¿Tiburón, qué buscas en la arena? Ante la carta de Rubén Blades sobre Venezuela

Uno de los efectos que ha traído consigo la coyuntura que atraviesa el país, por consecuencia de la arremetida fascista de la burguesía ante el proceso bolivariano, es la ratificación de definiciones ideológicas y toma de posiciones por parte de figuras públicas de renombre internacional tanto de la escena política, como del deporte y los espectáculos. El espectro en ese sentido es bastante amplio; va desde personas que remotamente sabrán dónde queda Venezuela, como es el caso de la cantante Cher, pasando por personajes políticos que se encuentran en el olvido, como el ex presidente de Perú Alejandro Toledo quién aprovechó la oportunidad para salir en televisión y expresar desde Estados Unidos que está vivo, y así como esos, otros tantos casos.

Para la maquinaria mediática mundial viene a ser de gran utilidad las opiniones que estas figuras públicas emiten en respaldo del "noble movimiento estudiantil" o en contra el presidente Maduro y la supuesta represión de manifestantes pacíficos. Y sí, ciertamente son figuras con capacidad de incidir de alguna manera sobre la opinión pública internacional, sobre el ciudadano común y corriente del exterior al que va dirigido el mensaje al cual se le infunda la matriz de opinión que en Venezuela no se respetan los derechos humanos más elementales; abonando así el terreno ideológico para anestesiar el posible rechazo de estos ciudadanos ante eventuales medidas que se gesten contra nuestra patria.

Este rol ya lo han jugado en otros momentos con mayor intensidad personajes como Mario Vargas Llosa o Willie Colón, quienes sistemáticamente han arremetido contra la revolución bolivariana desde la comodidad que brinda el lobby cultural del capital. Estos dos, por cierto, han sido de los perros más complacientes en cumplir su tarea de lanzar ataques de rabia ante la causa del pueblo de Venezuela, lo cual viene a ser de gran satisfacción para el sistema ya que son figuras intelectuales que en algún momento, en una historia bastante lejana, o bien coquetearon con procesos populares de Latinoamérica o bien proyectaron mensajes con los que el pueblo pobre se ha sentido identificado. Ambigüedad artística que no es para nada nueva, puesto que ya está demostrado históricamente que muchos intelectuales tienden a acercarse a la lucha revolucionaria y a las causas populares, pero en los momentos de definiciones cuando les toca aclarar posturas terminan cediendo, quedando del lado del dueño de la cadena que los amarra.

En la actualidad la melodía del intelectual que le tira piedras a las convicciones con las que alguna vez cantó y que, a pesar de todo, aun nos hacen bailar, vienen por otra vía. Así es que sale a relucir Rubén Blades, a quién no acusaremos de "burgués parásito, agente de la CIA, vendido al Imperio" como él mismo afirma que calificamos en Venezuela a quienes apoyan a la oposición. Sino de desconocer elementos de la historia contemporánea de Venezuela y de utilizar, para forjar su postura, parte de los planteamiento que esgrime la burguesía parasitaria de Venezuela para servir a los agentes de la CIA y entregar el país al imperialismo; argumentos que ante sus "oídos independientes" no suenan demagógicos.

Lo anterior lo planteamos a través de la referencia que hace a lo que, en sus palabras, es una triste polarización que existe en el país, dejando en evidencia que es más fácil hablar abstractamente de una "polarización", la cual puede ser achacada a pésimas gestiones de un individuo o de un gobierno, en vez de dar un paso al frente y reconocer que los hechos violentos que atravesamos son muestras de una división de clases sociales, que no fue creada por Chávez sino que es consecuencia del sistema capitalista rentista que ha estado implantado en el país por bastante tiempo y que se define en terrenos tales como los políticos, económicos, sociales y culturales. Entonces como el problema no es de clases sino de figuras, Rubén realiza el llamado de "protagonistas que planteen una agenda objetiva y patriótica, no demagógica o ideológica" en los cuales identifica al movimiento estudiantil.

Seguidamente demuestra ignorar que el movimiento estudiantil al que se refiere no está compuesto por ningunos "grupos verdaderamente independiente", como afirma en su carta, sino que son el resultado de una política nacida en la época del puntofijismo dónde se empezó a generar un viraje dentro de las universidades autónomas, sofocando las expresiones profesorales y estudiantiles de izquierda hasta que estas casas de estudio llegaron a convertirse en el bastión de la derecha y uno de los principales grupos de choque para la lucha de calle de la oposición; tal como quedó evidenciado en el año 2007 cuando gozó de mayor efervescencia, donde surgieron líderes que recientemente llegaron a cargos de elección pública para las alcaldías y la asamblea nacional a través de tarjetas electorales de la oposición, sino que lo desmientan Stalin González y David Smolansky.

Luego, Rubén nos afirma que ninguno de los dos bandos, ni el gobierno ni la oposición "posee el apoyo mayoritario" de la gente; pasando por alto que cuando esos bandos se han medido a través del mecanismo establecido para definir quien cuenta con el respaldo de la mayoría, es decir, a través de las elecciones; contrariamente a lo que él nos plantea si se ha ratificado que, sistemáticamente, ha existido un predominio de la opción que respalda la continuidad del proceso bolivariano.

En fin, a lo largo de su escrito Rubén cae en diversas trampas que son difundidas a través de CNN y medios similares, en el mejor de los casos peca de ser idealista acerca del movimiento estudiantil y la realidad Venezolana, pero no advierte que su visión del asunto le sirve a quienes hoy nos atacan desde adentro y desde afuera.

Las vueltas que da la vida con sus ironías es que, luego de tanta pelea, Rubén Blades y Willie Colón terminaron en la misma acera defendiendo a Leopoldo López y a un conjunto de estudiantes con mentalidad de Lady Gaga, quién sabe si esto llegue hasta acá solamente y quede, tanto para Willie como para Rubén, como una incómoda coincidencia o si más bien se abra la posibilidad de un futuro reencuentro musical con un mega concierto de este dúo en la Plaza Altamira cantándole a Leopoldo y al pacifismo de los manos blanca.

Para finalizar, sé que Rubén Blades no leerá mi postura, pero me pareció importante reflejar estas líneas porque formo parte de la amplia colectividad a la cual le ha llegado su música a través de los años. Era necesario expresar que, lamentablemente, su carta pseudo-imparcial dista bastante de sus discos rebeldes de ayer y que los intereses que defiende, consciente o inconscientemente, no son los de la doña del barrio que vive arriba en el cerro, del Adán García que acá en Venezuela consiguió trabajo y se levanta a las 4 de la mañana para ir a chambear, si no es que la guarimba le impide llegar, de esos chavistas que votaron por Maduro quienes van en el transporte público escuchando Pedro Navaja, de esos mismos Pablo Pueblo que en este momento mientras leen la carta de Rubén, ven la arremetida fascista contra Venezuela y tarareando se preguntan "¿Tiburón, qué buscas en la arena?".

jatrivas@gmail.com


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