El desarrollo del Sistema de Economía Comunal es el futuro productivo del socialismo venezolano, pero ello requiere cambios significativos en el paradigma dominante vigente en la institucionalidad y realidad actual, que de continuar dominando lo único seguro sería su intranscendencia. En tal sentido, se requiere impulsar una agenda para la superación de los paradigmas dominantes, dejando abiertas opciones donde aún no tengamos claridad, pues sólo así la acción revolucionaria será superior, en esta materia, a lo desarrollado por las políticas durante la IV República.
Si no planificamos, podemos llegar a cualquier lado, sin darnos cuenta, y lo más seguro al fracaso. Las actividades económicas pueden oscilar desde los bienes-salarios hasta productos tecnológicos, sólo deben limitarlas la realidad. La localización, no necesariamente es el territorio de la Comuna, pues ello es un límite autoimpuesto, y la misma debe considerar la protección del desarrollo urbano de los centros poblados. De igual manera, puede ser antieconómico obligar a que todas las comunas desarrollen actividades productivas en sus propios territorios. La escala de producción en un punto entre capacidades de los productores y las necesidades del mercado.
La economía comunal es el pueblo organizado con poder económico, como clase obrera, para superar tal condición. La economía es en sí misma democrática y contribuye a la democratización del mercado, donde se maximiza el interés de la comunidad y de los productores simultáneamente, ello orienta la forma de remunerar el aporte laboral del productor, porque su fuerza de trabajo es un “factor” propio de la empresa, por lo tanto no es salario, ni costo, sino que debe remunerarse en función a los excedentes.
