desfasada de las realidades actuales, por estar carcomida por dentro y porque nació con el sello imperial de dominio y sojuzgamiento. Como dijo Miguel D´ Escoto: “La OEA es una farsa. Lamento decirlo, pero es una farsa que ya debía haber desaparecido”.

Venezuela y su gobierno por tanto deben, con sus aliados, no dar paso alguno que logre oxigenar a lo que se encuentra en terapia intensiva. A la OEA hay que decirle quo vadis: su muerte es inevitable, y lo único que quedaría es desearle que descanse en paz.

* Sociólogo, doctor en Ciencias Sociales, profesor titular, ex-director de la Escuela Internacionales de la UCV y ex embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.


framongonzalez@gmail.com



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