Un entramado de acusaciones y amenazas se ha venido construyendo para justificar una agresión contra Venezuela

Cerco de agresión contra Venezuela

Al mismo tiempo, se movilizan miles de tropas y mercenarios norteamericanos hacia Colombia, Costa Rica, Curacao y Haiti, ademas de la Cuarta Flota, una mortífera maquinaria de guerra movilizándose libremente por el Mar Caribe, con capacidad para agredir cualquier parte del territorio venezolano en pocos minutos. 

 

Durante años se tejió un manto similar de acusaciones falsas contra Irak, incluyendo narcotráfico, complicidad con el terrorismo y el desarrollo de armas de destrucción masiva. Se justificó así, con falsedades y engaños, una invasión militar cuyo verdadero propósito es el control de los recursos petroleros y gasíferos de ese país. En Irak se encuentra la cuarta reserva de petróleo mas grande del mundo y una importante reserva de gas, la quinta del oriente medio.
 
De la misma manera, durante años se ha venido tejiendo un cerco de acusaciones contra Irán, hasta llegar a la coyuntura actual en la que una agresión militar es inminente. 

Los objetivos son los mismos. En primer lugar para restablecer el dominio sobre los recursos energéticos. Consolidado ya el control sobre el petróleo y el gas de Arabia Saudita e Irak, faltan Venezuela e Irán para ejercer un dominio absoluto sobre la mayor parte de las reservas de petróleo y gas del planeta. Irán posee la segunda reserva de gas mas grande del mundo, después de Rusia, y la tercera reserva de petróleo, después de Arabia Saudita y Venezuela. Mientras que en Venezuela se encuentra la reserva de petróleo mas grande del planeta, y la mayor reserva de gas del hemisferio occidental.

En segundo lugar, se pretende eliminar dos importantes focos de rebeldía e insubordinación ante la estructura dominante del poder mundial. Irán ha resistido durante 30 años los intentos por someterla nuevamente a la voluntad del gobierno norteamericano, incluyendo la agresión militar por parte de Iraq cuando Saddam Hussein era un gendarme de los intereses norteamericanos y europeos. Hussein, armado y apoyado por Estados Unidos e Inglaterra, desató una  guerra contra Irán, incluyendo el uso de armas químicas, con un saldo de millones de víctimas y gigantescas pérdidas materiales. Mientras que Venezuela, tras mas de un siglo de sometimiento por la ignorancia, la degradación social y la pobreza, ha optado democráticamente por un camino independiente y soberano, tratando de aprovechar por primera vez su inmensa riqueza energética para beneficiar prioritariamente a su propia población, en lugar de continuar permitiendo el saqueo de la nación por parte de las transnacionales del petróleo. 

El gobierno de Colombia se ha venido prestando durante años como instrumento de Estados Unidos para detener la rebelión de Venezuela. Una rebelión que sólo busca la justicia social, base fundamental de la paz, y una relación mas justa con Estados Unidos.  Pero esa naciente rebelión venezolana no sólo amenaza la estructura de dominación de la región por parte de Estados Unidos, sino que tiende a extenderse hacia el resto de América Latina, incluyendo a Colombia. La elite oligárquica colombiana teme que allí se repita lo que ocurre en Venezuela, donde una minoría históricamente dominante pierde progresivamente sus privilegios y su control sobre las riquezas nacionales, permitiendo a las mayorías una opción para liberarse de la dominación y la pobreza. 

Es en ese contexto que el presidente Alvaro Uribe, a pocos días de entregar el mando a su secuaz, Juan Manuel Santos, desata una peligrosa agresión contra Venezuela, acusándola, con "pruebas irrefutables", de albergar y apoyar a "terroristas".  Estos señalamientos complementan los destinados a vincular a Venezuela con el narcotráfico.

Justo lo que necesita Estados Unidos para consolidar medidas concretas de agresión contra Venezuela, primero en el ámbito político y económico, pero escalando rápidamente hacia ámbito militar, ante la fabricación de nuevas y continuas "pruebas irrefutables" sobre la complicidad de Venezuela con el narcotráfico y el terrorismo. 

Durante el gobierno de George Bush, Venezuela fue repetidamente señalada como una "amenaza a la seguridad de Estados Unidos", además de cómplice del narcotráfico y del terrorismo internacional. Pero nunca pudo presentar pruebas concretas que respaldaran tales acusaciones. Ahora aparecen las pruebas que tanta falta hacían, irrefutables, según el gobierno de Colombia. 

Estas acusaciones, acopladas a la política de guerra preventiva a la que son adictos tanto el gobierno de Estados Unidos como el de Colombia, están orientadas a justificar una agresión contra Venezuela en el momento que se considere mas oportuno. 

Ese momento puede estar mas cerca de lo que muchos quisiéramos creer. El inminente ataque militar contra Irán puede desatar un conflicto internacional de tal magnitud que propicie tanto la reactivación del enfrentamiento armado entre Corea del Norte y Corea del Sur, como una agresión militar contra Venezuela. Un estado de conflictividad bélica internacional que involucre a Iran y Venezuela, acoplado a los ya existentes en Iraq, Afganistán, Pakistán y Turkmenistán, facilitaría un reajuste de las esferas de dominación global, donde los recursos energéticos y sus rutas de acceso juegan un papel preponderante. 

Las "pruebas irrefutables" de la presunta complicidad de Venezuela con los "terroristas" de la guerrilla colombiana se encuentran en un informe del DAS, la policía política de Colombia, adscrita directamente a la presidencia de la república. Considerando el abultado prontuario delictivo del DAS y sus inobjetables vínculos con grupos paramilitares, a su vez relacionados con el comercio de narcóticos, la legitimidad y veracidad de las pruebas tienden hacia lo ridículo y risible. 

El informe "ultra-secreto" del DAS fue convenientemente filtrado a representantes selectos de los medios de comunicación colombianos, todos vinculados con la oligarquía gobernante. Allí se señala que 1500 guerrilleros de las FARC se encuentran en el estado Apure, en 28 campamentos "cada uno con coordenadas precisas". También especifica donde se encuentra el jefe guerrillero de las FARC Iván Márquez, "a 28 kilómetros de la frontera en la Sierra de Perijá". Precisa los lugares desde donde operan otros jefes guerrilleros, como Rodrigo Granda, Timoleón Jiménez, alias Timochenko, y Germán Briceño, alias Grannobles, quienes se movilizan en Venezuela "como Pedro por su casa". Grannobles presuntamente  “deambula entre Elorza y Achaguas y es protegido por un ganadero venezolano llamado Carlos Patarata".

También se detalla que en uno de los campamentos de la guerrilla colombiana en Venezuela "hacen presencia integrantes del grupo terrorista vasco ETA y algunos grupos de iraníes que imparten sus conocimientos en el área estratégico militar como en lecciones de manejo de las emociones y otras”.


El informe del DAS señala también que "en julio de 2009 Rodrigo Granda fue autorizado para dar cátedras y conferencias sobre estrategias de inteligencia a simpatizantes de las Farc en las instalaciones de la Universidad Bolivariana de Venezuela".  Se refiere ademas a presuntas vinculaciones entre las FARC, el Servicio Bolivariano de Inteligencia, SEBIN, y la fuerza armada venezolana “proyectadas a ofrecer instrucciones a los diferentes estamentos militares y de inteligencia”. 

Gabriel Silva Luján, empresario cafetalero que se desempeña como Ministro de la Defensa, destaca que el propósito de hacer público este informe ultra-secreto "es reiterar que el deterioro en las relaciones es la continuada y permanente tolerancia a la presencia de terroristas en ese país, lo que representa una amenaza para Colombia. Es fundamental que se resuelva la presencia de estos terroristas en territorio venezolano para proceder con la normalización de las relaciones".  

De tal manera que, según el gobierno de Colombia, el deterioro de las relaciones entre los dos países no tiene nada que ver con las siete bases militares de Estados Unidos en territorio colombiano, tal y como lo afirma el gobierno de Venezuela. 

Por su parte, Juan Manuel Santos, presidente electo por menos de 30% de los colombianos, estrechamente vinculado a Alvaro Uribe y a grupos paramilitares, señala que "se debe iniciar un diálogo para resolver la presencia de terroristas en territorio venezolano”.  Para Santos la presencia de terroristas en Venezuela es un hecho, un problema que hay que resolver. Este mismo personaje, cuando desempeñó el cargo de ministro de  defensa, apeló pública y reiteradamente a la política de guerra preventiva para justificar ataques militares a terroristas colombianos "dondequiera que se encuentren, dentro o fuera de Colombia". 

Santos era ministro de defensa cuando se violó la soberanía ecuatoriana en Marzo del 2008 para masacrar a un grupo de guerrilleros y civiles que se encontraban en un campamento en el norte de Ecuador, cerca de la frontera con Colombia.  A pesar de la condena unánime de todos los países de América Latina, por la violación de la soberanía de Ecuador y del derecho internacional, Santos continúa aferrado a la peligrosa y criminal estrategia de atacar por medios militares a quienes ellos consideren "terroristas", dondequiera que se encuentren, "dentro o fuera de Colombia". 

Venezuela ha reiteradamente advertido que si una operación similar ocurre en su territorio, la respuesta militar sería inevitable

Por el momento, Venezuela ha retirado su embajador de Bogotá, ha denunciado las acusaciones del gobierno colombiano como "un patético espectáculo mediático", y ha señalado que "en cada ocasión que el gobierno de Colombia ha informado de la supuesta presencia de grupos irregulares colombianos en territorio venezolano, el gobierno de Venezuela ha efectuado las verificaciones necesarias y constatando sistemáticamente la falsedad de tales informaciones. En oportunidades, las coordenadas transmitidas han correspondido a lugares situados en el propio territorio colombiano".

16-07-2010

jcenteno@movistar.net.ve



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