La tortuga en el poste

Cuentan en Estados Unidos que un hombre que conducía su automóvil por
una carretera rural vio una tortuga que se balanceaba  sobre el
extremo superior de un poste situado frente a la vivienda de un rancho
como si se tratara de un buzón de correos de los que habitualmente se
usan en las zonas rurales para recibir la correspondencia.
La curiosidad lo llamó a tocar a la puerta de la casa para tratar de
informarse acerca del significado de aquello.

.
Para su sorpresa, el anciano ranchero que lo recibió le reveló que se
trataba de un monumento al presidente Barack Obama.


Lo explicó así: “El presidente Obama está en una situación similar a
la de esa tortuga.  Nadie sabe como pudo trepar a un puesto tan alto,
todo el mundo sabe que ese encumbrado lugar no le corresponde porque
sobrepasa sus capacidades y, por ello, hay que preguntarse quienes
habrán sido los burros tontos que lo pusieron allá arriba”.


Pero este chiste con trasfondo racista, que seguramente ha sido hecho
circular por el movimiento Tea Party y la extrema derecha republicana,
 no está encontrando repuesta adecuada de parte de los “burros
tontos”, los estadounidenses de más bajos ingresos y los luchadores
contra las guerras, que cada vez  tienen más razones para no seguir
apoyando al joven presidente por quien se sienten traicionados.
El diario Jamaica Observer, de Kingston, publicó el 9 de abril un
artículo titulado “La Tragedia de la Diplomacia Americana” ( The
Tragedy of American Diplomacy) basado en un libro homónimo de William
Appleman Williams (1921-1990), prominente historiador estadounidense
que definió la diplomacia de su país como resultado “del esfuerzo de
los líderes de la nación por evadir los problemas domésticos de raza y
clase con un movimiento escapista que utiliza la política exterior
para preservar frontera segura para el comercio y la expansión de las
inversiones de Estados Unidos”.


El Observer de Jamaica recomienda a Barack Obama que devuelva el
Premio Nobel por la Paz que recientemente le fuera conferido,
aparentemente en la creencia de que él podría ser el líder
predestinado a crear un mundo nuevo y distinto.


El diario jamaicano reconoce que desde la última década del siglo XIX
la diplomacia estadounidense ha tenido una naturaleza trágica dada su
insistencia en trasplantar “la imagen de América” a otras partes del
mundo con un estilo ejecutivo elitista ejercido por la oficina de la
Presidencia con un elevado costo en vidas humanas y de sufrimientos
por la violenta imposición del “destino manifiesto”.


Citando a  W. A. Williams, el diario jamaicano dice que “la malicia,
la indiferencia, la depredación y la despiadada explotación han sido
elementos fundamentales de la tragedia de la diplomacia
estadounidense. Y es muy importante ver a la revolución cubana en 1959
y el posterior despiadado embargo estadounidense contra Cuba dentro de
este contexto”.


La ausencia de la rivalidad este-oeste, unida a la decadencia del
papel relativo de Estados Unidos en el ámbito global, situó a Obama
ante el compromiso dar nuevo impulso a la pretensión de restaurar la
supremacía de Estados Unidos, opina el Observer de Jamaica.


Pero está claro ya para casi todos en el mundo que la presidencia de
Barack Obama no significará un cambio en la política exterior de
Estados Unidos.


Obama, como lo viene demostrando desde su ascenso al poder, seguirá el
camino intervencionista del presidente McKinley para controlar las
Filipinas; o el del presidente Theodore Roosevelt para la anexión y el
control de la zona del Canal de Panamá. Será fiel a los propósitos del
Destino manifiesto como cuando Estados Unidos llevó a cabo la
intervención y la división de la península de Corea. Aplicará siempre
tácticas similares a la del intervencionismo y el terror contra
Vietnam y la división de ese país en Norte y Sur.


Ya nadie espera de Barack Obama opciones diferentes a las aplicadas
por sus predecesores al decretar las agresiones contra Irak,
Afganistán, la que ahora se cierne sobre Libia y, seguramente, las
demás que vendrán sobre varios otros “oscuros rincones del mundo” que
le fueron indicados por su predecesor George W. Bush.


Todas estas intervenciones se han realizado bajo la fachada de
trasplantar la democracia a otros países aunque su verdadero objetivo
es posicionarlos en la órbita del capitalismo occidental.


El uso de aviones de combate en asociación con la OTAN para destruir
la base de poder de Gaddafi, y la amenaza de armar a los rebeldes
recuerdan la lógica de la guerra de 1898 bajo el disfraz de liberar a
Cuba de la tiranía española, apoyar su independencia e iniciar su
desarrollo hacia la democracia política y el bienestar económico y que
en verdad condujo a la conquista estadounidense de Cuba en flagrante
reflejo de disparidad entre la realidad y la retórica, dice el Jamaica
Observer.


La triste y bochornosa historia de depredaciones imperiales de la
superpotencia parece ser garantía de la permanencia en el poste de la
tortuga por tanto tiempo como pueda soportarlo la vergüenza y el honor
del propio pueblo de Estados Unidos ante la resistencia firme y los
contraataques de los pueblos agredidos.

Abril de 2011.

manuelyepe@gmail.com



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Manuel E. Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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