Ante el inminente llamado a “la tragedia nacional”

Ricardo Adrián a Maduro: debemos intervenir las empresas capitalistas de alimentos

"... los obreros para poder construir una salida propia deben perder toda confianza en los privados, deben reconocerlos como sus verdugos históricos"

"... los obreros para poder construir una salida propia deben perder toda confianza en los privados, deben reconocerlos como sus verdugos históricos"

Credito: Yosmary Delgado

La crisis de la economía es el principal problema al que se enfrentan los venezolanos, muchos son los argumentos que copan el debate, la derecha ha logrado llevar al sentido común la idea que la crisis actual se debe a la política de expropiaciones que ha dirigido el gobierno nacional, basados ellos, en esta victoria explicativa se dispone en la Asamblea Nacional con mayoría contrarrevolucionaria a aprobar la “ley de producción nacional” con efectos de reversión expropiatorias de las unidades bajo control estatal a sus antiguos dueños, entre tanto, los trabajadores que sufren los efectos de la crisis capitalista y son sometidos a despidos masivos, acosos laborales, imputaciones de delitos no cometidos por los obreros, cierres fraudulentos de empresas entre otras acciones, comienzan a ver en este debate, el gran quid del asunto.

Ricardo Adrián, vocero del Consejo Revolucionario del Poder Popular, organización que ha impulsado programas como el SACO (Sistema de Abastecimiento Comunal) en Carabobo y distintas movilizaciones para denunciar las tendencias hostiles que emplea la burguesía contra el pueblo trabajador en medio de la crisis, afirma en la siguiente entrevista, que nos enfrentamos a una crisis mundial del capitalismo, en la que miles de trabajadores son echados a las calles cada minuto, se destruyen fuerzas productivas, y en el que los monopolios transnacionales recolonizan el mundo para concentrar cada vez en menos manos la producción mundial. Por ello caen los precios de las materias primas y los outsiders (empresas no imperialistas) son asediados y sometidos a grandes presiones para su quiebra o anexión. Explica que “esta es la crisis a la que nos enfrentamos el pueblo trabajador latinoamericano, y nuestra situación no va a mejorar en el marco del capitalismo” y que ante el inminente llamado a “la tragedia nacional”, debemos intervenir las empresas capitalistas de alimentos para salvar al pueblo de la miseria y la marginación.

¿Que entendemos por las expropiaciones, tienen relación estas medidas con la crisis actual?
Las expropiaciones en el caso venezolano no son como se les presenta ante la opinión pública, como un arrebato hostil al empresariado que “sí sabe producir” y la llegada de funcionarios ineficientes que asumen la gestión de las mismas.
La verdadera situación es que tales medidas se han hecho en protección por parte del Estado Nacional a grupos de trabajadores una vez que se enfrentan a cierres fraudulentos por parte de los patronos y por ende al desconocimiento de sus pasivos laborales.

Cabe destacar que la expropiación es una medida del Estado, en la que a través de una intervención administrativa y a partir de un arbitraje jurídico se contempla el pago por el costo de la unidad productiva, en la medida en que se reconoce los pasivos laborales de los trabajadores. Hay que señalar que la medida ofensiva es la confiscación, en la que por preservar la soberanía agroalimentaria por ejemplo en esta coyuntura, el estado interviene sin pagar la unidad productiva que ocupa.

¿Cuando un patrono abandona una unidad productiva?
Cuando su tasa de ganancias se reduce y la capacidad de acceder a bienes e insumos (tecnologías, materias primas, fuentes de financiamiento) se ven mermados ante la centralización creciente que imponen las grandes compañías transnacionales en el mercado mundial, estos empresarios no monopólicos, son forzados a desinvertir en nuevas maquinarias y por ende sus costes permanecen altos, lo que reduce su incidencia en el mercado. La claudicación a la que son llevados estos burgueses tratan en todo momento de hacerla recaer sobre los hombros de los trabajadores, generándoles peores condiciones laborales, desconociendo y vulnerando sus derechos, hostigándolos, haciéndolos renunciar por separado y bajo presiones hasta llegar al cierre fraudulento, lo que en el fondo constituye no asumir los pasivos de los trabajadores y logrando mediante argucias jurídicas mantener bajo propiedad las instalaciones y medios de producción que en el hecho abandonan.

La derecha afirma que las empresas recuperadas han sido quebradas, que las expropiaciones constituyen un atraso y que son inferiores al control privado de las mismas.
Este es el principal foco contrarrevolucionario de la argumentación de la derecha, cuyo fin es sepultar la idea del socialismo y la inalterabilidad de la propiedad privada. Y es una gran mentira. A nuestro juicio la comparación exacta debe centrarse en que los privados quebraron la empresa, en la mayoría de los casos canibalizaron las maquinarias y dejaron en la calle y sin pasivos a los trabajadores, por el contrario, el estado reconoció esos pasivos, les devolvió al empleo, mantiene (con o sin subsidios) las operaciones que se traduce en presencia de productos en los sistemas distributivos de la nación y estos hechos hacen superior a las empresas estatales a las privadas. Lo que falta por demostrar es que un sistema de economía comunal puede garantizar los bienes fundamentales y servicios que el capitalismo hoy está dejando de preservar y suministrar, y este es el desafío de los trabajadores, campesinos y comunidades y no de los funcionarios del estado nacional.

¿Son las expropiaciones un hecho de conciencia revolucionaria de los trabajadores?
En muchos casos no. Habría que concebir la conciencia como un estadio de las reflexiones y de la práctica obrera en la que se comprende un conjunto de opresiones sobre las que se decide actuar en su resolución. Muchas veces, cuando los trabajadores piden la expropiación de una empresa, no objetan la división del trabajo, no aspiran a dirigir colectivamente las operaciones de la misma, no existe un criterio de cómo organizarse en áreas de producción para controlarla, ¡no! Más bien, es la instintiva defensa del empleo y la sustitución de un patrono que los ha abandonado por otro con un sentido “más social” que es el estado. No obstante, estos grupos de trabajadores si pueden alcanzar una conciencia revolucionaria en medio de los procesos de lucha, en su participación en las decisiones conjuntas de la empresa recuperada o en su relación contradictoria con los gerentes estatales que les usurpan las decisiones.

Sin embargo hay tomas de empresas cuyos trabajadores si son guiados por una profunda conciencia de control de la producción, de superación de la explotación capitalista y de asociación revolucionaria con otros trabajadores y organizaciones del poder popular con los que puedan cooperar. Este es el verdadero incendio tendencial de la conciencia de clases, ya que una empresa no podría funcionar bajo control obrero, de manera aislada, como una isla solitaria rodeada por el mar de las relaciones capitalistas, por el contrario, estos trabajadores deben propiciar una ola de acciones tendientes a que otros hermanos de clase se rebelen y rompan con el dominio capitalista en la producción.

¿Cuál es entonces el problema con las expropiaciones?
El problema de las expropiaciones es que no hay una política de expropiaciones o de confiscaciones, desde el gobierno no hay una visión clara sobre cuál es el sujeto directriz de tales políticas, ni existe un sistema alterno al capital en que los procesos productivos estén protegidos de las dinámicas monopólicas de los privados y del mercado. Por eso, hacemos el llamado al presidente Maduro a confiar en el pueblo trabajador y en su capacidad para avanzar en las dificultades como ha sido el caso de Proletarios Uníos, Beneagro, entre otras que han encarnado el ejemplo de los trabajadores de Pdvsa que 2003 arrancaron la empresa en medio del sabotaje imperialista.
Es importante que desde el movimiento del poder popular (unión de los trabajadores, las comunidades, y los campesinos) se vaya construyendo el sistema económico comunal, que como reza en el artículo 2 de su ley: “el conjunto de relaciones sociales de producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios, así como de saberes y conocimientos, desarrolladas por las instancias del Poder Popular, el Poder Público, o por acuerdo entre ambos, a través de organizaciones socio-productivas bajo formas de propiedad social comunal”. Es en este sistema en el que deben enmarcarse las nuevas empresas recuperadas por la lucha obrera, cuya vanguardia y gestión la lleven los consejos de trabajadores (dirección colectiva) en conjunto con otros trabajadores y organizaciones del poder popular que tiendan a organizar la producción científica, una nueva vocación y estímulos en el trabajo, orientar la producción a las necesidades.

¿Cuál es el escenario para el ascenso de tal sistema productivo?
El escenario ideal es la crisis del capitalismo y la guerra económica, pues los obreros para poder construir una salida propia deben perder toda confianza en los privados, deben reconocerlos como sus verdugos históricos, deben reconocer las tramas de opresión que operan contra ellos, y eso sólo puede darse en épocas de crisis estructurales como la que estamos atravesando. La dificultad radica, en que el pueblo trabajador debe construir una gran fé en lo que su unidad consciente puede lograr, pues las soluciones nunca vendrán ni del patrón burgués, ni de ninguna fuerza externa del estado o de otro estado, podría deducirse que en medio de la actual situación, sólo el pueblo salva al pueblo dice el refrán, nosotros agregamos sólo el poder popular salva al pueblo.


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