Binóculo Nº 444

La prohibición del Bicarbonato de sodio

El Bicarbonato de sodio es una de las maravillas de la naturaleza. Por años, la ha utilizado el hombre para resolver diversos problemas en el organismo. Más avanzados los estudios, hoy día, aseguran que no solo es un preventivo del cáncer, sino que cura algunos de ellos, entre otras bondades.

Pero también sabemos que por años ha formado parte de la culinaria. Si usted cocina granos, cuando los monta en la candela, le echa una cucharadita de bicarbonato. Éste tiene un efecto mágico para el problema de los gases y la flatulencia que es tan incómoda. También se usa como un asistente de la levadura (en realidad no lo es) para hacer pan de trigo y en postres. Pero es una maravilla para el malestar estomacal. Sobretodo para quienes comen después de las cinco de la tarde, alimentos muy pesados, que le genera una serie de gases sumamente desagradable. Basta con verter una cucharadita en media tasa de agua, batirlo y tomarlo. En menos de diez minutos la persona se siente bien y sin esa pesadez estomacal. Todo el que hace paseos recurrentes por la cocina, sabe que el Bicarbonato es una maravilla para muchas cosas, y que además, es una medicina extraordinaria porque cura, pero no es invasiva. Tiene seborrea, frótese el cuero cabelludo con bicarbonato, tiene micosis en las uñas, haga una pasta de bicarbonato con cristal de sábila y verá los resultados. Esa misma pasta funciona para los flujos vaginales, porque se puede aplicar con confianza ya que no tiene ningún efecto secundario.

Y uno de los mayores descubrimientos es la combinación de bicarbonato, con limón y jengibre, extremadamente caliente, tomado tres veces al día, mata el Covid. Pero, además, y muy importante, sube las defensas. Esa misma fórmula, por cierto, está considerado como uno de los más poderosos quimioterapéuticos. Simple y sencillo. No es invasivo, es alimenticio, es un poderoso preventivo y cura el cáncer, contra cualquier pronóstico de la medicina alopática.

Pero resulta que este sábado, cuando fui a comprar mis acostumbrados 200 gramos de bicarbonato, que no son nada barato, me encuentro con la sorpresa de que el gobierno lo considera un producto estratégico para hacer droga. Me quedé de una pieza cuando vi el comunicado pegado en la pared del negocio. ¿Esto es en serio? Pregunté. Ahora es que el gobierno se viene a dar cuenta de que es un producto para hacer drogas. Claro que no lo creo. Porque si así fuera, entonces el gobierno deberá prohibir mucho de los productos que se utilizan para la industria pastelera, porque todos son químicos y algunos realmente tóxicos, como el Agar-Agar, que es esa especie de gelatina que le echan a las tortas, que es un polvo para diluir en agua caliente, pero que olido tal como se vende, produce un efecto terrible en un adicto.

Por supuesto que no creo nada de lo que dice el gobierno. Y de inmediato comencé a sacar mis conjeturas. Como sabrán, contrario a lo que se cree que el narcotráfico y las armas, son las mayores fuentes de riqueza del mundo, son los medicamentos la mayor fuente de riqueza. Son las poderosas trasnacionales de la medicina, las que imponen leyes, financian Golpes de Estado y congresistas. Ese poder extendió en este último año, con la alianza de algunas de estas trasnacionales, con las trasnacionales de los alimentos, sociedades extremadamente peligrosas que operan en función de sus intereses, pero en contra de la humanidad. Entre los medicamentos más caros que utilizan las personas, están los tratamientos para el cáncer. Si en realidad es posible curarlo con prácticamente nada, como es un jarabe casero de jengibre, bicarbonato y limón, para qué pagar esas cuantiosas sumas por medicamentos que no solamente no lo van a curar, sino que lo matarán. Por supuesto que hay muchos métodos para curar el cáncer, como por ejemplo los pares biomagnéticos, que no cuestan nada, pero persiguieron a su inventor el medico mexicano Roberto Goiz Durán, incluyendo amenazas de muerte, porque había curado incluso pacientes con sida, en ese país.

Quienes conocemos un poco del mundo de la medicina, sobretodo los yerbateros como yo, sabemos de lo que son capaces las transnacionales, sabemos cómo compran médicos, diputados y gobiernos, para que: receten sus medicamentos, legislen a su favor y decreten sus deseos. Es ahora cuando viene la excusa de que el bicarbonato se usa como componente de la droga. Nooo, claro que no lo creo. El bicarbonato es un medicamento y es un alimento, y soy un convencido de que su prohibición obedece a la petición de las trasnacionales a algunos tarifados del gobierno, que ni son revolucionarios, ni operan en función del pueblo.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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