Sujeto prevaricador fortuito del canal globoterror

Oswaldo Álvarez Paz un mercenario de la decadencia puntofijista

Este individuo fue en la era del bipartidismo un poderoso político llevado de la mano por Rafael Caldera dentro de las filas de Copey como estudiante extravertido y después abogado salido de LUZ y como tal ostento cargos de importancia en el cónclave de los períodos de gobierno de AD-Copey y viceversa, dentro de la IV-R. Dado y revestido de su lealtad con el jefe y obediencia ciega a su persona como autoridad única del Partido Socialcristiano Copey, escaló posiciones importantes que dejan mucho de desear de sus méritos propios para gobernador del Zulia y diputado y presidente de la Cámara baja del Congreso Nacional, que para optar a ellos, hizo bellacas felonías con diversos compañeros que se llevó por delante de la camada de prospectos políticos en esa furia de reacomodo entre “Delfines” y “Araguatos” que siempre estuvo presente en la disputa interna por la cima, para lograr la más mínima confianza del precursor y fundador del partido verde que, como secretario absoluto, marcó distancia entre sus miembros y, se hizo de la batuta directriz por muchos años hasta su separación, para luego fundar Convergencia con el que llegó nuevamente al poder, apoyado por el “Chiripero”.

Álvarez Paz siempre se ha destacado por su modo de actuar y ser de un mediocre endemoniado de ideas proyanqui enlazadas en la política venezolana. Generalmente actuando como un resentido inescrupuloso dentro del marco reaccionario al aspirar a la presidencia en el año 1993, siendo derrotado por su padre político, llegando en un tercer lugar, hasta el sol de hoy no le reconoció el triunfo a Rafael Caldera, lo cual lo define como un personaje puntilloso, mal balanceado y reacio a la convivencia que une a los seres humanos de su clase y a la pulcritud negativa de involucrarse en situaciones en contra del país y de sus gobernantes, los que ha llevado adelante con voluntaria y regocijada actitudes que lo plasman en la encrucijada de un golpista consumado, sobresaturado de inherencias a favor del imperio gringo y de otros países a los que compromete como enemigos de Venezuela.

En su récord se destaca su clientelismo y fanatismo por lo prosaico, desbarajuste que lo convierte en un dipsómano consuetudinario hasta el extremo que en su debilidad al escocés en una de sus andanzas como candidato en 1998 a la gobernación del Zulia, la puso al tratar de iniciar un proceso de llevar adelante la creación de las Regiones Autonómicas, lo que para él significaba “Mucho más que la descentralización y un poquito menos que la independencia” por supuesto para la región zuliana, lo que no llamó la atención de las fuerzas vivas –políticas y económicas- de ese estado y, desde allí dejó de ser apreciado por ese pueblo.

Después de tanto desespero político, rompe con Copey y crea su propio partido (que no sabemos si todavía existe) “Alianza Popular” en mayo de 2005 y de allí se volvió un bastardo de los caminos infieles a la democracia que sustenta a la Nación y vive de confabulación en confabulación de todo lo que huela al presidente Chávez.

Álvarez Paz como pueden ver no es ningún advenedizo en el arte de la política diabólica, se inserta de tal manera en ella que no hay espacio que no lo tome en cuenta para que dispare su ensarte de porquerías que, como espirales maquiavélicas penetren en la lujuria de los necios de espíritu que se chamuscan al calor del odio y de la intriga, que hunda la solidez de muchas instituciones de Venezuela, dándole razones al desprecio que nos confronta gratuitamente e interesadamente en mal ponernos ante el mundo. Le divierte ese afán de bajeza patriótica

Álvarez Paz es un esmerado pusilánime de rebuznos foráneos que en una resaca es capaz de asinus asinum fricat que lleva por dentro en su amarga condena inmoral. No hay que perderlo de vista porque anda herido de impaciencia en complicidad con otros Estados y está sirviendo de puente ejecutivo con sobradas malas intenciones dentro de la injusticia social que deprima al pueblo de Simón Bolívar y no le será fácil dejar de fornicar con la deontología humana como buen capcioso de utilería yanqui, para ganar prebendas mediáticas. Jamás ha sido enfrentado políticamente en su campo de acción difusa y, con esa libertad se ha distraído para avasallar al que le plazca y, en particular el Comandante Chávez, el que le hiede en su suerte de murmurador como gorrón exquisito de jure.

No ha dejado este personaje de la pantomima sin ley de tratar de vituperar a sus anchas al presidente Chávez y siempre lo ha tratado de involucrar en todas las ignominias que le dictan en la capitulación de su ser desde afuera y, eso ha sido una constante siempre en programas de primer plano del ayer y, actualmente en entrevistas de tv y artículos publicados en diarios e Internet.


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Esteban Rojas


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