Donó la vacuna a la Organización Mundial de la Salud, pero -dice- no se concretó lo ofrecido.
Hace más de 25 años Manuel Patarroyo inició una lucha continua contra
una mal que cuenta con 2.300 millones de personas afectadas en el
mundo: la malaria.
Y desde entonces las paradojas han marcado su vida. Sabe que en su
natal Colombia suele rondar la muerte por causas no naturales. Él, sin
embargo, optó por combatir las naturales para paliar así una realidad
que -asegura- puede cambiar con otra actitud. “La vida tiene curvas:
para compensar lo negativo debe salir lo positivo. Es un mecanismo
compensatorio”.
Patarroyo visitó Guayaquil para participar en el IV Encuentro
Iberoamericano de Periodismo Científico y Medio Ambiente. Allí contó
uno de sus más grandes proyectos de vida: desestigmatizar a su país.
¿Lo ha conseguido? “No del todo, pero ahí vamos. Lo bello contradice lo
feo y solamente lo bueno es la antítesis de lo malo. Si nos agarramos
los colombianos a vacunar a la humanidad entera -a un costo mínimo-
terminaremos siendo los buenos del paseo”.
Pero en su afán de masificar la medicina, este científico oriundo de
Ataco, en Tolima, revela que ha encontrado frenos. También críticas. Su
ideología ha sido intensamente cuestionada por unos y -quizás con mayor
vehemencia- aplaudida por otros. Se negó a vender la vacuna contra la
malaria a los grandes laboratorios internacionales, pese a las
millonarias ofertas que hubo de por medio.
“Yo siempre he sido reacio a vender cualquier producto. La razón es
relativamente sencilla: creo que lo que se descubre para la humanidad,
debe ir al servicio de la humanidad”. Afirma así que ya se ha
acostumbrado a moverse entre dos calificativos: altruista o tonto. “Es
lo único que suele pensar la gente al saber lo que hice”.
Y es aquí cuando a su vida asoma otra paradoja, talvez la que más
decepción le ha generado. En 1993, a nombre de Colombia, donó la
patente -aquella por la que varias empresas quisieron pagarle grandes
sumas- a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Dos años más tarde, y pese a que -según cuenta- el organismo quiso
evadir el compromiso adquirido por presión de los farmacéuticos, se
ratificó el acuerdo por diez años. La condición que impuso Patarroyo
fue clara: que su país produzca y comercialice la medicina, y que el
organismo construya tres plantas en América Latina. “No hicieron nada,
simplemente la metieron en un cajón”, recuerda.
El tiempo transcurrió y Patarroyo está a punto de recuperar su patente.
“Vamos a solicitar que la devuelvan y la vamos a mejorar hasta obtener
casi el 100% de efectividad”.
¿Y qué hará? “Ya veré, pero así me den todo el garrote que me quieran
dar, no voy a venderla porque mientras tanto he tenido que soportar
todo el palo de este mundo”.
3 MILLONES
de personas mueren anualmente a causa de la malaria, entre ellas, un
millón son menores de edad. Los niños con menos de 5 años representan
el grupo más sensible al contagio de esta enfermedad.
550 MILLONES
de personas se infectan de malaria anualmente. Hace 10 años, la cifra
era menor. Según Manuel Patarroyo, 300 millones de personas se
contagiaban; es decir, la propagación casi se ha duplicado.
FICHA PERSONAL
Nombre: Manuel Elkin Patarroyo Murillo
Nacimiento:3 de noviembre de 1962, Ataco, Colombia.
Descubrimiento:Vacuna contra la malaria
Doctorados: Ha recibido 27 doctorados Honoris Causa
Premios: Le han otorgado más de 50 premios, entre ellos, el Príncipe de Asturias.