"La Pastora tiene una Junta que la cuida y la protege"

 

Resistencia y lucha son dos palabras que caracterizan al lugar que guarda "los orígenes de la ciudad". En su seno se forma "una generación de relevo que realmente tome el testigo y siga"

Caracas (1957) es el nombre del texto en el que Mariano Picón Salas cuenta cómo, de 1945 a 1957, "los caraqueños sepultaron con los áticos de yeso y el papel de tapicería de sus antiguas casas todos los recuerdos de un pasado remoto e inmediato". Sin embargo, casi un par de décadas más tarde la parroquia La Pastora se negó a seguir ese ejemplo.

En ese entonces la avanzada de la picota demoledora fue denominada "progreso" por quienes ejercían el gobierno. De acuerdo con el plan, los escombros de las históricas casas de Sabana del Blanco y de la Calle Real – en principio – inaugurarían una nueva época.

"Todo el mundo se paró en pie de lucha". Las familias atravesaron los zaguanes de sus casas y salieron a la calle con la misma consigna que hoy enarbola Gisela Millán: "La Pastora dice que podemos vivir el presente sin enterrar nuestra historia".

NO ES LO VIEJO NI LO NUEVO

Gisela Millán es profesora de historia y pastoreña. Nació hace 71 años en la parroquia que guarda "los orígenes de la ciudad". Tenía 30 años de edad cuando salió en defensa de la casa de sus padres y de la tierra – comprada por su abuela – sobre la cual la construyeron.

Pero además del patrimonio familiar, estaba el colectivo. La herencia que une a cada uno de los habitantes de la montañosa parroquia dueña de la Puerta de Caracas.
La arquitectura colonial, las apretadas calles y el cofre de hechos y personajes que atesora nombres como el de Simón Bolívar, José Félix Ribas, Jacinto Convit, Arturo Michelena, José Gregorio Hernández, Boves y Pacheco, entre otros, son parte del acervo que las pastoreñas y pastoreños se negaron y se niegan a sepultar.

El mensaje que puede enviar esa parroquia a Caracas en sus 448 años es que "un pueblo sin historia es un pueblo sin nada". Millán es enfática cuando advierte que perder el patrimonio "no es ni siquiera empezar de nuevo, es simplemente quedarse sin nada".

A quienes los señalan como opositores de la modernización, ella solo responde que "no se trata ni de lo viejo ni de lo nuevo, se trata de la esencia y los orígenes de la ciudad, de nuestra historia, de nuestra identidad".

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*Se adjunta imágen de la Iglesia de la Divina Pastora, donde se observa su impeccable estructura durante los años 50, como pilotes y barandas de la Plaza José Felix Ribas en perfecto estado de conservación para la época, espacio que hoy se encuentra en total abandono.

lapastoraresiste@gmail.com

 



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