¿Y dónde están los chavistas arrechos?

¡Qué tal, camaradas! Siempre pensamos que ser de un partido –nunca estuve inscrito en uno– no debe ser por aproximación a las mieles del poder. Todo mundo quiere ser jefe, aunque sea de un comité de un barrio. De una cuadra. Si no, no.

La mayor de las veces es porque la captación a las filas va precedida por un acto de viveza de alguno. Del que capta porque hace actos de proselitismo que le valdrán un reconocimiento y, tal vez, un ascenso. Y muchos de los captados porque conseguirán alguna prebenda. Algún beneficio. Generalmente prometido.

La mayoría va por los beneficios. Por evitar quedar fuera… fuera de ventajas.

Recuerdo cuando apareció el MVR, comenzamos a reunirnos en lo de profesionales y técnicos (me refiero en Anzoátegui). Era una especie de avalancha de buscadores, unos más entusiasmados que otros, más pasivos. Pero ahí. Estaban los líderes emergentes, los más metidos de siempre. Desde alguno del MBR 200 hasta los de la UDO fuente y frente de luchas estudiantiles. Los de izquierda, pues.

Los que teníamos más años de graduados en otras universidades queríamos escuchar. Además, no parecer arribistas en un nuevo movimiento. Viendo y escuchando y contactando nos fueron poniendo en antecedentes de apetencias. Fulano quiere ser alcalde de tal, el otro de aquella. Hay que cuadrarse con sutano porque… conoce a Chávez. O a Miquilena. Y así la cosa.

Otros estimando ser considerados para diferentes cargos públicos. Tal vez sonaba lógico, muchos nunca fueron considerados para nada con los gobiernos de la IV. Los menos conocidos en sus luchas solapadamente se ubicaban por algún amigo o un familiar.

En mi caso, como ingeniero civil, me comporté como un mercenario de la carrera. Y no es que me vendía, es el término que aplico para expresar que me contrataban como ingeniero residente algunos que, sin saber nada de construcción, abogados inclusive, eran favorecidos con algún contrato. “Yo conozco a un ingeniero…” y venga el trabajito.

Y nada de inscribirnos en partido. “Mira que eso ayuda” Además, con los años comencé a ser columnista del diario EL TIEMPO, de Pto. La Cruz y mucho menos. Cómo darle un contrato a alguien que escribe libremente en contra de los negociados y de la corrupción.

Por otra parte, jamás estuve de acuerdo con estarle regalando nada a ningún fiscal o inspector de obra. No de nada. Menos tener que dar porcentajes para que, con la conchupancia, te den contratos los agentes, los politiqueros, los gobernadores o alcaldes. Bien lejos del “cuánto hay paeso” O del seguro 10%.

Las comisiones, la colaboración para el partido, para la campaña, eran, sí, una forma normal de crecer como ingeniero. Como empresario. Fuimos negativamente comparados económicamente, en el concepto crematístico de la prosperidad, con contemporáneos colegas “exitosos”, millonarios los más. Casos se daban de sociedades donde uno era adeco y el otro copeyano, yunta ideal.

Pero, perdonen la modestia, en más de un caso me buscaron como outsider para atender una obra técnicamente enculebrada. De ahí el término mercenario que mencioné. Eficiencia. Lo que he hecho es ganarme la vida haciendo que otros ganen mucho.

Bien, me desvié un poco. Decía que en las reuniones de profesionales y técnicos del MVR sentimos que estábamos en presencia de buscadores de posiciones, al mejor estilo de la IV. Todavía guardo de recuerdo la planilla de inscripción.

(En el PSUV, por primera vez, me inscribí, pero no ha pasado nada)

Y seguíamos escribiendo a favor del proceso y discutiendo. Y con un programa de radio –de los dos me sacaron– Y trabajando con grupos o comunidades. Fui asesor de Círculos Bolivarianos cuando estuvieron bien estigmatizados, con Raquel Torres, camarada luchadora social. Ese fue uno de los primeros encuentros con Tarek recién llegado a Anzoátegui como candidato.

Bien. Cuando el fatídico abril de 2002, fui de los “revolucionarios” –casi todos– que vimos la movilización golpista por televisión, como si nada. Esperando a ver qué pasaba. Y el 11, hasta con cotufas –exagero como crítica– observamos la concentración en Pdvsa Las Mercedes y las manos alzadas y los dedos índices que acompasadamente acompañaban los gritos de “hacia Miraflores” “todos a Miraflores”

“Coño, tremenda movilización” y más cotufas. Y cachuchapatrás alzao en el camión con el megáfono. Y ver al binguero ctvista y su envalentonada verruga luego de su contacto con CAP. Y el general–que se metió a militar patapásela con las gorras– y muñequitoetorta, blanquito, indicando que pasaran el humo lacrimógeno. Y todos como unos bobos.

Ahí nos quitamos el sombrero con los de la Baralt y puente Llaguno

El día 12, con las alas por el suelo, con los ojos húmedos, lleno de desesperanza –tantos años de espera, de ilusiones y zás– Eduardo Andrés, mi hijo mayor, me anima: “Vamos, papá, vamos… nada hacemos acá en la casa. Vamos”

Y llegamos al elevado de Puerto La Cruz, donde se congregaba un grupo de pueblo. Y vociferamos. Una estrategia determinó que nos fuésemos a la Plaza Bolívar. Y coreamos consignas, medio alertas, medio asustados, no sabíamos nada.

Por cierto, pude reconocer a muy pocos profesionales. Neyra Fuenmayor, actual directora del Minamb con su esposo Luis Sánchez, actual asambleísta nacional por Anzoátegui. Pero, quién viera a los ausentes dándoselas de revolucionarios. No se quitan una gorra roja y, cual Superman, abren sus camisas dejando ver la imagen del Che.

Nos volvió el alma al cuerpo cuando avisaron que podíamos regresar a nuestras casas porque parecía que Chávez había sido liberado. ¡Carajo, qué emoción! Y vengan los abrazos. Y más abrazos con la familia, esta vez viendo las imágenes de la resurrección.

En más de un artículo en estas páginas revolucionarias he alertado cuando -como siempre- hemos estado amenazados con agresiones, inclusive de invasión de marines. Que no nos quedemos como simples espectadores de televisión, otra vez. Con cotufas.

Nos preguntamos si, además de darle fuerza de una vez por todas a la ideologización, el PSUV no irá a servir para algo más que para las elecciones y lucimiento de los dirigentes. ¿Cuáles son las instrucciones para la movilización? Miren que hemos leído un macabro plan de acciones desestabilizadoras.

Para cerrar el comentario de abril, esa situación de pequeños grupos de presencia para la defensa se repitió cuando el Traidor paro petrolero. Conformamos el equipo de vigilia permanente en los portones de la Refinería, y en la redoma de Guaraguao, ruta al edificio sede de Pdvsa. En ocasiones nos enfrentamos a las hordas de David de Lima, gobernador, y a los gases lacrimógenos.

Sólo vimos a unos cuantos. Muchos andan bien enchufados. Otros, aparte de los constructores de oposición porque cuentan con los equipos de construcción y el billete de la IV, con sus contratos. Sus camionetotas antipueblo.

La arremetida contra Chávez, contra la Revolución, contra nuestros sueños parece que será arrecha. Los dirigentuchos cadáveres y los zombis emergentes están resteados. Siguen apoyados y ganando la guerra de cuarta generación, que pesa que jode.

¡Patria, socialismo o muerte! y si nos apendejeamos, no nos preparamos y no nos organizamos dejándolo todo a parte del pueblo caraqueño, nos costará el ¡venceremos! Ojo.

edopasev@hotmail.com


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Eduardo Palacios Sevillano

Ingeniero Civil. Escritor y caricaturista. Productor radial y locutor. Miembro de la directiva de la Orquesta Sinfónica del Estado Anzoátegui. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Edo. Anzoátegui. Coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Anzoátegui.

 edopasev@hotmail.com

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