Egipto y los temores de Obama

La inusitada declaración del presidente de os Estaos Unidos, Barak Obama, sobre los acontecimientos políticos que se viene desarrollando en la República Arabe de Egipto, son demostrativas del grado de preocupación de su gobierno, las potencias de la OTAN y el ente sionista israelí, que tales hechos pueden tener en el cuadro geopolíctico mesoriental y, en particular, la solución del histórico conflicto entre los pueblos árabes y el imperialismo, sobre Palestina.

Un Obama, contra su costumbre y reconocida elocuencia, leyendo una declaración y rechazando toda pregunta provenientes de los insistentes periodistas, presentes en la Sala de Prensa de la Casa Blanca, no puede sino patentizar que los hechos de El Cairo, Alejandría y otras principales ciudades egipcias, no tienen que ver son los “Golpes Suaves” de la Revolución de los Colores, diseñadas y ejecutadas por la CIA en diversas partes del planeta, sino de una rebelión popular, con claros objetivos políticos, cuyo estallido se enlaza con el derrocamiento de Ben Alí en Tunes, pero que responde más, al agotamiento político de la vieja “dictadura perfecta” de Hosni Mubarak y al descontento generalizado de la mayoría del pueblo egipcio por el aumento del costo de la vida y la desocupación, que mantiene en la pobreza a máas del 40% de la población, mientras las elites se roban el erario publico y viven con una ofensiva ostentación de su
impúdica riqueza.

A la muerte del presidente Gamal Abdel Nasser, los Estados Unidos hincaron la construcción de una alianza estratégica con la República Arabe de Egipto, convirtiéndolos, después de la victoria israelí en la “Guerra de los Seis Días”, de 1973, en su principal aliado militar y político en el mundo árabe, con el fin de ejercer el control sobre Siria, Jornadia, el Libano e Irak y garantizar el mantenimiento de los difíciles equilibrios políticos de esa levantina región del planeta, para lo cual repotenció la capacidad bélica egipcia, sustituyendo al viejo armamento suministrado por su antiguo aliado, la Unión Soviética y otorgándole a la burocracia política pos-nasserista, todos los auxilios financieros, económicos, políticos y de inteligencia; recibiendo a cambio, lpa firma de acuero de Paz de Camp David, entre el terrorista sionista Menaguen Beguin y el traidor Anuar El Sadat.

Pese a ello, la disidencia social y política, aglutinada alrededor de los “Hermanos Musulmanes”, y otras organizaciones no legales, durante los 30 año de la dictadura perfecta del anciano y enfermo de cáncer, General Hosni Mubarak, hicieron uso de diversas formas de organización y de luchas legales e ilegales, pacificas y armadas, que le permitieron resistir la “dictadura perfecta” de Hosni Mubarak y su partido y que llevó a los Hermanios Musulmanes, utilizando los pocos espacios de legalidad que la leyes electorales permitían, obtener, hasta el 20% por cierto de la representación en el antiguo parlamento egipcio; pese a la maquinaria de fraude e intimidación aplicada por el gobierno y su Partido Nacional Democrático

Pero, preocupado por el avance y la radicalización de esta corriente política y social vinculada con otros movimientos sociales islámicos de la región, Mubarak decidió la exclusión de la disidencia legal de los Hermanos Musulmanes del Parlamento Nacional, mediante un gigantesco y descarado fraude electoral, por lo que el Poder Legislativo actual en Egipto, solo responde a las directrices del gobierno de Mubarak, lo que en las actuales circunstancias políticas, las elites del poder carecen de interlocutores institucionales lo suficientemente legitimados por el pueblo egipcio, como para abrir un proceso de negociación institucional que permita la superación, no violenta, de la actual crisis de gobernabilidad que afecta al gobierno de Hosni Mubarak.

La anunciada decisión de Mubarak de designar al Jefe de los Servicios de Inteligencia de su repudiado gobierno, Omar Suleiman, es una demostración de que el aparato de gobierno esta decidido a mantener su control sobre el país, sin hacer concesiones políticas fundamentales, por cuanto Suleiman es uno de los hombres de mayor confianza de Mubarak y de de las agencias de espionaje de los Estados Unidos, la OTAN y el ente sionista israelí; de acuerdo con los cuales ha mantenido la política del gobierno Mubarak de mantener el cerco contra el pueblo palestino en residente en la Franja de Gaza y, especialmente, contra el Movimiento HAMAS, ganador de las últimas elecciones realizadas en Palestina y quien ejerce el gobierno en la Franja de Gaza.

No sorprendería que, en el caso de que Omar Sueliman no consiguiera construir un gobierno de consenso de las elites, que neutralizara la rebelión popular; el imperio y sus aliados en Egipto optaran por promover la figura – muy cercana a los Estados Unidos y la Unión Europea - de Muhamad Al Baradei, antiguo director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, que luego de su renuncia al cargo en el año 2009, se ha dedicado a construir una corriente democrática para llenar el vacío ante los posibles escenarios de muerte, renuncia o derrocamiento de Hosni Mubarak; sin embargo, tal formula no parece ser muy popular entre los sectores populares arabistas, por el papel jugado por Al Baradei en la justificación de la Guerra imperialista contra el pueblo de la Republica de Irak, al destituir al experto en energía atómica, Bling y no apoyar sus fundados informes sobre la inexistencia de armas nucleares en Irak; falsa justificación imperialista
para desatar la guerra de agresión contra el pueblo de Irak

En este escenario, la opción de los Hermanos Musulmanes no parece muy cercana por el temor que tiene la dirección militar egipcia sobre el papel del islamismo militante en la región y por la carencia de este movimiento de un líder destacado, que pudiera aglutinar a su alrededor, la pluralidad de partidos y movimientos civiles y teocráticos que, en Egipto, se oponen a la continuación del “mubarakismo”, pero, los hechos de calle vienen demostrando que, sin la conformidad, apoyo o inclusión de los Hermanos Musulmanes, no será posible resolver, pacíficamente, la crisis de gobernabilidad que hoy amenaza con derrumbar el edificio de la “dictadura perfecta” que, durante 30 años, los Estados Unidos sostuvieron en la República Arabe de Egipto.

yoelpmarcano@yahoo.com


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